Toda idea nueva surge siempre de una pregunta. La idea intenta trazar un camino de resolución de ese interrogante. Desde hace varios años un grupo de actores del campo educativo se vienen preguntando por el lugar que se les da a las infancias y a las adolescencias en nuestra sociedad, es decir, cómo ejercen su ciudadanía los niños, niñas y adolescentes.

Las fotos de esta nota corresponden a las miradas de niños y niñas expresadas a través del espacio taller Dibujos de Luz.

Foto: Ludmila, 6 años

Texto de la licenciada en Trabajo Social Nadia Alonso y del licenciado en Psicología Fabricio Fiochetta

Atentos a que en la provincia de Mendoza existen muy pocos espacios de protagonismo real para las infancias, se comenzó a pensar de qué manera generarlos y producir un impacto positivo en el ejercicio de su ciudadanía. En este sentido, el Lic. Fabricio Fiochetta, psicólogo, junto a otros profesionales comenzaron con una pequeña experiencia de radio que se generó en el Centro Preventivo y Asistencial de Salud Mental Infanto Juvenil N°9 de Tupungato, en el año 2017. Con los y las adolescentes que asisten a este centro se comenzó a gestar El Árbol Rojo, un programa de radio semanal en el cual adolescentes de la comunidad proponen temas de debate y discusión. Actualmente El Árbol Rojo cuenta con dos espacios radiales: la FM Cerrillos 107.3 de Tupungato y en la FM Latinoamérica 102.9 de San Martín, además de radios abiertas y cobertura de eventos.

En 2018 un grupo de profesionales y actores del ámbito educativo y cultural constituyen Fundación Pulso Educativo, una institución dedicada a promover una educación de calidad a través de la equidad, la sostenibilidad, la participación y el empoderamiento, la ampliación de capacidades y el respeto por los derechos humanos. En 2018, esta organización y la Lic. Nadia Alonso, Trabajadora Social, llevaron adelante el taller de fotografía Dibujos de Luz, en el Centro Cultural Lagunita de Guaymallén.

La idea de protagonismo infantil no se refiere únicamente a la participación de niños, niñas y adolescentes en la toma de decisiones ni tampoco a su condición de sujetos de derecho, sino en la conformación de agentes propositivos, quienes se posicionan frente al mundo desde una mirada en particular, donde se mezclan cuerpos, cantos, silencios, miradas, olores, y sabores. Eligieron la fotografía como camino porque la fotografía es dibujar, porque si alguien sabe de dibujos son las infancias, porque es también un modo de hablar y de comunicar, y porque las infancias tienen mucho para decir.

Paraguas de vaquita de San Antonio. Foto: Iván, 6 años.

¿Por qué, entonces, no invitarles a dibujar con luz? Este espacio fue pensado para crear, para jugar y para inventar, desde su realidad y su emoción, desde su mirada y desde su altura, desde donde ven lo que otros no vemos. Como fruto de esta experiencia en diciembre de 2018 se creó una agenda y la muestra fotográfica itinerante Protagonistas, llevando la mirada y las voces de los niños y niñas a miles de personas.

Desde marzo de 2019 la Lic. Nadia Alonso y el Lic. Fabricio Fiochetta llevan adelante un espacio radial para darles voz a niños, niñas y adolescentes que transitan por las escuelas de Guaymallén, todos los jueves a las 9.30hs en el programa La Diaria de FM La Mosquitera 88.1.

En el galpón. Foto: Luna, 6 años

Aún estamos lejos de que los niños, niñas y adolescentes tengan representación política como colectivo, es decir, que tengan voz y voto en las cuestiones que afectan a sus comunidades. Pero mientras tanto los adultos algo podemos hacer: generar espacios de participación protagónica con los lenguajes más diversos y creativos, para que ellos y ellas, las nuevas generaciones vayan adquiriendo mayor empoderamiento.

¿Cómo han sido consideradas las infancias a través de la historia?

