Con solo 33 accesos por cada 100 hogares, Mendoza es una de las tres provincias argentinas con menor conexión fija a internet. Además, la velocidad media de descarga es de las más bajas del país. Un combo de exclusión tecnológica que limita o impide el ejercicio de los derechos a la educación, la salud y el trabajo, entre otros. ¿Por qué es tan importante que internet sea considerado un servicio público esencial como el agua, el gas o la electricidad?
Por Negro Nasif
La pandemia de coronavirus trajo consigo la imperiosa necesidad de contar con internet fija en los hogares para que, a través de wifi, los miembros de la familia tengan datos suficientes en televisores, computadoras y celulares para trabajar, estudiar, hacer trámites y entretenerse en forma simultánea. Sin embargo, las estadísticas oficiales revelan la crítica situación de conectividad mendocina, una demostración más de que libertad absoluta de mercado e igualdad social son incompatibles.
Al mismo tiempo, la calidad del servicio de internet fija en nuestra provincia se encuentra muy lejos de los máximos estándares de transferencias de datos. Según el estudio del Enacom, Mendoza tuvo una velocidad media de descarga de 8,44 Mbps (megabits por segundo), en tanto que la velocidad media nacional fue de 37,52. El podio lo encabezaron la Ciudad de Buenos Aires (58,71), Provincia de Buenos (45,18) y Tucumán (32,25).
“Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) representan no solo un portal de acceso al conocimiento, a la educación, a la información y al entretenimiento, sino que constituyen además un punto de referencia y un pilar fundamental para la construcción del desarrollo económico y social”, señaló el presidente en los considerandos del DNU que será refrendado por el Congreso.
De eso se trata, mal que les pese a las corporaciones económicas y sus defensores políticos.