Dos mendocinos forman parte de la selección de literatura de la Bienal Arte Joven de Buenos Aires 2019. Sus producciones fueron elegidas de entre miles de obras que aplicaron a esta convocatoria que se realiza cada dos años en la capital del país. Se trata de Raúl Andrés Cuello y Yamil Al Nayar, que en entrevista con EL OTRO comentaron de qué se trata este reconocimiento y cómo ven el panorama litearario en nuestra provincia.

Por Jo Thomatis / Fotos: Coco Yañez

La Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires es una convocatoria que se realiza cada dos años para que artistas y creadores de diferentes rubros apliquen y consigan la publicación y difusión de sus trabajos, el acceso a becas y otros premios. La finalidad de este espacio es apoyar la formación teórica y práctica de artistas y creadores; la exploración de nuevas formas de expresión, el desarrollo de nuevas producciones y su circulación; el acercamiento de nuevos públicos a las distintas manifestaciones de la cultura contemporánea.

Uno se enteró por Facebook y al otro le llegó el dato de boca de un amigo. El cuento de Raúl Andrés Cuello (que estudió Enología) y la poesía de Yamil Al Nayar (que estudió Letras) llegaron a  la Bienal de Arte Joven de casualidad y pocos días antes de que cerrara la convocatoria. “No es algo que tenga demasiada circulación aquí en Mendoza como para que se pueda postular demasiada gente, en otros lugares sí”, explicaron.

¿Cómo llegan las letras a su vida?

Yamil: No tengo ningún camino de lector de cuando era chico ni una relación con la literatura de toda la vida. Recién a partir de los 18, 19 años me puse a leer algunas cosas que me interesaban, venía de estudiar turismo y no me gustaba para nada y por eso entré a la Facultad de Filosofía y Letras y me encontré con muchas cosas que no me gustaba. El camino que hice es más personal: me recibí, me dedico a la docencia pero mi acercamiento no tiene tanto que ver con lo académico. El punto central de que no me guste la carrera tiene que ver con que la producción de literatura está vaciadísimo allí. Filosofía y Letras tiene una cultura institucional bastante particular, sumamente conservadora y eso ha hecho que históricamente un montón de personas hayan terminado afuera, sobre todo las que se han dedicado a escribir.

Cuando se enteraron en la Facultad de esta selección, publicaron en su página “Egresado de Filosofía y Letras queda seleccionado…”, pero, ¿qué es lo preocupante? Que no importa el texto, no importa el funcionamiento, no importa qué es la Bienal, importa el premio. Entonces es el gesto meritocrático por excelencia y ese es el funcionamiento que vienen reproduciendo en un montón de aspectos en sus prácticas educativas.

Raúl: A veces nosotros recargamos mucho a la academia, pero en Mendoza esto pasa en todos los estratos. Está la discusión de que en esta provincia se necesita crear un mercado porque no hay público y viceversa. La academia ya prácticamente no discute, desapareció y ahora solo queda el mercado. Lo mío es más lateral, yo no estudié Letras pero sí me gustó leer de grande y me interesó mucho la discusión literaria, entonces empecé a colaborar con revistas de crítica que acá no existían. No escribo tanto salvo que sean reseñas o ensayos literarios.

¿De qué se tratan sus obras seleccionadas en esta convocatoria?

Raúl: Yo venía trabajando con una amiga un libro de poetas alemanes, una compilación de poesía alemana y se me ocurrió escribir una especie de epílogo extraño y ficticio de un personaje que no existe en esa colección. Le mandé el libro a gente amiga que dijo “bueno, este epílogo me parece que no hace falta porque si estás haciendo algo de poetas que existen para qué vas a poner algo de alguien que no existe”, entonces lo enchulé, en vista de que venía la Bienal, en dos o tres días lo cambié, lo armé, lo mandé y dije “capaz que pasa como ficción” y pasó nomás. El título es larguísimo, se llama Acercamiento no solicitado a la obra de Rainer Hals y es el intento de retratar el fracaso continuo de esta persona al tratar de hacer algo.

Yamil: Mi obra es un poema largo que se llama Minotauro violeta. No tiene una temática en sí misma, sino que son como diferentes momentos de la vida del minotauro. La idea fue ir interconectando su voz con la de otros personajes que lo van atravesando.

¿Cómo fue la experiencia de viajar a Buenos Aires por una semana y recibir talleres?

Yamil: La Bienal fueron 10 días en los que fuimos haciendo diferentes actividades: desde una clínica sobre algunas obras que teníamos que llevar nuestras, un taller de Biodrama, talleres de cruce con otras artes, también hubo dos clases de Sociología del Arte y de los diálogos de la Literatura con otras artes.

Raúl: Hay una diferencia abismal respecto a las publicaciones cuando nos referimos a personas que viven en Buenos Aires y quienes viven en provincias. En la capital se observan personas de 23 años que ya tiene 2 libros publicados, que ya participaron de otras actividades de ese estilo. Allá hay todo un circuito armado, para nosotros que nos publiquen algo es abstracto.

¿Cómo les parece que se podría abrir un circuito literario aquí en Mendoza?

La piedra fundacional la ha puesto el movimiento del slam de poesía aquí en la provincia, que ha sido algo que irrumpió desde la nada como una fuerza de chicos muy jóvenes que se juntaron a decir  “queremos que la poesía sea algo vital, que deje de circular entre los mismos 10 muñecos en los que circuló toda la vida, nosotros vamos a tomar eso y nos vamos a ir a un bar”, como un gesto medio rocanrolero. Ese es uno de los problemas que detectamos nosotros y del que somos partícipes y responsables: no es que solo es el Estado o la academia, todos de alguna manera fallamos en la construcción de un público.

Es cierto que falta guita, movimiento, que las editoriales no se mueven, falta dejar de hacer patriadas individuales. Hay que construir un público, el gesto vanguardista tiene que interpelar a otros.

¿La idiosincrasia mendocina afecta al mercado literario?

Raúl: Creo que sí. En provincias mucho más chicas, en el Norte, tienen un frente de editoriales independientes y arman sus ferias, su circuito. Mendoza, que económica y socialmente, por nivel de educación, podría construir su propio mercado como lo hizo Córdoba, Rosario, Santa Fe, acá hay algo todavía que no activa.

Yamil: El gesto provinciano por excelencia es, para muchos, por ejemplo en el caso de la Bienal, que haya sido en Buenos Aires. Si eso hubiera ocurrido en Catamarca o Neuquén no importaba. Admiramos mucho a Buenos Aires pero hace años que se hacen cosas muy buenas acá, que no tienen circulación o muchas veces no están editadas. Otras veces los espacios terminan vaciados por miles de motivos, ni hablar de la gestión macrista, cornejista.

Y siempre sucede que cuando te juntas con otros la discusión termina recayendo en “la culpa la tiene la Secretaría de Cultura, la universidad, el mercado”. A esa actitud no hay que perderla y hay que denunciar, pero es tiempo de que el diálogo se haga con lo que nosotros podamos generar con nuestros textos, con la gestión cultural que podamos hacer. Que empiecen a hablar los hechos.

 

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