A 7 años del primer 3 de Junio, Ni Una Menos, familiares de víctimas de femicidios, mujeres y disidencias se concentraron, una vez más, en el centro mendocino para exigir al Estado provincial justicia por las más de 2 mil mujeres asesinadas a causa de la violencia machista durante los últimos cinco años a nivel nacional. Gisella Gutiérrez, Viviana Luna, Abigail Carniel y Melody Barrera, fueron algunos de los nombres que vociferaron ante la desidia estatal.

Por Milagritos Contreras | Fotos: Seba Heras

Aunque la violencia patriarcal data desde muchísimo tiempo atrás, para el año 2015 la ola de femicidios llegó a ser tan alarmante que desembocó en la primera movilización masiva de mujeres a lo largo y ancho de Argentina, extendiéndose la misma consigna a otros países de nuestro continente e incluso a Europa. La gota que rebalsó el vaso fue el femicidio de Chiara Páez, una adolescente embarazada de 14 años, quien fue asesinada por su novio. De acuerdo a datos brindados por el Observatorio “Adriana Marisel Zambrano” de La Casa del Encuentro, que se ubica en la provincia de Buenos Aires, desde junio de 2015 al 27 de mayo de 2022, se produjeron 1990 femicidios, 51 trans/travesticidios y 191 femicidios vinculados de varones.

En Mendoza la marcha se congregó en el KM 0 de Ciudad para, posteriormente, hacer el recorrido por calle San Martín, continuando por calle Las Heras, Patricias Mendocinas, hasta llegar a Plaza Independencia; donde familiares se pronunciaron -de forma muy emotiva- exigiendo respuestas a la (in)Justicia mendocina y a la gestión radical, mientras que integrantes de organizaciones feministas leyeron un documento en el que expresaron sus demandas: “En nuestra provincia en lo que va del año se han registrado 4 femicidios, el presupuesto anual votado por la Legislatura, contempla la irrisoria suma de 68 pesos anuales por mujer en situación de violencia. En este contexto, también hay ajuste en educación, salud y desarrollo social, lo que se ve reflejado en salarios de miseria, escuelas sin condiciones sanitarias, y un mal acceso a la salud pública para las trabajadoras y sus familias”.

 

 

 

El 3 de junio de 2015 marcó un antes y un después en la organización y la lucha de mujeres, el movimiento feminista copó las calles en todo el país, incluso llevando el reclamo a nivel internacional. El hecho que conmocionó a la Argentina, fue el lamentable femicidio de Chiara Páez, la joven santafesina de 14 años de edad y embarazada, desaparecida el 9 de mayo de ese año, luego de que se encontrara cenando con sus amigas y, posteriormente, se fuera con su novio con la promesa de que volvería, pero al no regresar, se inició una desesperada búsqueda para dar con el paradero de la adolescente. Horas más tarde, su cuerpo fue encontrado en la casa de los abuelos del novio, quien terminó confesando el crimen.

“Nuestra bronca es nuestro poder”

“A siete años de la primera marcha del Ni Una Menos, nos volvemos a encontrar en las calles para seguir visibilizando la violencia machista que nos mata y desaparece. Hoy estamos acá por Gisella Gutiérrez (2015), Viviana Luna (2016) y Abigail Carniel (2021) desaparecidas en democracia. Por Melody Barrera víctima de un crimen de odio por identidad de género. En lo que va del año, según el Observatorio de Femicidios en Argentina ‘Adriana Marisel Zambrano’, entre enero y mayo del 2022, se registraron 127 femicidios y 3 transfemicidios. A su vez, hubo una víctima de violencia de género cada 27 horas en el país. Hay un femicidio cada 35 horas, según los datos del Registro Nacional de Femicidios, de la Corte Suprema de la Nación. En el 2021 hubo 251 víctimas de femicidio en Argentina. Entre las personas que perdieron la vida por el machismo extremo hay 231 víctimas directas (226 eran mujeres y 5 travestis o trans) y 20 víctimas de femicidio vincular”, afirma un fragmento del documento Ni Una Menos Mendoza, que fue leído al finalizar la marcha.

