Así estamos: el jefe de la custodia del Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes publica mensajes a favor del Terrorismo de Estado; un subcomisario de la Policía de Mendoza se burla de las y los desaparecidos; el director de Cultura de Godoy Cruz marcha el 24 de marzo pero, al día siguiente, guarda completo silencio ante una actividad cultural en ese departamento que es ferozmente reprimida con métodos de la dictadura; el intendente de Guaymallén intenta adoctrinar a jóvenes reeditando la falacia de “los dos demonios”. La nueva normalidad mendocina con sus viejos discursos de odio. 

Por Negro Nasif

Foto: Seba Heras

La cultura represora suele evidenciarse en gestos, palabras, expresiones y actos que, aunque parezcan nimios, en su reiteración impune se naturalizan –se normalizan- deteriorando la República y la Democracia que, como ya sabemos, no consiste solamente en votar cada dos años, sino también garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos consagrados en la Constitución Nacional.

En este sentido, resulta imprescindible señalar las conductas de las y los funcionarios públicos que, en lugar de cumplir con la obligación de aportar a la construcción de valores democráticos, promueven discursos de odio.

Custodio del genocidio

Fotografía de perfil de WhatsApp, perteneciente al teléfono 2612508747, del sargento ayudante Ahumada.

El pasado 24 de marzo, el sargento ayudante Ahumada, responsable militar de la custodia del Memorial de la Bandera del Ejército de Los Andes, que se ubica frente a Casa de Gobierno, publicó en la red social WhatsApp una serie de estados con consignas a favor de quienes perpetraron el genocidio cívico militar que, justamente ese día, la sociedad argentina y Estado en su conjunto condenaba enérgicamente.

Las publicaciones emitidas por Ahumada, desde su teléfono 2612508747, vistas por numerosas personas, fueron constatadas por EL OTRO y certificadas por un escribano público. En ellas el uniformado del Regimiento de Infantería de Montaña 11 General Las Heras replicó mensajes justificando los crímenes de Estado, y en apoyo de condenados por delitos de lesa humanidad, a quienes en su delirio consideró como víctimas “que están muriendo en las cárceles injustamente”.

Capturas de pantalla de WhatsApp | 24 y 25 de marzo de 2022

Sin atisbo de compromiso democrático, el sargento ayudante Ahumada, quien es responsable de la custodia de uno de los símbolos de independencia y libertad más importantes de América Latina, publicó también repudiables imágenes agrediendo a las Madres de Plaza de Mayo, a las y los desaparecidos y a la histórica consigna Nunca Más, enarbolada en los años 80 por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) promovida por el entonces presidente Raúl Alfonsín.

Frivolizar el mal

Foto: Seba Heras

La filial Mendoza de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) denunció la última semana, ante la Inspección General de Seguridad (IGS), al subcomisario Pablo Jofré por “inconducta manifiesta”.

De acuerdo con la presentación de la APDH, cuyas pruebas que la respaldan están registradas en internet, “en una publicación en Facebook en la que se ofrecía en venta un Falcon verde, un usuario (Oscar Saez) pregunta: ‘¿Cuántos zurdos le entran?’. Pablo Jofré respondió: ‘Si sabés jugar al Tetris podés acomodar varios… pero guardá lugar para la pala y la bolsa de cal viva'”.

Capturas de pantallas: Facebook

En la misma línea de las nefastas publicaciones de sargento Ahumada, el agente de policía de la Comisaría 62 de San Rafael hizo “apología de crímenes de lesa humanidad, haciendo evidente referencia a medios para transportar la mayor cantidad posible de cadáveres de ‘zurdos’ en el baúl del automóvil emblemático del terrorismo de Estado y sugiriendo el modo de deshacerse de los cuerpos allí apilables”, tal como efectivamente lo concretó el plan sistemático de eliminación de personas en toda la Argentina.

Captura de pantalla: Facebook

“Estas expresiones manifiestan una grosera falta de consideración para con la comunidad en general, amén del sistema republicano y democrático. También expresan una intolerable desaprensión para con las víctimas del Terrorismo de Estado y sus familiares”, señalaron desde la APDH y solicitaron a la IGS que instruya un sumario administrativo, disponga la suspensión preventiva del agente de policía Pablo Marcelo Jofré Montaña, y se lo denuncie ante la Justicia por la posible comisión de apología del crimen, delito contemplado en el artículo 213 del Código Penal.

Sinvergüenza

Diego Gareca Foto: Seba Heras

El director de Cultura de Godoy Cruz, Diego Gareca, encabezó a una centena de militantes de la Juventud Radical y Franja Morada que, después de una larga ausencia, volvieron a participar de la histórica marcha del 24 de marzo.

