El gobernador de Mendoza ratificó su intención de derogar la Ley 7722, aunque reconoció que todavía no cuenta con el consenso social para hacerlo. Ante un grupo de cien empresarios y periodistas de medios de comunicación hegemónicos, Suarez subestimó a la histórica pueblada que derrotó en las calles a la “Ley cianuro” y, con desopilantes argumentos conspirativos, atacó a desocupados, dirigentes sociales y ambientalistas, a quienes calificó de “violentos”, “infiltrados”, “detractores” y miembros de “grupos del miedo”.  “Iban a haber muchos heridos, quizás muertos en la calle”, sostuvo el mandatario para justificar por qué dio marcha atrás en su intención de autorizar la megaminería a cielo abierto.

Por Negro Nasif
Fotos de archivo: EL OTRO | Diciembre 2019

El viernes pasado el portal Punto a Punto realizó su acostumbrado Networking Day, el encuentro anual de las y los empresarios más influyentes de Mendoza, junto a un puñado de periodistas de medios hegemónicos de comunicación.

Esta vez la reunión exclusiva fue virtual y tuvo como principal protagonista al gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez, quien rindió cuentas sobre la agenda del establishment local.

Foto: Coco Yañez

“Hay un tema de mucha preocupación para los empresarios en general, y es la minería”, afirmó Mauricio Llaver, el anfitrión del evento, ni bien comenzó la charla con “el Rody”, como amistosamente lo trató durante toda la exposición.

“¿Considerás que la minería es un tema definitivamente cerrado en Mendoza?”, preguntó el periodista. De inmediato el mandatario comenzó a desgranar una serie de conjeturas e infundados argumentos para explicar el fracaso político de la “Ley cianuro”, al tiempo que atacó a quienes protagonizaron la histórica pueblada de diciembre de 2019, calificándolos de “detractores” y “profetas del miedo”.

Foto: Coco Yañez

Luego de ratificar su posición en favor de la derogación de la ley 7722, “guardiana del agua”, Suarez desarrollo una suerte de teoría conspirativa sin pruebas concretas que explicaría por qué naufragó su primera medida de gobierno.

“Lo que pasó después de que la ley fue aprobada creo que tiene que ver con fuertes lobbies que hubieron, pero por sobre todo con el miedo. El miedo es muy fácil difundirlo en una sociedad”, señaló el gobernador, subestimando a miles de mendocinos y mendocinas, de diferentes expresiones ideológicas, que durante días se movilizaron a lo largo y ancho de la provincia para rechazar la iniciativa acordada en la Legislatura entre el oficialismo y el Frente de Todos.

Foto: Cristian Martínez

“No hay manera de que el cianuro le gane al agua, sin lugar a dudas, era una pelea entre el bien contra el mal, por decirlo de alguna manera”, se sinceró Suarez al reconocer cómo las organizaciones ambientalistas y defensoras del agua pura ganaron el debate público, aunque el líder radical no se privó de esbozar toscas elucubraciones estigmatizantes: “Justo que estaban las manifestaciones en Chile, de pronto se produjo ese movimiento de las calles de Mendoza. La gente salía a protestar por cualquier otra cosa. Iban a las marchas los desocupados y se estaba generando mucha violencia”.

En esa línea de construcción de la idea de un supuesto enemigo violento influenciado por ideas foráneas, Suarez le sumó la existencia de presuntos infiltrados no mendocinos. Los mismos y viejos latiguillos que, por ejemplo, esgrimió el dictador Francisco Gabrielli para explicar el histórico Mendozazo de abril de 1972.

Foto: Seba Heras

 

Foto: Seba Heras

“La escalada de violencia iba a ser muy grande, teníamos informes de la policía de movimientos que venían de Córdoba, del sur del país, y movimientos también de infiltrados que nada tenían que ver con esto”, afirmó el líder radical, quien se manifestó impotente frente a tamaña amenaza: “No teníamos suficiente fuerza siquiera para frenar si la gente entraba a la Casa de Gobierno, iban a haber muchos heridos, quizás muertos en la calle y creo que fue prudente en ese momento retroceder porque no teníamos manera de resistir”.

En contraste con la versión conspirativa del gobernador, los hechos registrados por EL OTRO demostraron que las marchas de diciembre de 2019 fueron infiltradas, no por personas extrañas a la provincia, sino por policías sin uniformes, y que la violencia que provocó heridos y pudo causar muertes fue desplegada por las fuerzas de seguridad gubernamentales, las que reprimieron población indefensa en Casa de Gobierno, calles del microcentro y el nudo vial de acceso a la Capital.

Foto: Cristian Martínez

Sin ningún tipo de autocrítica ni aceptación de la contundente derrota política que le propinó la pueblada por el agua pura en las calles, Suarez insistió en que no estuvo equivocado en haber impulsado la derogación de la 7722, tampoco en su marcha atrás que, según adujo, fue “para preservar la paz social”.

Si bien afirmó “que es un caso cerrado el tema de la minería, por lo menos en mi gobierno”, planteó la necesidad de mantener abierto el debate y no descartar que la gente le pida que se habilite la megaminería a cielo abierto.

Foto: Coco Yañez

“Creo que es un debate que hay que ir dándolo desde la racionalidad, desde la ciencia, de lo cierto, de la comparación con otros lugares del mundo, tratar de entender que esto llegue a la población, no por el miedo, sino por el beneficio que puede tener para el desarrollo de Mendoza”, sostuvo el mandatario mendocino. “Creo que no es el momento político por ahora, más allá de la necesidad que existe en la pandemia, porque esos grupos del miedo están totalmente activos”, machacó Suarez como si estuviese hablando de células subversivas o terroristas, retórica que solían -y suelen- utilizar los gobiernos autoritarios para justificar la violencia política estatal y paraestatal.

“Habría que generar mucho debate político, mucha conciencia, mucha información, pero si vuelven los detractores, los profetas del miedo, va a ser muy difícil entablarlo nuevamente”, admitió, ante la élite económica de Mendoza, un gobernador que aún no está dispuesto a dialogar con las y los trabajadores y los sectores sociales y económicos no alineados con su proyecto neoliberal.

 

Fue represión

¡Volvió la ley!

 


 

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