“En Mendoza la educación importa con hechos”, sentenció el gobernador Rodolfo Suarez en su reciente discurso del Primero de Mayo. Los hechos: la DGE asignó $5000 -sí, cinco mil pesos- por única vez para cada escuela, destinados a afrontar todos los gastos de materiales y mano de obra que impliquen la reparación de los sistemas de calefacción. Mientras el Gobierno gastó 100 millones de pesos en pauta publicitaria por mes, apenas invirtió 75 millones de pesos para este tipo de infraestructura en todo 2020 y lo que va de este año de frazadazo escolar obligatorio. ¿Cuántas estufas se podrían comprar con el dinero que gastaron en las vacaciones de Luis Majul? ¿Son o se hacen?

Por Negro Nasif

6 de mayo de 2021. Captura de pantalla: Canal 9 Mendoza

“¿Quién no se paró al lado de la estufa, cuando íbamos a la primaria o la secundaria, para tratar de calentarse las manitos o los pies cuando uno volvía del recreo?”, evocó tiernamente una periodista de Canal 9 la semana pasada, en medio de un informe de promoción de la –no queda otra- pedagogía de la crueldad.

¡Excelente iniciativa, Laura! A más de una maestra se le habrá piantado un lagrimón –o una puteada-, no de nostalgia costumbrista sino de dolor por la cruda actualidad de miles de sus alumnos y alumnas que no tienen estufas, pero sí la obligación de afrontar la tarea sarmientina del siglo XIX, pero con los chiflones cruzados del inexplicable protocolo anti-covid 2021. Instructivo pro-patologías respiratorias que difícilmente encuentren atención médica en hospitales colapsados.

Pero a no calentarse, querido profesor. Está todo fríamente calculado. En marzo pasado, la DGE informó que “durante todo 2020 y lo que va de 2021 ya intervinimos más de 250 escuelas, con una inversión de $75 millones”; 25 millones de pesos menos que lo que gastó mensualmente el Gobierno en pauta oficial para informar, entre otras noticias, lo virtuoso de la envoltura en informales mantas para la educación de las infancias y adolescencias.

La comparación entre presupuestos de educación y publicidad es de por sí gráfica, mucho más si se verifica el detalle del reparto de fondos. Pero insistimos, mamis y papis, el que se calienta pierde.

Arriba: Lo que el Gobierno gasta en los grandes.
Abajo: Lo que el Gobierno invierte en los chicos.

EL OTRO accedió a registros contables que dan cuenta de la “inversión”: ¡5000 pesos anuales por escuela!, los que deben alcanzar para la “reparación de calefactores, calderas, estufas, garraferas, salamandras, acondicionamientos de los edificios para la aislación de ventanas y puertas, y todo sistema que brinde calefacción en las escuelas de la provincia de Mendoza”, incluidos materiales y honorarios de gasistas matriculados, tal como indica el Instructivo para la inversión del Fondo para Mantenimientos Menores de la DGE. Otro hallazgo de conceptualizaciónn financiera de algún funcionario del gobierno escolar especialista en llamar a las cosas por su nombre.

No se entusiasme, señora directora, que no se les suban los humos, ni corra a adquirir la losa radiante que se puede caer. La orden del Gobierno es estricta: el monto fijo podrá ser utilizado exclusivamente para calefaccionar. “Este fondo NO PODRÁ SER UTILIZADO para la adquisición de pintura, cortinas, alfombras o bienes inventariables (bienes que no se consumen con el primer uso, como ser ventiladores, cocinas, estufas, etc.)”, aclara el documento de subestimación oficial, el cual precisa que hay que devolver lo que sobre. Una pieza administrativa redactada con el mismo espíritu violento de Jaime Correas, quien –no olvidemos- denunció a la mafia de señoritas que se robaban las meriendas de sus alumnos.

En definitiva, chiques, mamis, papis, profe, seño, cela, prece, dire; ahora que sabemos que la educación importa, a abrigarse y a pensar, con la frazada en las piernas y la cabeza fría.

El pronóstico en Mendoza para esta semana anticipa heladas parciales y más frío que corazón de Suarez.

No es joda. Son, no se hacen.

 

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