Mediante la empresa pública-privada Interluz, Lavalle se encamina a brindar servicio de internet a la totalidad de su territorio, situación que la ha convertido en el principal cliente de Arsat en la Región de Cuyo. El dato se contrapone con la brecha digital provincial, estimada en torno al 33% de hogares con acceso a internet que ubica a Mendoza en el podio de las provincias con menor conectividad del país. A través de la Red Federal de Fibra Óptica –dormida durante el cuatrienio macrista- y el actual Programa Nacional Argentina Hace, el servicio se extiende a más de 450 familias que viven en lugares inalcanzables para las leyes del mercado, garantizando un cambio en la vida cotidiana y la economía de personas y emprendimientos históricamente postergados. En diálogo con EL OTRO, Clara y Carmelo, una pareja de emprendedores turísticos del Secano, explican cuán trascendente puede ser un simple mensaje de texto para una familia rural mendocina que -recién en 2021- recibió su primer wasap.

Por Redacción EL OTRO | Fotos: Coco Yañez

Gerardo Vaquer.

En octubre de 2019, la Municipalidad de Lavalle inauguró la sede de Proyectos Lavalle SA y su primera empresa, Interluz, con la que planificaba proveer internet por fibra óptica a su territorio. Se trata de una Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria (Sapem) con el 90% de acciones pertenecientes al Municipio y el 10% de capital aportado por un inversor privado, adjudicado por licitación pública, creada con el objetivo principal de generar trabajo genuino, promoviendo el desarrollo y la inclusión en el departamento.

Hoy en día aquel anhelo está más cerca y se proyecta “iluminar” a la totalidad del territorio lavallino.

Acompañados por Gerardo Vaquer, Director de Asuntos Estratégicos de Lavalle, EL OTRO recorrió y fue testigo del tendido y las antenas que extienden los paquetes de datos hacia los cielos de Huanacache. “Esto es un ícono para nosotros porque acá arranca la red del Secano”, cuenta entusiasmado el funcionario al pie de la icónica antena emplazada en el distrito de Gustavo André. “Acá Arsat tiene un nodo de la Red Federal de Fibra Óptica –continúa-. Desde ese lugar nosotros pedimos la conexión, nos unimos a Arsat y nos venimos con una fibra, instalamos el equipamiento, subimos con la señal y transmitimos hacia el Secano. Llegamos con tres paneles hacia San Pedro, La Asunción y San José y, desde allí, a Laguna del Rosario y El Cavadito. Luego vendrán La Majada, El Puerto, El Retiro, San Miguel, Lagunita, El Retamo, El Forzudo, Arroyito y La Josefa”.

No es una simple enumeración de localidades a las que llegará internet por primera vez, sino la concreción del acceso a un servicio público esencial para las y los habitantes del ancestral territorio huarpe. Mendocinos y mendocinas que no catalogan como clientes para las empresas privadas pero sí como ciudadanos para los estados nacional y departamental que subrayan la inversión sobre el llamado “gasto” público.

“La Red Federal se construyó en 2003. Se maneja desde una central ubicada en Benavídez (provincia de Buenos Aires) y llega derecho acá a Gustavo André, al Parque Industrial, la Villa, Costa de Araujo, a la Pega. Esa línea se empezó a construir en 2011, 2012 y aún no se termina. Hay lugares que están iluminados desde hace algunos años. En la Villa se iluminó un par de meses antes de que Cristina Fernández dejara la presidencia. Pero, la verdad, es que durante los 4 años de Macri no se hizo nada. Esa red no se dimensiona, es una obra impresionante que se extiende por todo el país”, sostiene Vaquer.

El proyecto lavallino que aspira a garantizar el acceso a internet en todo su territorio viene a corregir un déficit estructural que padece la provincia de Mendoza, evidenciado con las nuevas formas de vida que trajo la pandemia y el aislamiento social y la consecuente discusión acerca de la necesidad de considerarlo un servicio público.

Al respecto, desde Interluz aseguran que “a ninguna empresa privada le convendría extender la red por la poca cantidad de usuarios. Por eso entendemos que es nuestra misión como Estado solucionarlo. Estamos haciendo una inversión en el Secano que tiene un costo de instalación por casa, sin mano de obra, de 30 mil pesos. Pero, a partir de las inversiones del Estado, los vecinos solo pagan tres cuotas de 6 mil y, aparte, $1050 por mes por un servicio de 4 megas.

Vaquer refleja en sus comentarios que hay decisiones políticas y convicciones para que el servicio se garantice y romper las lógicas del mercado y los negocios que desde el sector privado se pretenden desarrollar a costa de los recursos públicos: “Esto se construyó en la época de la presidencia de Cristina y ahora puede llegar a los lavallinos por una política específica de la Muncipalidad. En cambio, el gobierno provincial contrató el servicio de internet satelital para las escuelas del Secano, a través de corporaciones privadas que cobran 440 dólares por solo dos megas que, según nos cuentan los mismos docentes, no funciona. Nosotros, con Interluz, estamos empezando a conectar escuelas con 10 megas a un costo de $1800 por mes”.