En diálogo con EL OTRO, Verónica Carneil, mamá de Abigail, la joven vista por última vez el 15 de abril del año pasado en el barrio Sargento Cabral de Las Heras, criticó duramente a la Justicia patriarcal que revictimiza constantemente a las mujeres de los sectores más vulnerados: “Estoy viviendo el día a día con mucha bronca y mucha tristeza. Estamos hoy pidiendo porque haya alguna novedad en el caso de mi hija, para que realmente la busquen. Desde la primera marcha del Ni Una Menos pedimos por las otras chicas desaparecidas, por nuestras mujeres asesinadas, nos las arrebatan como si nada. Salimos a las calles para gritar por ellas, también en nombre de mi hija, para que la gente sepa que no buscan a Abigail. Se va a cumplir 1 año y 2 meses Abigail está desaparecida y no tenemos respuesta”.

 

 

 

El mensaje de la madre de Abi fue uno de los más emotivos durante este 3 de junio, tras relatar la congoja con la que vive constantemente al no saber sobre el paradero de su hija: “Pido hoy a la Justicia mendocina que busque a Abigail y me la entregue, quiero darle paz, quiero seguir luchando por cada una, por todas, para que no nos pase más a ninguna madre el tener que soportar este dolor. Tenemos que salir a las calles a gritar que no tenemos nuestro pedazo de alma en nuestras casas, en mi caso no encuentro a mi hija, y la Justicia no nos acompaña ni nos garantiza ayuda. Somos las familias las que tenemos que salir a luchar a diario con el dolor desgarrador que conlleva todo esto, que nos pateen la pelota de un lado para otro y es increíble la desidia del Estado hacia las familias. El Estado nos vulnera día a día porque no somos personas adineradas, vivimos en barrios populares”.

“Hoy quiero hablar como hermana de Gisella Gutiérrez, como amiga de Griselda Guerra, ‘la Chela’, como le decíamos todos los que la queríamos, como vecina de María Oliva, de Milagros, de Carla, todas asesinadas impunemente en mi barrio. Voy a hablar como una mujer sobreviviente de las alianzas asesinas de los barrios empobrecidos por el poder capitalista, racista y patriarcal, pero también voy a hablar como feminista, porque todas las desapariciones son evitables, todas las violaciones son evitables, todas éstas son productos de los pactos patriarcales del poder, de la policía, los fiscales, los jueces, los gobernantes y los medios de comunicación. Son culpables de que hoy ni hermana ni la Chela ni Milagros ni Carla tengan Justicia, porque los gobiernos pasan pero la impunidad femicida continúa intacta. A nosotras, las familias, nos duele todos los días, no solo unos días; nos duele todo el año, cada segundo, a cada momento. Me duele mi mamá, me duelen los hijos y las hijas de cada hermana asesinada. Me sigue doliendo Johana y Soledad, me sigue doliendo Janeth, Julieta, Viviana, me duele Abigail. Me duele Melody, me duelen todas las mujeres lesbianas, trans, travestis asesinadas en soledad, sin justicia y olvidadas. Me duele Tehuel. Sepan que no daremos ni un paso atrás. Vamos a seguir denunciando sus pactos femicidas. Nuestra bronca es nuestro poder, ustedes están derrotados”, denunciaba María Elena Alcaya, hermana de Gisela Gutiérrez, la joven vista por última vez en el barrio La Favorita el 19 de julio de 2015 y quien al día de hoy no tiene justicia.

“Exigimos que aparezcan las desaparecidas en democracia”

Según datos brindados por el Observatorio “Adriana Marisel Zambrano” de La Casa del Encuentro, que se ubica en la provincia de Buenos Aires, desde junio de 2015 al 27 de mayo de 2022, se produjeron 1990 femicidios, 51 trans/travesticidios y 191 femicidios vinculados de varones.

