De mundial III.

Por Juan Pablo Barrera

De mundial III

Algunas consideraciones que creo necesarias: En estos escritos, no hay análisis futbolísticos, no se parecerán demasiado a un texto literario, ni siquiera a una crónica. De ninguna manera este fervor nos hace olvidar de los petrodólares y el acomodo de la sede del mundial en un país que no respeta derechos. Y sí, intelectuales anti mundialistas vamos a seguir hablando y escribiendo de lo que pasa con este evento, sabemos que debemos ocuparnos de tantas cosas, por ahora hemos elegido “distraernos con el “fulbo” (así mal escrito).

Tengo la sensación de calor en el cuerpo, mi hipocondría me hace pensar por un segundo que es fiebre, Argentina no juega bien ante México, tomo agua, en el entretiempo ensayo un análisis, algunos abrazos me calman, recuerdo que estaba más nervioso antes de que arranque el partido. 

En un momento del segundo tiempo, Messi cruza un remate de zurda y grito ese gol con tanta fuerza que se me quiebra la voz. Grito como tirando piñas al aire que podrían haber sido para Canelo de haber sabido en ese momento las barbaridades sin sentido que diría el boxeador (ya se ha disculpado en las redes). Hay llantos de emoción, se acomodan algunas cosas, Argentina gana finalmente 2 a 0. Y todos respiramos después de casi una semana de agonía.

Antes de Polonia, estaba nervioso aunque no tanto como antes, y un poco me preocupaba no estarlo, había nervios pero normales. Yo tengo ciertas “costumbres” que se pueden llamar cábalas que ayudan a bajar los nervios, conscientemente creo que lo que hacen es eso: calmar un poco. Más pasionalmente estoy convencido que esas costumbres ganan partidos.

Mis hijas viven su primer mundial con plena conciencia de lo que el evento significa, fueron a la escuela con camisetas, quieren saber sobre los otros equipos o jugadores. La más chica me pregunta ¿dónde será el próximo Qatar? – El próximo mundial – le digo -. La hermana se ríe. Yo me sonrío. Vamos a ver el partido juntos, ellas están pintadas, la más chica desde que arrancó el partido está sentada conmigo, la más grande se está maquillando bien, se está lookeando como si fuera estar en una tribuna del 974 y la fueran a tomar las cámaras de la transmisión oficial y aparece recién a los 20 minutos de partido.

Lamentamos el penal que atajó el polaco, y gritamos juntos los goles de un partido en el que Argentina ganó un partidazo. Me pidieron ir a festejar y a pesar que dicen y he dicho alguna vez que no se festeja ganar un partido de la fase de grupos que te clasifica a octavos allá fuimos, en contra de alguna costumbre.

El mundial sigue, nosotros seguimos, estas crónicas que no son crónicas seguirán siendo mundialistas para mantener algunas costumbres. Ahora será contra Australia, mañana, y mientras escucharemos a periodistas deportivos hablar de rival accesible y ahí todos recordaremos Arabia que fue la cachetada justa para no creer en rivales accesibles. Creo necesaria esa tensión nerviosa previa generalizada, también a modo costumbrista y para no relajarnos durante esta distracción hermosa que es el mundial.

Nota del redactor: No es una crónica, podría ser más bien el diario íntimo mundialista del escritor, por una cuestión de cábala les pido lo tomen como una crónica.

Aclaración 1: 974 Es el nombre del donde jugó Argentina ayer, si usted suma los números da 20 (¿Quién tiene ese número de camiseta?).

Aclaración 2: Señor Canelo Álvarez, de ninguna manera osaría este humilde escritor levantarle la mano a un campeón mundial de boxeo.

Aclaración 3: Sabemos muy bien que el mundial no es lo importante pero en este momento es la más importante de las cosas que no importan.