Mejores amigas. Foto: Emma, 7 años

Preguntarnos por el ejercicio de la ciudadanía de niños, niñas y adolescentes implica conocer los diferentes paradigmas que se encuentran en tensión en este campo. Estos paradigmas responden a construcciones históricas y sociales desde las que se define qué es un niño, una niña, un adolescente, y sus formas de participación. Comprender las diferentes concepciones que se han dado a través de la historia y las culturas permite entender los diferentes tratos que se dan a este colectivo. Dicho de otro modo, la forma en la que se piensa y se habla socialmente sobre la niñez y la adolescencia es la que determina la forma y el sentido que tendrán las políticas destinadas a estas y sus espacios de participación en las familias, en las escuelas, en las comunidades.

Foto borrosa que no se deja ver. Foto: Iván, 7 años

Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX la infancia desamparada es asistida por organizaciones religiosas y de beneficencia, que brindaban más apoyo espiritual que material porque se consideraba necesario minimizar los efectos que producía la debilidad moral a la que estos niños, niñas y adolescentes estaban expuestos. Se consideraba que la pobreza era consecuencia de la incapacidad de las personas y no de la desigualdad o la injusticia social.

Las patas de la Indi. Foto: Agustín, 3 años

A principios del siglo XX el Estado busca dar una respuesta a esta niñez y adolescencia en condiciones de pobreza, cuya situación concebía como irregular, meritoria de control y medidas disciplinadoras de re-socialización, que debían ser implementadas por instituciones creadas a tal fin ya que, desde esta perspectiva, se consideraba que las familias pobres estaban incapacitadas para cuidar y educar apropiadamente a sus hijos.

Brazo humano. Foto: Agustín, 3 años

En el año 1919 se dicta la Ley N° 10.903 de Patronato Estatal de Menores, también conocida como Ley de Agote, por ser el Dr. Luis Agote, médico y diputado conservador por la provincia de Buenos Aires, quien la había presentado (en cuatro oportunidades, desde al año 1910) en la Cámara de Diputados. Esta norma reflejaba la representación hegemónica de niñez en esa época, que se sostuvo en la doctrina que se conoce como “de la situación irregular”.

Las rocas de la Tierra. Foto: Emma, 7 años

Lejos de lograr la igualdad y el acceso a los derechos de la infancia, esta ley generó aún más segregación de los niños y niñas pobres, considerados “menores” y, por ende, objeto de control social. Asociada a esta perspectiva, se creó el Juzgado de Menores, que daba la posibilidad a los jueces de disponer de la vida y el destino de los niños, niñas y adolescentes desamparados que, una vez separados de sus familias, podían ser entregados a la tutela de “(…) una persona honesta, pariente o no, o a un establecimiento de beneficencia, privado o público, o a un reformatorio público de menores” (Ley N° 10.903 del Patronato de Menores, art.15). Dicho de otra forma, los sujetos “menores” eran en realidad tratados como “objetos de tutela”, disponiéndose de ellos en muchos casos con gran arbitrariedad.

Vías del tren rocosas. Foto: Agustín, 3 años

En el contexto internacional, la Declaración Universal por los Derechos Humanos (Organización de las Naciones Unidas, 1948), brinda un marco de acuerdo para empezar a pensar los derechos como integrales e indivisibles, estableciendo, a su vez, la dignidad, la equidad y la justicia social como principios universales. No obstante, es recién en 1959 que los Estados que conformaban la Organización de las Naciones Unidas firman de manera unánime la Declaración por los Derechos del Niño, que presenta una lista de derechos reconocidos para la niñez y la adolescencia. Aunque en términos estrictos es con la firma de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (1989) –en adelante CIDN- que es posible hablar del inicio formal del paradigma de protección integral de derechos.

