De mundial.

Por Juan Pablo Barrera

Ya les he contado que de alguna u otra forma uso los mundiales como hito cronológico para otros eventos importantes de mi vida. Es decir recuerdo un hecho y mentalmente busco la referencia del mundial más cercano. Por ejemplo, a mí me tocó la colimba, que después no hice porque a partir del otro año dejó de ser obligatoria; el día que fui a pedir la prórroga porque estaba en 6to año de la secundaria, empezaba el Mundial de Estados Unidos 94, donde éramos favoritos y le cortaron las piernas al Diego.

Pero no quiero caer otra vez en el recuento y en el repaso de hechos. Si quieren leer algo interesante que relaciona hechos históricos, políticos, deportivos y culturares les recomiendo un libro de Galeano que se llama “El fútbol a sol y sombra”.

Me pasa algo con este mundial, su contexto veraniego, el calendario alterado por los petrodólares y sobornos que le permitieron a Qatar realizar un mundial en noviembre. Que hasta hace unos días se jugaran partidos de las ligas como si no estuviéramos a las puertas del evento futbolístico más importante, me ha molestado bastante. No hay clima de mundial, estamos a días y no hay fiebre mundialista, pienso que quizás también sea con que el país organizador, no respeta derechos humanos y se conozcan cada vez más hechos en torno a un país que dejo en evidencia que esto es un negocio.

Antes había previa de varios días con los equipos en sus lugares de entrenamiento, recuerdo Trigoria en Italia 90 o Pasarella poniendo telas para que no vean el entrenamiento en Francia. O un nombre muy raro alemán en 2006. Ahora ni sabemos dónde concentra Argentina.

El último lunes mis hijas me preguntaron sobre el mundial y yo ahí empecé a decir sede y campeón desde 1930 hasta el 2018 y se sorprendieron, creo que será la única que vez que pueda sorprender a alguien recitando ese conocimiento innecesario. Yo necesito que el mundial me atraviese todo, me están pasando muchas cosas que merecen ser recordadas y referidas cronológicamente al mundial.

Usted lector habitual de estos textos sabrá algunas conductas cabuleras de quien escribe y por eso mismo no me permito el análisis futbolístico ni siquiera periodístico porque estoy en modo hincha, porque lo veo a Messi y me emociono. Por lo menos en esta crónica no habrá tal análisis, si hay muchas ganas de que de una vez por todas arranque este mundial extrañamente veraniego, alejado de bufandas, pero con las esperanzas a un nivel altísimo.

Ahh y una cosa más, a los puristas de la realidad que atentan contra mundiales y su crítica intelectualoide a la pasión por el fútbol, quédense tranquilos sabemos que hay cosas más importantes que un mundial, pero mientras tanto nos vamos a entretener con, para mí, la más importante de las cosas que no importan.