Opinión por Eduardo Ribó | Magister en Psicología Social de Grupos e Instituciones. / Fotos de archivo: Coco Yañez

Hendijas cotidianas
Puedo estar y no conectar.
Puedo mirar y no registrar.
Puedo dar sin esperar.
Puedo bromear con la realidad.
Vamos controlando los sentimientos.
Aprendemos a jugar.
Cuando siento tranquilidad
No dudo tanto no sufro de mas.

Virus.

Si en algo se distinguen las instituciones sociales con aristas autoritarias, eso es, en perseguir a los jóvenes y prohibir las fiestas. Advertimos a cotidiano cómo le viene como anillo al dedo a ciertos sectores de nuestra sociedad conservadora la crisis sanitaria, sobre todo a aquellos que creen que las soluciones pasan por procesos de control y vigilancia. Desde allí se activa todo un aparato de animosidad con respecto a esa capacidad de vivir el espíritu gregario y festivo que identifica a las juventudes. Vemos cómo medios de comunicación ya rancios de Mendoza y Argentina se empeñan en presentar estas acciones como delictivas, y acusan a los grupos de jóvenes por muchas de las proliferaciones del virus.

Foto de archivo: Coco Yañez


Creo que en una parte puede haber razones para pensarlo, pero las soluciones no entiendo sean las punitivas, sino que como sociedad debemos encontrarnos habilitando procesos socioeducativos que nos hagan sentir parte del devenir sociohistórico y constructores de modelos de ciudadanía dialogantes que primen sobre la amenaza y persecución. Para ello debemos repensar las formas desde las cuales llegamos a las juventudes.

Reiteradamente se escucha por parte de nuestra sociedad adulto céntrica palabras cómo: “Es que los jóvenes no entienden” o, lo que es peor, se ha de escuchar: “a los jóvenes no les entran balas “. Necesitamos que en conjunto y sobre todo desde las instituciones que nos intentan representar a todes, volver a confiar en el potencial de lo socioeducativo/ cultural y en el poder del protagonismo juvenil para resolver en concurrencia el cómo transitar la pandemia sin perder la alegría y efervescencia que caracteriza una juventud sana y auto consciente de sus límites. Será hora de dejar de apuntar con el dedo y abrir caminos a la participación, para que desde allí aparezcan soluciones de cómo recorrer la pandemia, sin que ello suponga renunciar a ser jóvenes

No recibimos pauta del gobierno ni dinero de grandes empresas. Por eso hoy más que nunca es indispensable tu apoyo económico para sostener este proyecto de comunicación independiente. Sumate ahora mismo a la Comunidad EL OTRO con un aporte mínimo de $200 mensuales.

 

Aporto $200

Aporto $300

  Aporto $500 

Yo defino mi aporte

 

Una vez que hagás tu colaboración recibiremos automáticamente un mail y nos comunicaremos con vos. Si tenés dudas o consultas podés escribirnos a través del messenger de la Comunidad o del correo electrónico comunidadelotro@gmail.com .

Si luego de hacer el aporte decidís interrumpirlo, podés darte de baja en cualquier momento. No exigimos un tiempo de permanencia.

 

 

¿Por qué te pedimos ayuda?

  Somos una cooperativa de trabajadorxs de la comunicación integrada por doce profesionales que desde hace más de tres años publicamos el diario digital EL OTRO (www.elotro.com.ar). Investigamos al poder y mostramos sus mugres bajo la alfombra, retratamos la Mendoza invisibilizada, te acercamos a las y los artistas que cotidianamente construyen nuestra cultura, y te acompañamos en incontables manifestaciones, marchas y protestas en las calles mendocinas. Porque siempre estuvimos en la misma vereda que vos. Pusimos el hombro y el cuerpo para sostener el compromiso con tu derecho a la información, manteniendo el pacto de honestidad intelectual que te planteamos desde el inicio, y asumiendo los costos y riesgos que trae el ejercicio de la libertad de expresión y la crítica ante gobiernos marcadamente autoritarios. Queremos seguir haciendo lo que más nos gusta: periodismo cooperativo y solidario, a contramano del discurso oficial.