Noche oscura. Foto: Agustina, 3 años

Durante el año 2004 ambas Cámaras trabajaron proyectos de Protección Integral de Derechos. Lamentablemente en esa oportunidad, la amenaza de reproducir la situación imperante a principios de siglo XX se impuso nuevamente. Mientras algunos trabajaban denodadamente para dar forma a una norma que representara los preceptos de la Constitución Argentina, otros grupos admitían discutir la protección integral de los derechos de la infancia en un marco de urgencia que implicaba generar políticas de seguridad sin abandonar el control social de la pobreza. Prevalecía nuevamente la doctrina de la situación irregular sobre el paradigma de los derechos humanos, la política focalizada y clientelar sobre la universalidad y la ciudadanía.

La media sanción votada el 1 de junio por Senadores, por unanimidad con los dos tercios de la Cámara, representó cabalmente al paradigma de la CIDN (1989). Diputados le dio sanción definitiva el 28 de setiembre del 2005 y fue promulgada por el Poder Ejecutivo como Ley N° 26.061, creando el Sistema de Protección Integral de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Terminaron así, al menos en el aspecto legislativo, 85 años de tutelaje y judicialización, dejando un saldo de 25.000 niños, niñas y adolescentes institucionalizados en todo el territorio nacional.

Para este nuevo paradigma de la protección integral dos contextos, por acción u omisión, se evidencian como escenarios donde los niños, niñas y adolescentes son privados del disfrute de sus derechos, la familia y la política pública a través de sus expresiones concretas: la escuela, los centros de salud, los servicios especializados, la dificultad para acceder y participar en espacios públicos, en propuestas culturales, entre otros.

Sol redondo abajo. Foto: Micaela, 5 años

La Ley N° 26.061 plantea que es deber del Poder Ejecutivo favorecer el acceso y permanencia en las políticas públicas universales de niños, niñas y adolescentes, para garantizar el ejercicio de los derechos a la educación, salud, al desarrollo humano y a cualquier otro aspecto atinente a los derechos civiles, sociales, económicos y culturales que complementan y apoyan la crianza de los niños  en su familia y en su comunidad. La voz de los niños, niñas y adolescentes en todos los asuntos que les conciernen, la aplicación de políticas públicas universales, la integralidad e interdependencia de los derechos, su exigibilidad, el apoyo a la familia para que esta pueda cumplir sus funciones de crianza y protección y la aplicación de medidas de protección integral y excepcional, constituyen ejes que guían la intervención pública, estatal y privada, en la promoción y protección de sus derechos. Luego, con el objeto de poner en movimiento estos principios en el marco de una estrategia institucional concreta, la ley prevé la construcción de un sistema que debe resultar en un nuevo andamiaje en el cual se sostengan organismos, actores, relaciones entre estos fijadas por procedimientos, programas, medidas, proyectos y prácticas sociales e institucionales.

Para Erika Alfageme, Raquel Cantos y Marta Martínez (2003) la concepción de los niños, niñas y adolescentes que instaura la CIDN les da muy poco margen para la participación, alejándolos de cualquier colaboración activa con la realidad social de la que forman parte. “Nuevamente han sido los adultos los que se han hecho cargo de los derechos de los niños; han dado un amplio espacio a los derechos civiles y a los económicos y sociales, pero un espacio demasiado limitado a los llamados derechos políticos expresados a través del derecho a la participación”.

Frente al enfoque proteccionista surge en América Latina, a partir de varias décadas de organización y educación popular, una nueva mirada sobre la niñez y la adolescencia, y sus formas de participación. Enrique Jaramillo García (2005) ubica en la década de los 60 y 70 el surgimiento de los movimientos sociales de los niños, niñas y adolescentes trabajadores y con ellos el paradigma del protagonismo infantil. Es definido como “una visión que contradice la idea de una infancia domesticada, obediente y excluida a favor de un nuevo concepto que considera al niño, niña y adolescente como sujetos sociales, actores sociales, sujetos políticos y económicos, con la capacidad de participar y de transformarla”.

Como señalan Alfageme, Cantos, y Martínez, este nuevo enfoque sobre la niñez y la adolescencia se centra en los niños, niñas y adolescentes explotados y marginados, quienes comienzan a empoderarse y a reivindicar su reconocimiento como sujetos de derechos capaces y protagonistas de su desarrollo.

 

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