El gobierno de Rodolfo Suarez sufrió una clara advertencia política en las calles, tras intentar imponer un ajuste educativo que no tiene consenso social. Con la memoria colectiva intacta de la pueblada por el agua pura, diversos sectores se unieron y articularon democráticamente una contundente demostración de fuerza en defensa de la Educación Pública y Gratuita como bien común innegociable. Sin el acuerdo del peronismo, un gobernador aislado y sumiso ante su jefe político, Alfredo Cornejo, resolvió patear la pelota para noviembre en procura de un clima menos adverso. Sin embargo, los sindicatos de la educación pública y privada exigieron diálogo, no para discutir una nueva ley sino aumentos salariales y mejoras en condiciones de trabajo. Mientras tanto, José Thomas se remoja las barbas en medio de rumores de renuncia.

Por Negro Nasif | Fotos: Cristian Martínez

¿No sabe, no quiere o no puede?

¿Se puede tropezar dos veces con la misma piedra? Pues sí, por desmemoria, ignorancia o, tal vez, por tozudez. ¿Y se puede aprender de los errores? Claro, pero para eso, primero, hay que asumirlos como tales. Si descartamos su posible dificultad para recordar, el desconocimiento o mal asesoramiento y su aparente obstinación, podríamos asegurar que el gobernador de Mendoza no parece interpretar cabalmente al pueblo que gobierna, aunque este lo haya elegido por mayoría.

A mediados de agosto de este año, Rodolfo Suarez, en un Zoom con empresarios y periodistas afines, dio sobradas muestras de esa carencia política elemental al conjeturar sobre el naufragio de la impopular ley cianuro. Para el gobernador, el contundente fracaso de su proyecto de derogación de la ley 7722, no se debió a su falta de pericia de conductor sino a la acción desestabilizante de organizaciones sociales y ambientalistas “violentas”, sujetos “infiltrados”, “detractores” irracionales, y una población que “no entendió” que permitir el uso de sustancias contaminantes en la megaminería a cielo abierto sería muy beneficioso para una Mendoza en crisis hídrica.

Nada más lejos de la realidad. Ningún observador del largo proceso social, que derivó en la histórica pueblada de diciembre del año pasado, podría sostener seriamente que todo se debió a la eficiencia de los “profetas del miedo”, tal como calificó Suarez a las y los dirigentes sociales, políticos, culturales y económicos que participaron en manifestaciones tan heterogéneas como masivas, en todo el territorio de la provincia.

Basta recordar cómo la rebelión de los parientes sancarlinos fue recibida con cacerolazos en el Gran Mendoza, o cómo, por ejemplo, mujeres con pañuelos verdes y celestes formaron parte de una causa común, más allá de sus posicionamientos respecto a la legalización del aborto. Si hasta miembros de la Sociedad Rural Argentina compartieron las calles con militantes sociales de las barriadas obreras, al grito de “el agua de Mendoza no se negocia”. Todos, todas, todes, en oposición inclaudicable contra el acuerdo de palacio de radicales y peronistas que pusieron más el oído en Casa Rosada que en el pueblo mendocino.

Lección de Historia

Concedamos que no es desmemoria, ignorancia ni tozudez lo que prevalece en un mandatario que todavía no cumple un año de gobierno. Pero lo que le sobra al pueblo que representa, en cuanto al aprendizaje de sus experiencias colectivas, es justamente de lo que carece Suarez en proporción inversa.

Mientras este martes se pudo respirar en las calles de varios departamentos y en las afueras de Casa de Gobierno un clima épico similar a aquella pueblada, incluso con la identificación de la consigna “la educación pública no se negocia”, la respuesta del gobierno fue postergar el conflicto, con la misma estrategia de la zanahoria que  -recordemos- fue el anuncio bajo asedio de la suspensión de la reglamentación de la ley cianuro, con la ilusión de que la gente se fuera a su casa para así ganar tiempo e insistir con un consenso ya imposible de construir. El final: la derogación de una de las leyes más breves de nuestra historia.

