Amigas y amigos de Sebastián Raffa realizaron un mural con el fin de visibilizar la falta de respuestas de la Justicia. En el cuarto aniversario de su asesinato, su mamá Cristina Salguero denunció que la investigación está paralizada y expresó que “alguien tiene que saber o haber visto algo”.

Fotos: Coco Yañez

Mi alma necesita saber

Frente a las vías del Ferrocarril, en la intersección de La Purísima y Godoy Cruz, del departamento de Guaymallén, un grupo de amigos y amigas de Diego Sebastián Raffa dejaron plasmado en un mural el pedido de Justicia a cuatro años de su asesinato.

El mural se encuentra a unos 150 metros al oeste del descampado donde fue hallado el cuerpo sin vida de Sebastián, el 7 de agosto de 2016. Hasta el día de hoy, la investigación no dio ningún resultado y el crimen permanece impune.

Cristina, mamá de Sebastián.

La mamá de Sebastián, Cristina Salguero, se acercó hasta el lugar y dialogó con EL OTRO.

“Yo necesito saber qué pasó con mi hijo. Tenía muchos amigos, era esencialmente bueno y la Justicia no encuentra nada. Mi alma necesita saber qué le pasó para dormir tranquila, tener alguna noche de paz”, expresó.

Al momento de su asesinato, el hijo de Sebastián estaba por cumplir dos años. Por eso Cristina solicita “respuestas para que mi nieto, cuando sea grande, sepa qué pasó con su papá. Ahora no pregunta porque está por cumplir 6 años, pero con el tiempo, en la adolescencia, va a empezar a preguntar y yo necesito darle una buena respuesta que no lo convierta en una persona resentida”.

Respecto al estado de la causa, la mamá de Raffa aseguró que “al principio se trabajó mucho y me consta. Pero nunca se arribó a ninguna prueba o sospecha que diera la posibilidad de imputar a alguien. No hay testigos, no hay pruebas, evidencias ni absolutamente nada. Si el móvil fue el robo, su billetera estaba en un asiento y su celular estaba en su ropa”.

Y agrega que en los inicios de la pesquisa “la causa la tenía el fiscal de Guaymallén Mauro Perassi, pero cuando se reformó la Justicia pasó a la Fiscalía de Homicidios y la tomó el fiscal Horacio Cadile. Sus respuestas siempre fueron las mismas. Yo lo entiendo, yo comprendo su dolor y desesperación. Me dijo que él tiene cuatro hijos y si se le muere uno se muere. Pero uno no se muere, tiene que vivir para padecerlo. Eso es terrible”.

“Fui infinidad de veces a la Fiscalía y la respuesta es siempre la misma. También vi que él trabajaba, buscando a las personas con las que mi hijo estuvo esa noche, que en definitiva eran amigos. Pero nunca se llegó a nada que esclarezca”, aseveró con impotencia.

Ante esa falta de elementos probatorios, “en mayo del año pasado se agregó un escrito al expediente que dice que debido a esto, la falta de pruebas, evidencias, sospechosos, el expediente se guarda. Pero en mi alma no se guarda nada”.

Respecto a la iniciativa de sus amistades, Salguero expresó que “me da muchísima ternura, los quiero mucho a todos y los conozco desde que mis dos hijos eran adolescentes. Me emociona, me confirma que lo que yo pienso de mi hijo es real porque si no, esto no estaría sucediendo. Él era esencialmente bueno y esto que están haciendo los chicos es increíble, han podido concretar algo así como un sueño que yo tenía. Me provoca mucha emoción y gratitud. Veo que Sebastián también podría estar acá gracias a ellos”.

“Lo que ellos quieren es lo que todos queremos, que se visualice, que no se olvide. Alguien tiene que saber algo o haber visto algo” concluyó la mamá, visiblemente ganada por la emoción.

El caso

Sebastián Raffa fue asesinado de un disparo la madrugada del 7 de agosto del 2016. Tenía 32 años, trabajaba como electricista y vivía solo en Dorrego. Recientemente separado, tenía un hijo que en ese momento estaba por cumplir 2 años.

Alrededor de las seis y media de la mañana de ese domingo, vecinos del lugar llamaron a la policía tras escuchar algunos disparos.

Cuando la fuerza de seguridad llegó al lugar encontraron el vehículo de Sebastián con las puertas abiertas y, al lado, su cuerpo, que había recibido un disparo en la zona lumbar izquierda.

No se encontraron vainas y Raffa tenía la billetera en su bolsillo y el teléfono celular en un asiento del auto.

Durante la investigación, nunca se pudieron obtener pruebas, evidencias o testimonios para esclarecer quién o por qué lo asesinaron.

 

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