La espectacularización de los grandes medios pautados ante el cierre de listas para las elecciones legislativas de este año, se repite en “perlitas”, “bombazos”, “jugadas magistrales” y el trillado “ganadores y perdedores”. Pero esquiva profundizar en los diseños de poder que expresan las distintas candidaturas. Las del oficialismo provincial transparentan paradójicamente el camino hacia un feudalismo denostado desde su propio discurso, que ha desembocado en una gravísima crisis socioeconómica, camuflada institucionalmente a partir de la suma del poder público del exgobernador Alfredo Cornejo, quien planifica un retorno aún más crudo a su pago chico.

Por Redacción EL OTRO

Cornejo, Suarez y De Marchi Foto: Twitter A. Cornejo

Por estas horas, el diputado nacional y precandidato a senador nacional Alfredo Cornejo afirmó que si la candidatura bonaerense de Facundo Manes tuviese éxito podría transformarse en un candidato presidencial. “Si tenemos un candidato a presidente que irrumpa, ¿por qué no apoyarlo? Yo estoy para ser parte de un equipo”. Las palabras del titular de la UCR grafican cierto reconocimiento de su fracaso en la expedición presidencialista, tamizada por el éxito de convencer al médico en jugar de una vez por todas en el terreno político. El día del cierre ya había insinuado que en caso de ser elegido senador no tiene pensado finalizar su mandato y, si bien es conocida su falta de contracción al trabajo legislativo, el exgobernador parece haber decidido que su futuro ejecutivo es mucho más factible en su Mendoza natal. De paso pagando al contado el futuro del actual gobernador Rodolfo Suarez, porque pisotear la Constitución es lo de menos.

Con ese horizonte y análogamente al esquema de las legislativas de 2013, Cornejo hizo sentir el rigor de su investidura para perpetuarse como señor feudal cuyano. Como de costumbre apeló al disciplinamiento partidario, a antiguas y renovadas obsecuencias y a una tensa negociación con su competidor interno Omar De Marchi –que evidentemente se olía la jugada- para delinear la conformación de la próxima Legislatura Provincial y facturar como propias las manos que se levantarán o no en el Congreso de la Nación.

Omar De Marchi Foto: Coco Yañez

La maniobra incluyó un elocuente tatequieto a los intendentes que se probaban la pilcha para competir por la sucesión de Suarez en 2023, a quienes dejó perplejos y con el premio consuelo de aportar figuras de reparto y relleno a las listas distritales. La boleta cambiemita no solo la protagonizan tres gobernadores, también retorna parte del gabinete de Cornejo, fieles e íntimos legisladores, con mucho aporte del colaborador tan cercano como poco presentable Néstor Majul. Ni un operativo clamor lo salvó a Luis Petri, casi un ajeno desde que se lo catapultó como uno de los “ángeles de Macri”. Cornejismo al palo.

Como en 2013, el actual diputado nacional diagrama su llegada al sillón de San Martín con mayorías consolidadas, por eso redobla su apuesta y “pone toda la carne en el asador”. Sabe que rebenque en mano y con el ejercicio de la suma del poder público puede disimular la catástrofe socioeconómica de su gestión.

Foto: Coco Yañez

En el pasado reciente, conquistar la mayoría legislativa le permitió acogotar a la administración de Francisco Pérez y ungirse en líder indiscutido. Pero también, por ejemplo, le posibilitó ya en ejercicio quintuplicar la deuda provincial –en dólares y a tasas usurarias- mientras achicaba la economía provincial, criminalizar la pobreza y la protesta, destruir el poder adquisitivo de trabajadoras y trabajadores, aumentar el desempleo a niveles preocupantes, imponer una mayoría automática en la Suprema Corte de Justicia y derruir cualquier vestigio de institucionalidad y republicanismo que, al menos en la fama, le quedaba a Mendoza.

Todas cuestiones que podrá afianzar y optimizar en 2023, incluyendo la vertiginosa y próspera carrera empresarial de sus familiares más cercanos.

Verasay, Cornejo, Cobos y Juri. Candidatos de Cambia Mendoza. Foto: Twitter A. Cornejo

Sin más que ofrecer que una férrea oposición a los gobiernos populistas, la continuidad y consolidación del proyecto de Alfredo I de Mendoza asoma en 2023 y se empieza a jugar en poco tiempo.

 

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