La obra de Brian Carlson será expuesta desde el jueves, en el Espacio Provincial de la Memoria y los Derechos Humanos.

Por Nazareno Bravo

Brian Carlson es un artista plástico norteamericano y docente de la Universidad de Wisconsin, interesado en realizar aportes concretos a la lucha por los derechos humanos en el mundo. En 2007, visitó la ex ESMA, evento que lo impactó de lleno y sirvió de motivación para la elaboración de una obra que conmueve. Se trata de la confección de retratos de detenidos/as desaparecidos/as, basados en las fotos utilizadas para denunciar su secuestro. Cerca de 200 imágenes de militantes desaparecidos -de y en Mendoza- se exhibirán en el EPM (ex D2), desde el próximo jueves y durante dos semanas, antes de sumarse a los miles realizados anteriormente.

“Comencé la primera pintura el 1 de enero de 2012. Desde entonces he pintado aproximadamente 2000 retratos. Hasta el momento, dos veces pude exponerlos todos juntos. La primera vez fue en Rosario en el Monumento a la Bandera en 2013, cuando la cantidad era de 450 aproximadamente. Unos meses más tarde, 500 fueron presentados en la ex ESMA. Recientemente, alrededor de 1500 fueron expuestos en Tucumán”. (Brian Carlson)

El recorrido que realizaron esas imágenes, marca un trayecto histórico atravesado por la represión estatal, la denuncia de las ausencias forzadas y la necesidad de sostener la memoria en distintos contextos políticos. Desde los primeros meses de la dictadura, las fotos sirvieron a madres y familiares de los desaparecidos, como prueba de su negada existencia. Meses antes del retorno democrático, esos rostros pudieron ser ampliados y convertidos en pancartas, todavía impactantes a pesar del tiempo transcurrido.

“Cuando veo a cientos o miles de rostros de desaparecidos en una pared, pienso en la muerte, en el crimen contra la dignidad de las personas que provocó el terrorismo de Estado. Así que me pregunté cómo puedo hablar desde otro lugar y qué es lo que quiero decir. Quería hablar de la vida. La mayoría de los desaparecidos tenía menos de 25 años, llenos de sueños, vibrantes, idealistas. Para expresar esto, elegí utilizar colores que sean brillantes, luminosos”.

La decisión del artista de apelar al color no se resume, entonces, tan sólo en una decisión estética. Se trata también de un posicionamiento político que apuesta a la vida como contra la cara del horror y el silencio. El contraste entre los colores utilizados y los ex Centros de Detención en los que son expuestos, marca una apuesta por la memoria como elemento esencial de la vida.

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“Mi objetivo original cuando comencé el monumento fue “reaparecer” a los desaparecidos. La cruel ambición del terrorismo fue borrar su existencia. Pero no han sido olvidados, la memoria no ha sucumbido. Siento que cuando éstas caras aparecen en los antiguos lugares de asesinato, en un nivel simbólico, la dictadura es derrotada”.

Para Carlson, esos retratos no son parte de un pasado dictatorial, sino memoria que convive con un presente de gobiernos democráticos, en los que la represión no se extingue del todo. Los desaparecidos de ayer, forman parte de un árbol genealógico de víctimas del sistema, con ramificaciones en la actualidad.

“Decimos “nunca más” pero, en varios sentidos, el horror se mantiene. Y quiero subrayar aquí un punto muy importante: el terror continúa a nivel global y latinoamericano con el apoyo de Estados Unidos, mi país de origen. Por eso he pintado desaparecidos recientes, incluyendo a los 43 estudiantes mexicanos de Ayotzinapa. Por eso pinté a la militante hondureña Berta Cáceres, asesinada a tiros delante de su familia por defender los derechos humanos. También actualmente hay muchos presos políticos, por ser disidentes. Milagros Salas, desde mi perspectiva, es culpable de decir la verdad. Así que la pinto a ella y a otros, que están vivos, pero como prisioneros políticos”.

Espacio Provincial de la Memoria y los Derechos Humanos.
Espacio Provincial de la Memoria y los Derechos Humanos. Foto: Coco Yañez

 

Una obra que se encuentra, por definición, siempre abierta y en proceso continuo, no puede dejar de ser atravesada por los cambios políticos y los ánimos institucionales hacia los derechos humanos y la memoria que recorren nuestro país y el continente.

“Lo que veo hoy es una derecha que desafía la mayoría de los avances en materia de derechos humanos de las dos últimas administraciones. Veo a un Presidente que no lo sería si su padre no hubiera hecho fortuna durante el tiempo de la dictadura. Veo a un Secretario de Derechos Humanos, cuestionando el número de desaparecidos, como si se tratara sólo de una cifra”.

Arte, política y memoria, vuelven a enlazarse como garantía para revertir las ausencias forzadas de personas, de proyectos, de solidaridades. La elección del ex D2 como ámbito para la exhibición de Aparecidos, señala también una clara vocación por defender ese edificio como sitio para la memoria y los derechos humanos. La muestra, cuyo montaje estará a cargo del colectivo de arte La Araña Galponera, será una nueva oportunidad para encontrarse, reforzar compromisos y juntar fuerzas en tiempos complejos.

 


 

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