Desde el comienzo de su gestión, el Gobernador Alfredo Cornejo prometió medidas represivas contra la protesta social. Hoy cumplió con creces. El Director General de Policías en persona fue el encargado de operativizar un grupo de infantes y bomberos para apagar unos troncos que estatales habían encendido frente a la Casa de Gobierno. El saldo: una decena de manifestantes heridos e intoxicados con gas pimienta.

La olla popular se fue armando desde temprano en las puertas de la Casa de Gobierno.
La olla popular se fue armando desde temprano en las puertas de la Casa de Gobierno.

Fotografías: gentileza de trabajadores del RENATEA Mendoza

Ayer, desde las 9 hs, un nutrido grupo de afiliados a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), acompañados por otras organizaciones obreras nucleadas en la Intersindical, encendieron tres fogatas frente a la puerta sur de la Casa de Gobierno. Una –la más grande- atravesaba media calzada de la Avenida Peltier. Las otras dos –más pequeñas- servían de fuego para una olla popular que comenzaron a cocinar desde temprano en el estacionamiento del Palacio de Gobierno.

La medida de protesta se realizó en el marco del “Paro activo nacional contra el ajuste y el tarifazo”, convocado por ATE. Los manifestantes reclamaban: apertura de paritarias, salario igual a la canasta familiar, reincorporación de los despedidos y el fin de la criminalización de la protesta social. El gobierno provincial les respondió con golpes, agua y gas pimienta.

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Un cronista de ElOtro fue testigo directo de cómo se fue pergeñando la represión. Pasadas las 11 la fiscal de Delitos Complejos, Claudia Ríos, se hizo presente en la calle Peltier. Allí verificó la fogata encendidas sobre la avenida y dialogó con la dirigencia sindical de ATE, Roberto Macho y Raquel Blas. Los gremialistas le explicaron a la magistrada que se estaba respetando la circulación vehicular, obstaculizando sólo media calzada y que se había decidido quemar leña y no neumáticos para evitar la contaminación del caucho encendido.

La fiscal Ríos dejó por un momento el lugar. Minutos después, el Director General de Policías, Roberto Munives y un grupo de agentes policiales se aproximaron a la zona del corte. Munives dialogó con los dirigentes gremiales (ElOtro no pudo acceder a esa conversación) y un rato más tarde un camión hidrante de bomberos avanzó por la calle Peltier hasta la zona del corte.

Los manifestantes ocuparon el asfalto frente al hidrante. De la autobomba bajó un agente. Hubo insultos y forcejeos para evitar que el bombero llegara con la manguera hasta la fogata. Fue entonces que, desde atrás de la autobomba, irrumpió un grupo de infantería, el que con golpes de escudos desplazaron a los hombres y mujeres que protestaban.

Resulta obvio decir que la desproporción de fuerzas entre los infantes y los manifestantes era notoria. No obstante, los empujones hacia la policía se hicieron más intensos por parte de los trabajadores y trabajadoras, aunque cesaron abruptamente cuando un agente lanzó abundante gas pimienta sobre las personas y, luego, un bombero embistió con el chorro de agua de alta presión.

Un policía, detrás de la primera línea de la infantería, prepara un aerosol de gas pimienta en su mano izquierda y un bastón en la derecha.

El agente rocía gas sobre los manifestantes. El diputado del Partido Obrero, Héctor Fressina, fue uno de los más afectados

El agente rocía gas sobre los manifestantes. El diputado del Partido Obrero, Héctor Fressina, fue uno de los más afectados

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Tarea cumplida. Munives se retira
Tarea cumplida. Munives se retira

Buena parte de los/as estatales que protestaban fueron afectados por el gas pimienta, con fuerte ardor en las mucosas nasales y en la boca. Algunos/as cayeron al piso con mucha dificultad para respirar. La fiscal Ríos que presenció la escena llamó desde su teléfono a una ambulancia para asistir a los heridos y, ante individuos que la increparon, negó haber ordenado la represión. Al menos diez personas heridas fueron asistidas y cinco de ellas hospitalizadas.

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Posta de gas pimienta

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Mientras los intoxicados por el gas pimienta eran asistidos por sus compañeros, corrió el rumor de que el resto de los fuegos en el estacionamiento de Casa de Gobierno también serían apagados. La dirigencia sindical comenzó entonces con arengas a los/as trabajadores, convocándolos a resistir. A los dirigentes del Sindicato de Docentes Privados (SADOP) -que acompañaron desde temprano a sus pares de ATE- se sumaron prontamente los de la CTA, el SUTE, Judiciales, SATSAID, Juegos y Casinos, Gráficos, Estacionamiento Medido, entre otros.

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Finalmente, el grueso de la policía se retiró y los trabajadores y trabajadoras comieron el guiso que a fuego lento se terminó cocinando. Recién entonces, varios periodistas de los “grandes” medios de comunicación llegaron a constatar lo que ya se había consumado: volvió la represión a Mendoza.