Por estos días el gobierno provincial inició una intensa y bienintencionada campaña para promover el uso racional del agua potable. Aunque no ahorró estereotipos sexistas para transmitir un simple mensaje.

Con un amplio despliegue propagandístico en la vía pública, diarios, internet y las redes sociales, el ejecutivo provincial propone “cerrar la canilla” y “usar el balde” para ahorrar cuantiosos litros de agua, mientras uno/a lava los platos, riega el jardín o embellece su auto.

El derroche es el punto. Sin embargo, las imágenes que se utilizan para ponerlo en evidencia no hacen más que reproducir ideas preconcebidas sobre los roles de acuerdo al género del derrochón.

Violencia simbólica

En la propaganda oficial las mujeres se encargan de las tareas domésticas, mientras que los hombres lavan sus autos nuevos en un distendido fin de semana.

Para la Licenciada en Ciencias Sociales, Vanina Zoraires, “los mensajes publicitarios frecuentemente se encuentran cargados de violencia simbólica, definida por la Ley 26.485 como aquella que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos, transmite y reproduce dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, particularmente, en las de género”.

riego

Es frecuente que empresas apelen en sus publicidades gráficas y de televisión al modelo de la “mujer hacendosa” que se encarga de limpiar la casa para que todo esté bien cuando retorne su pareja.

Lo preocupante -en estos tiempos- es que la construcción de una representación, que refuerza un estereotipo de género, sea impulsada por una campaña masiva de propaganda del Estado.