Ellos si “pueden”.

Por Juan Pablo Barrera | Foto: Seba Heras

Unos años atrás quería contar la historia de mi abuelo, Andaluz, marinero, bajado de un barco en la ciudad de Rosario, 2 guerras, 2 infartos,  parco y poco afectuoso con los suyos, pero lleno de historias. Me subí a un micro por allá por el 2006, una semana santa, con mi grabador de periodista y me fui a que mi abuelo me contara de su vida la cual él contaba poco.  Yo con eso pensaba escribir algo. 

 

Fue toda una experiencia, guardé los cassettes para en algún momento ponerme a escribir, y los perdí, sí, perdí el material. Todas esas historias contadas por él se perdieron. Al principio de la pandemia me puse a escribir lo que yo recordaba de esas historias. Me senté y escribí a mano y me di cuenta que contaba mucho más que la historia de mi abuelo.

 

Mi viejo y mi abuelo, no se llevaban muy bien, de alguna u otra forma se reclamaban de manera implícita ciertas distancias que no vienen al caso, a mi viejo siempre le costó esa relación.

 

Hace unos días hubo un tractorazo y recordé el capítulo de la muerte de mi abuelo. Donde cuento cómo mi viejo se desplomó en una silla mientras mi abuela del otro lado lloraba diciéndole: – “tu Papá”. No lo vi llorar pero se desarmó, eran las 2 y media de un domingo y por primera vez en su vida mi papá no tuvo tiempo de planear un viaje. Nos subimos al auto a las 4 y pico, esto fue en Marzo de 2008 y el país entero estaba cortado por el reclamo del campo y la famosa “225”. Novecientos km separan Mendoza de Rosario y mi viejo no se sentía en condiciones de manejar, fue la primera vez que maneje tanto. En cada provincia había cortes de ruta, que dejaban pasar de manera intermitente y en los cuales había que hablar con los “trabajadores patriotas” (estos sí parece que lo eran) para que nos dejaran pasar. Llegamos a las 4 de la mañana después de recorrer rutas con un tráfico casi nulo pero con “piquetes avalados”.

 

Mi abuela unos días después puteó a los “del campo” Parece que ellos si “pueden”. Ellos vivían en el sur de Rosario, rodeados de monoblocks FONAVI y peronistas, sus palabras fueron llenas de bronca y dolor por el contexto. Pero en algún punto esa mujer, ex empleada de un frigorífico, decía que algunos reclamos o protestas son sostenidas desde un sector de la sociedad y que las de los pobres siempre cuentan con cierto desprecio.

Solo hace falta mirar la cobertura mediática y política del último tractorazo para confirmar lo que ya sabíamos y que mi abuela me decía ese principio de abril de 2008.

 

(Este es un breve spoiler de un fragmento de un capítulo de una historia que espera ser en algún momento libro)

 

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