El cierre de la escuela de gestión social para jóvenes de la ruralidad lavallina expresa la mezquindad del modelo educativo de Cambia Mendoza. ¿Cuál es la propuesta de la DGE para las y los que trabajan y viven de la tierra? Preguntan desde la UST, la organización que sostiene el proyecto desde hace 11 años. Con la Escuela Campesina se va una posibilidad de educación que hasta el momento estaba vedada para las familias del sector rural.

Por Juan Sajor

Foto de archivo: Cristian Martínez

La Escuela Campesina de Agroecología dejará de funcionar debido a que la DGE (Dirección General de Escuelas) decidió rescindir el convenio que hacía posible su subsistencia. El espacio que funciona en Jocolí, Lavalle, viene siendo blanco de las operaciones para hacer desaparecer los SEOS (Servicios Educativos de Orientación Social).

En 2019, el gobierno escolar le quitó 50 horas cátedra, el cargo de un asesor pedagógico y los cargos administrativos. No obstante, el centro educativo, con los esfuerzos de la organización que la sostiene, siguió funcionando, pero ahora el titular de la DGE, José Thomas, decretó la caída definitiva del convenio.

Foto de archivo: Coco Yañez

Frente al duro panorama, la UST (Unión de Trabajadores Sin Tierra), organización responsable del proyecto educativo, emitió en las últimas horas un comunicado que expresa el malestar frente a las decisiones del Gobierno provincial.

Entre sus opiniones y fundamentos, la organización realiza una serie de preguntas en busca de la respuesta de los responsables y para advertir que el hecho trasciende lo puntual.

Foto de archivo: Coco Yañez

¿Cómo se organiza un trabajador y/o trabajadora rural en época del ajo? Periodo duro, pero que significa un ingreso sobre todo para la época de las fiestas. ¿Qué pasa con los crianceros y crianceras durante las pariciones donde hay que entregar el chivato a la cabra todos los días? ¿Qué dinámica de cursado se propone para quienes dependen de esa economía?

Esto tiene que ver con la razón que presentó la DGE para el cierre de las aulas, puntualmente Thomas plantea el rechazo de la alternancia en el cursado. “Para ellos la alternancia no es parte de lo que consideran una propuesta educativa. Esto es grave porque, para el sujeto, la ruralidad es una posibilidad que implica un modelo educativo con un funcionamiento acorde al contexto”, sostiene Marta Greco, directora de la Campesina, en diálogo con EL OTRO.

Foto de archivo: Coco Yañez

“Lo mejor que puede hacer la DGE es hablar con los protagonistas de los centros educativos, escuchar a los que estudian en el marco de la ruralidad y de la gestión social. La alternancia no sólo permite el funcionamiento de las economías productivas territoriales. Con la situación económica actual, debería ser oportuno que se pregunte qué posibilidades reales de centros educativos permiten que ese derecho siga existiendo”, agregó la docente.

El cierre de la Escuela Campesina ocurre en los mismos días en que las autoridades del Bachillerato Violeta Parra (Barrio La Favorita) fueron anoticiadas de la caída del convenio entre la escuela y la DGE, y al mismo tiempo que los miembros del CENS de Casitas Trinitarias esperan el comunicado oficial para saber si habrá 2023.

Foto de archivo: Coco Yañez

Estamos en función de si se abre un canal de diálogo, dice Marta Greco, y agrega que el plan de lucha por conservar el espacio educativo seguirá en razón de lo que vaya sucediendo. “Si no hay educación en el campo, ni programas de asistencia para las familias del campo afectadas por la sequía, las heladas y el granizo, entonces ¿qué esperan celebrar en la Vendimia?”, cierra el contundente comunicado.

 

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