Con su habitual doble discurso y uso de símbolos culturales completamente vaciados de contenido, el exsecretario de Cultura y amigo personal de Alfredo Cornejo publicó en sus redes sociales fotografías y textos que intentaron mostrarlo como una suerte de líder popular, lo que contradice su inocultable pertenencia a la ultraderecha mendocina.

La hipocresía del funcionario permanece en el patetismo. Solo basta con recordar que Gareca preside la Unión Cívica Radical de Godoy Cruz, furgón de cola en Juntos por el Cambio, la coalición de extrema derecha liderada por Patricia Bullrich y Mauricio Macri, destacados ofensores de los derechos humanos y colaboracionistas -de armas exportar- del último golpe de Estado de Bolivia, en el que fue asesinado Sebastián Moro, nuestro compañero periodista mendocino sistemáticamente ninguneado por el ex progre de El Hombrito y sus correligionarios de la Juventud y la Franja

El autobombo del cornejista del 24 de marzo quedó completamente silenciado un día más tarde, cuando una patota de la Policía de Mendoza, conducida por los radicales Néstor Majul y Raúl Levrino, utilizó los métodos de la dictadura para reprimir con total impunidad una actividad cultural de jóvenes en una vivienda de Godoy Cruz.

Diego Gareca y Diego Capusotto Foto: Cultura de Godoy Cruz

Desde el viernes, mientras las imágenes de la violencia de Estado se difunden en diarios y noticieros de todo el país, el responsable del incendio de la cúpula del ECA archivó su militancia popular y se centró en postear la agenda cultural del departamento y fotografías, con su repertorio de remeras nac & pop, junto a personalidades como Diego Capussotto, el senador radical Alfredo Cornejo, o el senador provincial Diego Costarelli.

Lo que se dice toda una línea serpenteante de coherencia ideológica.

Adoctrinando con demonios

Marcelino Iglesias, intendente de Guaymallén Foto: Municipalidad de Guaymallén

El 23 de marzo pasado, el intendente de Guaymallén Marcelino Iglesias escribió otra página destacada de su historia de cinismo, en la escuela Américo D’Ángelo.

El autodenominado abanderado de los gorilas intentó bajar línea a las y los alumnos de esa escuela pública, con la intención de no “depositar una visión estática”, aunque recurriendo a los dos demonios, la perimida falacia que en los años 80 se intentó instalar para equiparar a los genocidas con sus víctimas.

Foto de archivo: Coco Yañez

En pocas palabras, Iglesias desgranó un discurso que sería aplaudido de pie por el militar Ahumada, el policía Jofré o su correligionario Gareca: “El 24 de marzo no surgió de la nada, no surgió porque unos militares alucinados decidieron tomar el poder; surgió porque la misma democracia imperfecta había generado condiciones de mucho descontento, no solo en lo económico sino principalmente en lo social. La violencia que existía previamente, en un contexto donde las balas silbaban y las bombas estallaban, donde agrupaciones armadas como montoneros y ERP pugnaban por tomar el poder y las bandas parapoliciales de la Triple A estaban apoyadas y fomentadas desde el gobierno, generó un estado de total indefensión de la gente”.

Muy lejos de la falacia de los dos demonios que intenta resucitar Iglesias, la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, la Historia y la Justicia ya demostraron que los genocidas no fueron sicópatas sueltos, ni antisociales, sino criminales que se autoproclamaron representantes de valores sostenidos por una parte de la comunidad que decían defender y que, en nombre de una presunta superioridad, cometieron las peores atrocidades.

Huevos

Foto: Coco Yañez

Después de 46 años del golpe, está más que claro que es imprescindible juzgar a todos los genocidas -como ejemplarmente lo está haciendo la Argentina- pero también frenar los pequeños pasos que pudieran justificar las violaciones a los derechos humanos en el presente y en el futuro, para garantizar que nunca más ocurra.

El juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Eugenio Zaffaroni, describió con suma lucidez, en un trabajo galardonado en el 2009 con el premio más importante de la Criminología a nivel mundial (leer aquí), que los crímenes de masa son el resultado de una construcción sociohistórica, y que no basta con un golpe de Estado para consumarlos. Previo a que las violaciones sistemáticas de los derechos humanos se materialicen, se dan en el seno de la comunidad procesos de legitimación social de la violencia. Entre ellos la pretensión de reinstalar discursos de odio.

Las serpientes jamás paran de poner sus huevos.

 

La Policía de Mendoza recordó el 24 de marzo

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