La inacción del Estado para prevenir desapariciones forzadas, femicidios, o cualquier otro tipo de situaciones de violencia de género, hace que las mujeres y las disidencias nos encontremos cada días más desamparades, sin poder acceder al efectivo cumplimiento de nuestros derechos, con leyes como la 26.485 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, como la 27.499 –ley Micaela– que obliga a todas las personas que trabajan en los tres poderes del Estado Nacional a recibir capacitaciones en temas de género y violencia contra las mujeres.

 

 

 

María Emilia Alín, integrante de Ni Una Menos Mendoza y de Vasalisa -Red de Acompañamiento Feminista Zona Este- dialogó con este medio y resaltó varias de las demandas que exigieron para esta marcha: “Estamos aquí a siete años de la primera marcha Ni Una Menos, por las demandas que en su momento tuvimos pero por las que ahora también nos manifestamos, prioritariamente exigimos que aparezcan las desaparecidas en democracia: Gisella Gutiérrez, Viviana Luna, Abigail Carniel. Estamos diciendo vivas, libres y desendeudadas nos queremos con demandas relacionadas directamente al correcto cumplimiento de la Ley 26.485, porque sigue teniendo falencias en los Poderes del Estado; sobre todo en el Poder Judicial, y a las mujeres y disidencias las terminan revictimizando”.

“Sabemos que la convocatoria ha sido muy significativa –continúa María Emilia- nos encontramos con familiares víctimas de femicidio que encabezan la marcha, con la  bandera del Ni Una Menos atrás, con las organizaciones sociales, partidos políticos. Para esta ocasión la bandera la están sostenido nietas e hijas de desaparecidos durante la dictadura militar, porque están exigiendo que en plena democracia no deben desaparecer compañeras”.

 

 

 

En el año 2018, la agrupación feminista La Colectiva Mendoza lanzó la campaña “Mi Cuadra Alerta. Mujeres, lesbianas y trans libres de violencias”, con el correr de los años este plan fue transformándose para afrontar la violencia machista ante la inoperancia del gobierno radical, ante la nula respuesta de la (in)Justicia mendocina. En diálogo con EL OTRO, Marlene Rosales, integrante de La Colectiva Mendoza, relató cómo se organizan actualmente con este proyecto: “Tenemos consejerías en Guaymallén, en El Challao. Ahora estamos brindando talleres de violencia justamente para reforzar las herramientas a las que pueden acceder compañeras en estos contextos para que no sientan solas. Además estamos articulando con el Programa Acercar Derechos (PAD) mediante una ayuda económica que se les otorga durante seis meses a las  compañeras afectadas por estas situaciones. Gracias a todo esto las compañeras empiezan a empoderarse”.

En el mismo sentido, Micaela Espósito, militante de esta agrupación, cuenta brevemente el inicio de la campaña: “La forma de organización que hemos tomado ha ido variando con la pandemia. En un principio se armaron grupos de WhatsApp, con vecinos y vecinas para tocar un silbato o hacer un llamado de alerta. Ahora nos estamos organizando de manera en que las compañeras van a los talleres para poder vernos y fortalecernos, para que nosotras como organización política podamos estar alertas a estas situaciones de violencia y reforzar esos procesos frente a la problemática”.

Más de 10 mil mujeres y disidencias mendocinas expresaron su hartazgo en este nuevo #3J, ante la violencia machista que se expresa al extremo mediante cada femicidio. Somos asesinadas cada 35 horas, pero para el gobierno de Rodolfo Suarez somos invisibles, somos las mujeres de los barrios populares las que constantemente nos organizamos para enfrentar la violencia patriarcal, quedando expuestas diariamente a las bandas narco, a la desprotección policial, y a la revictimización de la Justicia machista.

Mientras tanto seguimos preguntándonos: ¿Dónde está Abigail?

 

 

“Eso que llaman amor, es trabajo no pago”