Pocos pueblos firman cheques en blanco, mucho menos sobre las oscilantes urnas. La indudable legitimidad de origen electoral del gobernador choca con su ejercicio político, toda vez que intenta imponer los trazos gruesos de sus promesas de campaña con la letra chica del ajuste. Común evidencia palpable en aquella pueblada por el agua pura y en esta reacción masiva donde, incluso, muchos votantes del radicalismo se subieron a sus autos para rechazar un proyecto que va en contra de sus intereses individuales, en un contexto donde las y los trabajadores de la educación se pusieron al hombro la pandemia y organizaron una escuela virtual de emergencia al mismo tiempo que asistieron social, económica y emocionalmente a sus estudiantes, a expensas de conectar sus vidas durante interminables horas a un celular, con el objetivo de siempre: educar a niños, niñas, adolescentes, adultos excluidos, estudiantes de carreras de nivel superior.

Todo ello con la palmadita en la espalda de la Dirección General de Escuelas pero sin el menor reconocimiento económico de las arcas de un Ministerio de Hacienda que tiene como prioridad resolver la pesada deuda. Por el contrario, se declaró un default salarial sobre los aguinaldos, una pérdida creciente del poder adquisitivo sin intención oficial de llamado a paritarias, apenas menguado por acuerdos salariales nacionales e, incluso, bajo amenaza constante de la vuelta de papelitos de colores, como aquellos Petrom que las maestras más experimentadas no olvidan fácilmente.

El negocio del electricista no tiene paritarias

“Lo único que no estamos dispuestos a negociar es que no es el momento”, advirtió José Thomas en una reunión virtual e improvisada con militantes y educadores oficialistas, que pretendió disfrazarse de proceso hacia un histórico Congreso de Educación por Zoom. “A negociar… perdón, no me gusta esa palabra”, se corrigió el director general de Escuelas y propuso “construir, debatir” para maquillar el fallido.

“Si el gobernador lo dijo el Primero de Mayo, y todos sabíamos que esto iba a ocurrir, sí es el momento”, insistió el gerente educativo y se mostró empoderado al mismo tiempo que condescendiente. “Tenemos los votos para hacer la Comisión (de Educación) nosotros, la Bicameral, aprobar (el proyecto de ley) en la Bicameral y sacarla pasado mañana”, apuró Thomas y en prueba de su bondad patronal señaló: “No teníamos ninguna obligación de que el gobernador llame a un Congreso Pedagógico”.

De acuerdo con Thomas, no sería un deber la discusión democrática, pero no podrá negar el funcionario que el gobierno sí tiene la obligación constitucional de convocar a negociaciones colectivas de trabajo. “La educación pública no se negocia”; “No a esta ley de educación”; “¡Paritarias ya!”, le contestaron al gobierno escolar con cantos y pancartas en la explanada de Casa de Gobierno, en el contexto del contundente caravanazo provincial, con la misma simiente de rebeldía, hastío y organización de aquella pueblada que quebró el fin de 2019.

Aunque no es el mismo contexto, ni iguales son las problemáticas, es indudable que la voluntad concreta de movilización desde las bases representa la recuperación de un ejercicio social y político cargado de aprendizaje. En contraste, frente a la misma piedra aplazada para noviembre, el gobernador no asume sus errores y se dispone derechito a tropezar con ella.

O tal vez su plan sea la continuidad cornejista -a lo ítem aula- del  ajuste con represión, blindado por los medios hijos de pauta que, dicho sea de paso, no se enteraron del caravanazo de ayer.

Quizás Suarez piense en reeditar la rosca chiquita con legisladores del Frente de Todos y negociar algunas concesiones sectoriales hacia el interior de la comunidad educativa, para así meter a presión un proyecto de “consenso” en la Legislatura, mejorado con los consabidos “aportes” que no modifiquen el fondo de la norma. Para finalmente sacar la ley a caballo de la mayoría automática, de la cual se jactó Thomas, el técnico electricista que conoce muy bien que los fusibles son los primeros en quemarse cuando la tensión colapsa. Sabidurías que también corren para la vida política.

 

Caravanazo en fotos

 

Contundente caravanazo contra la ley Thomas

 

Ley de Educación: vienen por la estabilidad laboral

 

 

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