Crónica de una intervención feminista en una cancha de fútbol.

Foto y texto: Gabriel Jiménez

Es domingo a la siesta y el sol pega de lleno en la popular Antonicelli. El árbitro acaba de marcar el final del primer tiempo y la gente se dispone a buscar agua o a refugiarse entre las banderas. La policía se forma a metros de la tribuna, toma posición con las armas en la mano y los perros entrenados para el ataque. Se quedan ahí, firmes, mirando hacia acá, no sabemos por qué hacen eso pero siempre es así.

Del medio de la gente se desprende una piba y trepa el muro que limita con el foso, se para sobre la baranda y levanta su pañuelo verde de la campaña por el derecho al aborto legal. Se mantiene ahí durante el entretiempo, de frente a la policía, de espaldas a la popular y con la platea mirándola desde el otro lado de la cancha. Hace un pañuelazo ella sola entre todos los hombres que componen la mayoría de la escena. Algunos la aplauden, otros le gritan cosas, ella se mantiene firme interviniendo uno de los nichos más profundos del machismo local, donde las mujeres no acceden a los cargos de poder, ni a los mismos sueldos, ni a los espacios en la prensa, donde por lo general no tienen voz, ni lugar en la historia. Situación de los clubes de fútbol en general, en donde los privilegios lejos de cuestionarse se profundizan. Lleva la camiseta de Gimnasia y el pañuelo verde como bandera, se mantiene en alto mientras en la tribuna empiezan a murmurar cosas, está ahí sola, pero a la vez es cientos de miles. No estaba organizado, nadie lo esperaba, se da así, ella ahí mostrándonos a todos lo que es el aguante.

El árbitro vuelve a la cancha, llama a los equipos y el partido continúa. La piba se mezcla entre la gente y se pierde nuevamente entre el color de una popular que explota con bengalas de humo blanco y negro. Fue victoria para Gimnasia después de mucho tiempo y se rompió el maleficio de no poder ganar el clásico. Al final pasa, no solo en fútbol, los maleficios se rompen y son muchas las cosas que empiezan a caer. Es del saber popular que se entona en los cantos, los partidos se ganan dentro de la cancha y también en los tablones.

 

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