El promedio nacional es de 27,7. Además de escasas, las Unidades de Terapia Intensiva locales tienen una distribución desequilibrada: en la zona Sur el número desciende a 16 camas por cada 100 mil habitantes, 10 en el Valle de Uco, y menos de 7 en el Este. Con 1,4 camas de UTI por cada mil habitantes mayores de 65 años, Mendoza ocupó el peor lugar del país en ese indicador, durante 2020. La falta de inversión y el ajuste vuelven a explicar las profundas deficiencias sanitarias y el peligro de seguir tensando el colapso de las terapias que ya alcanzaron el 92% de ocupación en el Gran Mendoza. 

Por Redacción EL OTRO | Fotos: Gobierno de Mendoza

“Segunda ola, el video que Suarez no quiere que veas” | Fuente: AMPROS 

El Consejo Federal de Salud determinó hace unos días que 15 de los 18 departamentos de Mendoza se encuentran en “zona de alto riesgo epidemiológico”. La calificación negativa se debe a que en los últimos 14 días, en cada una de estas jurisdicciones fue superada la marca de 150 casos cada 100 mil habitantes.

El alarmante dato se suma a otros no menos dramáticos. En la última semana el promedio de casos positivos por día fue de 737 (del 19 al 24 de abril), situando a este mes como unos de los peores desde que comenzó la pandemia. Además se incrementó el número de personas fallecidas, 62 en la última semana, y por si esto fuera poco se confirmaron dos casos positivos de la variante Manaos P1 en la provincia.

El caldo se pone más espeso si se tiene en cuenta la variable recursos. Entre el 15 y 22 de abril la ocupación de camas UTI (Unidad de Terapia Intensiva), según el informe de Salud, pasó del 87 al 92% en el Gran Mendoza y alcanzó el 88% en todo el territorio provincial.

Desde el 15 de abril, fecha en el que el gobernador Rodolfo Suarez y los intendentes acordaron no tomar medidas para disminuir la circulación de personas, a contrapelo de las decisiones del presidente Alberto Fernández, los casos se multiplicaron arrojando números preocupantes. En siete días se pasó de 79.799 a 87.157 casos. Suarez, acorde con su posicionamiento ideológico y su speech partidario, se sacó el problema de encima. “La responsabilidad de la ciudadanía será clave en los próximos días”, apuntó desde la página de noticias de Gobierno.

Factor ocupacional de UTI en el Gran Mendoza | Desde el 15 al 22 de abril de 2021. Fuente: Ministerio de Salud de Mendoza

La liviandad de la decisión del mandatario transitó por los carriles de la épica en los medios de comunicación del poder, para nunca toparse con la realidad de los números que reflejan la crítica situación del sistema sanitario frente a la segunda ola o nueva pandemia, como la denominan ciertos profesionales.

Según datos del Ministerio de Salud local, publicados en una nota de Los Andes, Mendoza cuenta con 437 camas de terapia intensiva, 190 en el sector privado y 247 en el público. Si contrastamos el número con los datos censales de la PIPP (Plataforma de Información para Políticas Publicas) de la UNCuyo, que calcula una población de 2.010.363 habitantes en la provincia, podemos advertir que existen 21,73 camas de terapia intensiva por cada 100 mil habitantes.

Desde el comienzo de la pandemia a agosto de 2020, Mendoza sumó solo 80 camas, aumentando en un 32% las plazas de UTI. Un porcentaje exiguo si se lo coloca en el contexto nacional. Fuente: IERAL.


El número es preocupante, si se considera que la media nacional es de 27,7 camas por cada 100 mil habitantes. Esta tasa está calculada sobre la base de la cantidad de camas UTI que reflejó un estudio de la Fundación Mediterránea, en base a datos oficiales y la cantidad de habitantes que el INDEC establece para 2021 (45.808.747).

La distribución de las “camas críticas” dentro del territorio provincial refleja un desequilibrio peligroso para los habitantes de las comunas alejadas del Gran Mendoza. En el Sur (San Rafael, General Alvear y Malargüe), conforme señala el Ministerio de Salud local, se contabilizan 48 camas, es decir, según los números de PIPP, 16 unidades cada 100 mil habitantes, en el Este (La Paz, Santa Rosa, San Martín, Junín y Rivadavia) 18 camas que equivalen 6,6 cada 100 mil habitantes y en Valle de Uco (San Carlos, Tunuyán y Tupungato) 14 camas, es decir alrededor de 10 camas cada 100 mil personas.

IERAL | Setiembre de 2020

La escasez de recursos no es un problema de los últimos meses. La pandemia encontró a Mendoza con un sistema de salud deteriorado, durante la gestión Cornejo la inversión en salud fue prácticamente nula. Si bien Suarez, dispuso fondos para afrontar la inédita situación sanitaria, no pudo reparar el daño. Según el informe de Fundación Mediterránea, firmado por Laura Caullo y Azul Chincarini, en junio de 2020 Mendoza calificaba como la provincia con menos camas críticas para la población de más de 65 años (ver gráfico arriba).

En los últimos días se conoció un comunicado de representantes de la salud del sector público, privado y de la seguridad social, titulado El Sistema de Salud tiene un límite,  en el que se expresa la gran preocupación de los profesionales por la tensión que enfrenta nuevamente el sistema de salud argentino frente a la segunda ola de covid-19.

“Nuestro sistema de salud con el correr de los días, está más cerca de alcanzar su límite. En este sentido creemos que, es necesario conocer y comunicar las cifras diarias de la evolución del desempeño del sistema de salud en su conjunto, y de la ocupación de camas, porque esto aporta a la toma de conciencia por parte de la sociedad de lo preocupante de la situación que estamos viviendo. Necesitamos de manera urgente contener los casos, para evitar las imágenes que vemos a diario del mundo y la región, con sistemas de salud colapsados”, advierte el comunicado que tomó alcance nacional.

En contraste, en Mendoza gana la pulseada la mano de los deshumanizados y como salida se apela a recargar las medidas en la población. “Es necesario evitar salir y las reuniones sociales. Debemos salir solo cuando es estrictamente necesario. Si no es esencial o primordial, les pido que evitemos la circulación”, solicitó la jefa de la cartera de Salud, con la segunda ola hasta el cuello.

 

 

Pueblo pobre, medios millonarios