En medio del descontento social por los tarifazos, el intendente Tadeo García le tiende una mano a Nicolás Caputo, “hermano de la vida” del presidente Macri y dueño de Distribuidora de Gas Cuyana. La comuna le cederá por diez años y sin costo, un terreno para instalar una planta reguladora de presión. El favor, convertido en expediente exprés, fue aprobado ayer merced a la mayoría que ostenta Cambiemos en el Concejo Deliberante. Sin embargo, las objeciones planteadas desde el bloque Justicialista despertaron especulaciones alrededor de las verdaderas motivaciones del trámite.
El versito creado desde el poder fluye, cual dogma vigente, por las usinas del sentido común: “los subsidios otorgados sobre las tarifas de servicios públicos son inviables”, “hay que sincerar la situación”, “en este marco el Estado no puede exigir inversión a las empresas”. Intertanto, el presidente Macri recalcará el relato bajo el formato de tips.
Poco repercute la excepcional transferencia de ingresos de los usuarios a los dueños de la energía promovida por las políticas del gobierno de Macri, en base a la contabilidad excel del ministro Aranguren. Iniciativas avaladas hace poquito por su aliado Cornejo a nivel provincial bajo la calificación, con tono amenazante, de un pasado populista que la sociedad no debe repetir.
Menos visible aún es un dato surgido de la realidad, aunque agazapado o reprimido en el inconsciente colectivo. Aquel que señala el fenomenal usufructo que los sectores económicos más poderosos han efectuado sobre el Estado, sus recursos y sus políticas a lo largo de nuestra historia. Más aún en los períodos, como el actual, en los que el interés público que debiera representar(nos) está subordinado al interés de un puñado de ricachones amigos.
Si pasa, pasa
Esa lógica u orientación ideológica acerca del rol del Estado, se derrama en las minucias. Aunque insignificante, el patrón se monta injustamente sobre las entrañas institucionales.
Acá cerquita nomás y en una gestión que se publicita progresista, reformista y fresca. Cualidades que no excluyen el trato servicial, preferencial y sumiso ante la demanda de los patrones.
El ejemplo nos lleva a la Municipalidad de Godoy Cruz. Porque ayer, con los votos del bloque oficialista de Cambiemos, el Concejo Deliberante aprobó un convenio (leé el expediente completo aquí) por el cual el Municipio le otorga a Distribuidora de Gas Cuyana S.A., gratuitamente y por diez años, el uso de un terreno de dominio público. Según la empresa, el requerimiento se justifica en la instalación de una planta reguladora de presión. Lo más probable es que así sea, pero la coyuntura reporta inequidad.
El trámite de la iniciativa sería una anécdota si no lo objetaba uno de los concejales de la oposición. A través de las redes sociales, Martín González -bloque Justicialista- compartió su inquietud ante la generosidad ofrendada por la comuna al amigo de Macri.
En diálogo con EL OTRO, González señaló que “le estamos entregando a Ecogas terrenos pertenecientes al Municipio que fueron destinados al desarrollo de espacios de recreación. Pero además, se los damos en comodato por diez años a cambio de nada, a canon cero, cuando sabemos que esa empresa ha obtenido ganancias extraordinarias por el incremento de las tarifas”. Más concreto, el justicialista aseveró que “creemos que es un favor que se le hace a los amigos del poder”.
Pero más allá de las especulaciones políticas, González notó apuro y omisiones en la tramitación del expediente. “Hace unos quince días ingresó al Concejo, se trató el martes pasado en comisión y se le dio dictamen automático con la excusa de que había que sacarlo sí o sí”, mientras que “desde lo técnico, tampoco tenemos un estudio de impacto ambiental. El terreno en cuestión se sitúa en Villa del Parque y planean instalar una planta sin ningún aval, falta información”.
Sorteada la instancia de “la escribanía” del Concejo, en los próximos días se rubricaría el convenio, que le permitirá a la empresa reducir costos a costa del erario público, potenciando su rentabilidad, para cumplir con su obligación como prestadora de un servicio público esencial.
