La supuesta superioridad del café.

Por Juan Pablo Barrera 

“A mí el té me parece insulso, es agua con sabor, les cambian los nombres, pero es un saquito en agua hirviendo, no tiene la fuerza y variedad del café. Ojo, para mí, como ya dije, es lo que me pasa de manera muy subjetiva.  El café te despierta, es energía, más sudamericano, la infusión es más inglesa y todos sabemos lo que pasa por estos lados con esa gente. Además a un mozo le podés pedir un cortado con una seña, mirá si vas poder pedir un té así ¿Qué hacés? ¿Dibujás una pava en el aire? No se puede. ¿Y quién no ha disfrutado un café con leche “mojando” la medialuna o una raspadita para que se impregne de ese sabor? ¿Qué sabor tiene en el agua hervida? Otra cosa más, el café irlandés tiene whisky, también está el café al coñac ¿La infusión británica tiene esas bondades etílicas? No me interesa saberHabrá amantes del té que podrán refutarme con fundamentos sobrados, la verdad no me importa lo que puedan decir ni del té ni sus variedades modernas”. El agua de la ducha ya está tibia y en mi cabeza sigue esta exposición imaginaria ante un auditorio inexistente pero lleno, en el cual yo expongo la supuesta superioridad del café para toda esa gente pero solo me interesa que lo escuchés vos. ¿Cuántas cosas haremos para supuestas multitudes en busca de que llegue a alguien en particular?

Salgo del baño, el frío del invierno se siente en toda la casa a pesar de la estufa y  caloventor prendido. “El auditorio imaginario aplaudió de pie”. Camino a la cocina me preparo un café bien cargado para pasar este invierno que potencia soledades y veo la pava sin uso desde que te fuiste, desde el día que tomándote tu té de manzanilla me dijiste que ya no volverías.  Maldigo nuevamente a los ingleses, abro la alacena y pienso en tirar la caja con los saquitos que sobraron, pero no me animo tengo la esperanza de alguna vez poder tomarme uno yo para confirmar que es una mierda.