Sin demasiada literatura.

Por Juan Pablo Barrera

A veces intento que la crónica no tenga que ver con hechos políticos, el diario ya lo hace de una manera mucho más interesante y con una capacidad de análisis envidiable en sus notas.  Aunque quizás haga alguna referencia mínima, o sutil (a veces no tan sutil) en medio de algún relato, pero no más que eso. Trato que el tema central de estos escritos de los viernes no sea “pura realidad”.

¿A qué viene esta introducción?  A que quizás hoy no lo logre y hable del histórico paro y de la movilización del martes. O sea, buscaré disimularlo pero no puedo no contar sobre algo que a mi humilde entender tiene tanta poesía. Las luchas sociales están envueltas de una mística más allá de la literatura.

Veo la fotaza del Seba que espero sea la de esta crónica; lo imagino ahí subiéndose no se adonde, eligiéndola para que sea esa foto y no otra. La imagen capturada tiene una capacidad de relato interminable, muestra la cantidad de gente, las pancartas; que también dicen, esa bandera argentina que parece infinita, los árboles de invierno sobre la avenida, el color del frío, el calor de los manifestantes. Quiero preguntarle tantas cosas pero prefiero guardar cierta magia.  La foto se “viralizó”, casi como respuesta a las declaraciones absurdas de un ministro que daba porcentajes irrisorios de acatamiento al paro, queriendo otra vez imponer una mentira, pero esta vez el sol no se pudo tapar con las manos.   

Cuando esta crónica se publique el gobierno habrá hecho una nueva oferta que deberá ser  mejor, no solo por la obligación impuesta por la paritaria sino por la muestra de fuerza que dieron los docentes apoyados en el hartazgo de gran parte de la sociedad en una realidad que nos golpea cada vez más fuerte. Maestras y maestros que tuvieron que “aceptar” el Ítem Aula de Cornejo bancado por en un discurso mediático que condenaba a las educadoras y educadores. “Panza arriba” diría algún colega para menospreciar el trabajo docente. Un mecanismo extorsivo que no pareció tan grave en ese momento.

En estos días estuve tratando de acordarme cuál era el nombre de todas mis maestras de la primaria, no recordaba la de jardín que se llamaba Graciela, después tuve a Mabel, María Rosa, Inés, Miriam, Marta, Nelly y Dorita. Mujeres dispuestas no solo a enseñarnos, sino a contenernos dentro de la escuela pública, la Perito Moreno de Luján. A todas las recuerdo con cariño, y en mi memoria todas fueron distintas.

 

La verdad no sé si se hubieran manifestado en las calles, pero me acordé de ellas al ver las calles llenas de docentes, algunos con guardapolvos enseñándonos que es en la lucha que se consiguen derechos y se recupera dignidad.

Nota: Gracias a los que coparon las calles, no hay nada más solidario que las luchas sociales, los beneficios futuros serán para todos. Quizás esto esté lejísimo de ser una crónica, o de tener algo de literatura, quizás no haya tanto arte en las palabras hoy. Para ver arte vuelva a mirar la foto.