Creer
Por Juan Pablo Barrera | Foto: Seba Heras
Hacia mucho que no rezaba, tal vez después de la confirmación habrán sido un par de veces más, en algún bautismo donde el rezo colectivo lo llevó a unirse aunque no quisiera, la ultima vez fue en un velorio. Hacia mucho que no creía en la costumbre de los hombres para perpetuar conductas más sufrientes. Estaba convencido de que la religión era un arma más del capitalismo para someter y confiarse en un beneficio no terrenal “Porque de los pobres será el reino de los cielos” . Esa idea del sufrimiento redentor lo “sacaba” pero lo tenía encarnado.
“En algo hay que creer”. Le resonaba el consejo de su madre, entonces buceaba en la energía del universo, la idea hippie del que todo “fluya” y que las cosas pasan cuando tienen que pasar. Pero esa idea errónea de querer controlar lo incontrolable lo sometía al sufrimiento, ese sufrimiento que garantiza la redención y el disfrute en un momento y un lugar que no es ahora ni existe.
La pandemia, la muerte, la hipocondría, el miedo, la sobre información, la vida y esa pieza semi iluminada, lo hicieron hacerse “bolita” en la cama, apretó con fuerzas una estampita de la virgen de Guadalupe vieja y lloró, lloró mientras “rezaba” o solo repetía un sonido profundo y así funcionaba como un mantra de relajación, dudó de todo una vez más incluso del sufrimiento redentor que estaba practicando en ese mismo momento y se entregó.
Sonó el despertador, ya era de mañana aunque el sol ni asomaba. Costó levantarse, ni se miró al espejo mientras se lavaba los dientes. Se puso el barbijo y salió, el viento frío le dio en los ojos y los cerró. Que rezar no implique milagro le parece una farsa, ha rezado desde el alma, ha hecho pedidos concretos y promesas en otros momentos difíciles en medio del sufrimiento, pero…
“En algo hay que creer” se repitió, suspiró y se llenó de dudas que tiene como certezas.