En el Gran Mendoza hay 54 escuelas con graves problemas edilicios. Las últimas lluvias demuestran que el recorte del gasto público no se traduce en la atención de las necesidades básicas.

Foto de archivo: Cristian Martínez

 

El gobierno provincial salió a relucir en los últimos días que con su política de ajuste se logró descontar $3.000 millones de pesos del presupuesto anual. Pero al parecer, con las cuentas ordenadas no se come, ni se cura, ni se educa. La infraestructura básica de las escuelas públicas evidencia serios problemas a causa del abandono. Solo en el Gran Mendoza, 54 establecimientos debieron suspender las clases por problemas básicos de infraestructura.

En medio de la tormenta el Ejecutivo dijo que se invertirían 160 millones en arreglar los techos afectados y que esperan ampliar el presupuesto en $45 millones más. No obstante, varios de los colegios anegados al día de la fecha no pueden reanudar las actividades. El pasado 25 de abril la Dirección General de Escuelas comunicó que seguirían suspendidas las clases en establecimientos de Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú y Las Heras –cuatro primarias, cuatro secundarias, tres instituciones privadas y tres de educación especial-.

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La primera reacción fue denunciar que el desastre se debía al estado en el que se encontraban las escuelas cuando el radicalismo asumió las funciones de gobierno, a la magnitud de las tormentas y a la falta de preparación de la infraestructura general para afrontar este tipo de situaciones.

Lo cierto es que si bien la acumulación de lluvia es alta, no está por encima del promedio de los últimos años. Según la dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas en lo que va de 2017 se acumularon 200 milímetros de lluvia, en 2016, 368 mm (record histórico), en 2015, 357mm y en 2014, 285 mm. Lo cual supone que la situación edilicia de las escuelas tiene que ver con un abandono progresivo.

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Pero más allá de análisis retrospectivo el gobierno de Cornejo contó con un presupuesto significativo en su primer año de gestión, $64.000 millones. Un monto holgado, respecto a los últimos años, que además se incrementó debido a la reducción del “gasto” en personal. El recorte de Cornejo logró que la partida se redujera del 65% al 59% del presupuesto anual. Según las cifras oficiales esto equivale a unos $3.000 millones menos.

Otro número que sacó a relucir en los últimos días fue la reducción del déficit fiscal. En los anuncios oficiales el Ejecutivo asegura que se pasó de $5.696.000 millones en 2015, a $3.025.000 millones en 2016, lo que indica una reducción del 47%.

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La pregunta es dónde fue a parar el ahorro.  Es que el ordenamiento de las cuentas no rinde en los servicios básicos. Cornejo prometió el 1 de mayo de 2016 construir 13 edificio escolares, y hasta ahora sólo se construyeron cuatro. A pesar de los casi $36 millones que aportó la Nación, muchas escuelas están en estado crítico.

Quizás para recordarse y recordar a sus funcionarios cuál es el rumbo que determinó para su gestión, en el acto de apertura de sesiones -del pasado 1 de mayo- el gobernador presentó como una verdad de hierro el viejo verso del ajuste: “si no se bajan los gastos corrientes, no se puede invertir y si no se invierte, no se pueden mejorar los servicios” clamó el mandatario.