Nicky es Mauri y Tadeo lo sabe
La transferencia de ingresos con el Estado como garante ejecutor, implementada sin anestesia en las tarifas de servicios públicos, dañó sensiblemente la microeconomía de millones de usuarios y jaqueó a los más diversos sectores productivos de nuestra nación.
En sentido contrario, benefició de manera extraordinaria a las empresas del sector. Varias de ellas circundantes a la figura presidencial.
No extrañó, por lo tanto, que el reciente debate parlamentario por las tarifas que derivó en veto presidencial, permitiera conocer algunos detalles referidos a los grandes ganadores de la ecuación. Apellidos como Mindlin, Lewis o Caputo resonaron con cierta naturalidad.
En nuestra provincia también se instaló la bronca social, devenida en reacción y debate público. Al punto de ungir un fenómeno electoral como Ramón. Quien torpe creyó, capítulo aparte, que aquellas frazadas que lo catapultaron políticamente lo protegerían de su próxima caída libre en modo panqueque.
Siempre en términos relativos, se podría aseverar que está bastante expandido que una buena parte del servicio de energía eléctrica de Mendoza está bajo el dominio de EDEMSA, propiedad del grupo Manzano-Vila.
No sucede lo mismo con el gas. Tanto Distribuidora de Gas Cuyana como su prima hermana Distribuidora de Gas del Centro, son subsidiarias de Ecogas, empresa controlada por Nicolás Caputo, “el hermano de la vida” del presidente Macri. Su entrañable amigo, acreedor hasta hace poco.
Distribuidora de Gas Cuyana opera en Mendoza, San Juan y San Luis y, según sus Memorias, en 2017 obtuvo ganancias por 588,5 millones de pesos, cuadriplicando sus beneficios respecto al 2016. El dato puede ratificarse en base a lo comunicado a la Comisión Nacional de Valores en marzo de este año, donde consta que las ganancias del 2017 permitieron que sus accionistas se repartieran $560 millones. Una actividad muy rentable por cierto.
Pero el horizonte empresarial de Caputo no se agota en absoluto en las participaciones mencionadas. Más bien se incluyen en el 23 por ciento que ostenta sobre la Sociedad Argentina de Energía (Sadesa), que en el rubro generación energética posee acciones en Central Puerto, Hidroeléctrica Piedra del Aguila, Central Térmica Mendoza y Central Térmica La Plata Cogeneración, mientras que en distribución tiene intereses en Edesur además del control sobre Ecogas. Los socios de “Nicky” en Sadesa son Carlos Miguens Bemberg, con el 33,9 % de las acciones; Guillermo Reca, con el 22,5%; los empresarios Escasany, con el 13,6%; y los hermanos Ruete Aguirre, con el restante 7%.
El Grupo Caputo despegó en la década de los 90 con la construcción del Shopping Abasto en la ciudad de Buenos Aires, el Casino Trillenium de Tigre y la planta impresora del diario La Nación. Pero fueron los contratos de obra pública obtenidos bajo la gestión de Macri en la CABA los que lo hicieron jugar en primera.
Desde 2015, el abanico de posibilidades del compinche presidencial se amplió y exprime cuanta licitación de obra pública asome.
Como corresponde, Caputo hizo sus reservas en los Panama Papers que escandalizaron al mundo entero a excepción de los argentinos de bien.
Patria contratista, capitalismo de amigos o como quieran llamarle. En los lugares más recónditos o inesperados, omnipresente. Porque así de voraz es.
¿Era necesario prestarle un terreno a Caputo, intendente García? A modo de bicoca, tribuneando un tanto, inclusive con las rodilleras puestas, le hubiese sacado a Nicky unos metros de ciclovía y gazebos para todas las ferias veganas de Godoy Cruz, de aquí hasta al fin de los tiempos…
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