Mientras explicaba minuciosamente a EL OTRO las características técnicas de la antena de Gustavo André, el funcionario relató que “a Arroyito, el punto más lejano desde la villa cabecera, hay unos 250 kilómetros” y que “hasta allá tenemos pensado llegar con un plan de inversión de 13 millones de pesos que ya ejecutamos y ahora le agregaremos cerca de 2 millones de pesos más para equipamiento de torres que estamos construyendo. Todo el equipamiento –que es lo último que llegó a la Argentina, lo más nuevo- lo ha financiado la Nación desde el programa Argentina Hace con esta gestión de Alberto Fernández”. “La capacidad de los equipos es de 400 megas, pero acá como son pocas las señales -está limpio el espectro-, no tenés contaminación, por eso podés llegar a 500 megas, que te abastecen según lo que le proporcionés a cada usuario. En general el consumo es de 4 megas, por lo que cubrís las necesidades de unos 100 usuarios por equipo. En todo el Secano, sin contar Gustavo André donde estamos invirtiendo en fibra óptica, tenemos 450 familias aproximadamente. Y vamos a llegar a todas por aire dentro de muy poco”.

La Mendoza productiva

Clara y Carmelo son los propietarios del Puesto El Águila, en La Asunción. Los miembros de la familia Villegas, una de las recientes usuarias de Interluz, nos relatan su historia y la importancia de tener internet para la subsistencia de su “negocito” y el día a día de sus vidas.

Carmelo nos comenta que “en el 2005, 2006 quisimos hacer y buscar una fuente de trabajo. Primero tener unos animalitos, un puestito, tener algo. Eso lo hicimos cuando el gobierno les daba a las familias $150, que usamos para comprar unos animalitos. Así pudimos llegar a tener hasta 300 chivos”.

 

 

“Se nos ocurrió trabajar con turistas por esos años. Pero primero tenés que tener el chivo como atractivo. Así que en las fiestas venía gente a comer y había familias que querían volver, pero no para la fiesta de La Asunción, sino para estar tranquilos. Ahí estaba el problema y se nos complicó porque le decíamos que sí, pero nos faltaba cosas para darles comodidad: mesas, sillas, sanitarios. Fuimos avanzando, con mucho apoyo de la Municipalidad. Desde hace un par de años tenemos luz eléctrica. Fuimos creciendo de a poquito. También hay muchas trabas en la comunidad, porque está el que quiere hacer y el que no quiere hacer nada. Hemos tenido varios tropezones, que sirven porque uno aprende cómo avanzar y cómo hacer para defenderse”, prosigue la charla Carmelo.

Clara se refiere a la novedad de contar con internet, un servicio ya indiscutido en las ciudades pero inexistente –hasta ahora- en esta casa de emprendedores rurales: “Por fin tenemos internet. Una empresa vino como dos veces, nos cuenteaban. Se fueron, volvieron, se fueron de nuevo. Tenía que dejar el teléfono en lo de mi hija para comunicarme con los míos o saber si tenía alguna reserva. Ahora cambió un montón, porque necesito mucho el wasap, que es lo que uso. Puedo llamar seguido a mi hermano para saber cómo está mi mamá. Lo demás no lo uso, mi nieto de 5 años sí porque se pone a descargar jueguitos. Yo todavía no le agarro la mano a las otras cosas, a los mensajes sí. Por internet escucho mucha música evangélica y es fundamental para los chicos también. Mi nieta tenía que leer un libro y se lo pasaron por internet”.

 

 

Carmelo agrega que “vivimos solos con mi esposa. Ahora nos podemos comunicar con los hijos y los nietos permanentemente. Acá casi no hay señal telefónica, así que ahora con WhatsApp nos manejamos mucho más rápido, sobre todo con los clientes. Nos hacía falta una buena comunicación, nos da mucha vida al negocio. Hace muchos años que venimos luchando por esto.

“Principalmente trabajamos con el comedor, la venta de chivos y con el turista. Con internet ahora mejora mucho la calidad de nuestro servicio. Viene más gente y así también podemos pagarlo. Y vamos haciendo más cositas. Estamos haciendo más sanitarios porque a veces viene mucha gente. Quiero construir unas cabañitas, algo distinto, con paredes de adobe y techo con cuero”, concluye esperanzado el puestero de La Asunción, mientras su compañera pica las cebollas de las empanadas que se ofrecerán a los próximos visitantes.

 

 

 

Acá no hay internet

Lavalle se expande y supera la brecha digital