Una sensación que hacía mucho no tenía

(Crónica que no es como las otras)

 

Por Juan Pablo Barrera | Foto: Coco Yañez

Hace más de un año y medio el mundo se volvió distinto. Un virus, cuarentena, pandemia. Aprendimos conceptos nuevos. La virtualidad ganó más lugar, perdimos el contacto humano, el abrazo, los besos, el cariño en forma de gestos. De a poco nos acostumbramos al tapabocas o barbijo como le digo yo, al alcohol en gel y lamentablemente a un reporte de muertes como número. Algunas empezaron a golpear cerca; hemos llorado amigos, hemos llorado por tantas cosas. El mundo se volvió un lugar raro, la angustia era la constante. En el último tiempo se volvió más duro, algunos jugaron políticamente, parecía que las encuestas valían más que las vidas, también la economía fue destruyéndose. Pero el mundo siguió y sigue girando. No sé ustedes, pero yo notaba que todo era más triste, me costaba encontrar alegría en el conjunto. Tal vez había alegrías individuales, pero todo parecía ser más gris.

En ese tiempo el mundo fabricó vacunas para frenar esta pandemia. En todo el planeta: restricciones, protestas, angustia. Pero había vacunas, había esperanza.

Hace unos días, pedí mi turno para vacunarme, tengo 44 años. Todos los días, miraba en twitter cuántas vacunas iban a llegar, en qué momento me tocaría a mí la posibilidad.  Desde el instante que pedí el turno sentí nervios, cuando me llegó el mail me puse ansioso, me fui a vacunar en Lujan, un párrafo aparte para los vacunadores y su trabajo inconmensurable. Desde que me bajé del auto se respiraba un aire distinto, hacia frío. Y por primera vez desde que empezó todo esto sentí alegría en el aire, sentí que la gente estaba contenta. Que todos los que estábamos ahí teníamos una sensación casi de amigos, nos sacábamos fotos entre desconocidos para llevarnos ese momento. No nos olvidamos de quienes no están, creo que en medio de esas tristezas se potenció la alegría.

Llegan y hay vacunas, hay esperanza, hay alegrías en medio de todo esto que todavía no termina.

 

Nota del escritor: Más que una crónica puede ser una nota de opinión, en las anteriores hubo ficción, en esta necesité contar esa sensación que hacía tanto no tenía.