José Quiroga Villegas presenta su EP Ayna, vía redes sociales, para encontrarse con “la gente que siempre está”. El cantautor dialogó con EL OTRO respecto de su sexto trabajo discográfico.
Fotos: Seba Heras
Ofreció café mientras uno de sus hijos terminaba el desayuno y, luego de una charla frugal, se sentó en medio de su estudio casero para ser entrevistado.
Había abierto las puertas de su casa para el diálogo –tomando las precauciones del caso- con un entusiasmo prácticamente inentendible para esas 9 de la mañana frías y algo húmedas de Luján.
El Jose lleva tiempo en el ámbito de la música y, si bien ha tocado con estrellas en los mejores escenarios, hace gala de una humildad amistosa y carismática.
EL OTRO escudriñó algunos de los pensamientos de José Quiroga Villegas a días de la presentación del primer corte de difusión de Ayna (el enemigo).
Para escuchar con auriculares
¿Cómo te llevás con este formato de EP (Extended Play)?
Bien. Según lo que tengo entendido, hasta cinco canciones uno graba un EP y a partir de allí ya se considera disco.
Me encanta, y disfruto mucho de la libertad de armar la banda o, si no, de tocar solo con la guitarra. Esa libertad la tengo. Una es más costosa que la otra, mas no imposible. Ya lo hice con Jose y el Monstruo, con Maguu.
Este EP está dedicado al Fana Martínez, que fue una persona que me abrió una puerta gigante. Él era productor musical y mi primer disco lo hice con él. Le debo bastante porque debuté con él y era un universo el chabón.
¿Qué se aprende grabando un disco?
Aprendés en lo musical pero también espiritualmente y depende con las personas con las que lo hacés, que te topás… Ese primer disco te dice si vas a seguir en este camino o si fue una gustada.
Yo me topé con el Fana, que se nos fue, y con el Pablo Quiroga que aún lo tenemos, gracias a Dios, que son personas que me han enseñado muchísimo.
¿Te motivaron a producir a otras personas?
Exactamente. En aquel momento había muchísimos softwares para grabar y yo me acuerdo que una vez le dije al Fana que me enseñara a usar algunos. Él me dijo: “Equivocate. Metete. Hacé.” Y, a partir de ahí, empecé a crecer, me compré un micrófono, mi home, me puse a estudiar firme piano porque lo había dejado un poco de lado y también me metí con el charango.
Me empecé a comprar cañas. El Fana les decía cañas a las quenas, los quenones, las zampoñas y cuando las sacaba de la valija yo pensaba que eso no iba a quedar bien en ese tema… Obvio que empezaba a tocar y quedaban increíbles. Sonidos ancestrales.
Este EP tiene mucho de eso. Y creo que el enemigo es, por sobre todas las cosas, la injusticia. La injusticia que me ha tocado vivir tantas veces. Lo cagada a palos que veo a tanta gente.
Cuando era chico pensaba “menos mal que se murió Hitler” o “menos mal que se murió Videla”, como si eso arreglara algo y la verdad es que el sistema en el que vivimos sigue siendo muy injusto para muchísimas personas.
La gente está
Evidentemente has tenido a bien contribuir al debate con tu arte…
Yo creo que sí. Ojalá que le sirva a alguien de ejemplo. Me he alegrado muchísimo cuando he escuchado a otra gente, que no es mucha, haciendo canciones mías. Se me cae un lagrimón… ¡Chau! ¡Qué emoción! Me he dado esos lujos.
En algún momento la industria de la música pasaba por otro lado. Hoy es todo muy autogestivo para la mayoría. ¿Cómo te llevás con esto?
A mí me parece que la gente está. Esa es la ficha que me ha caído. La gente te escucha. Pasa que para mí hay dos caminos: uno del éxito y otro de la fama. Yo elegí el del éxito y a partir de ahí pude disfrutar más lo que estaba haciendo.
Conozco gente, conocidos, amigos que buscaron la fama directamente y hasta tuvieron que ir al psicólogo porque no la encontraban por ningún lado.
Me di cuenta, como dice otro cantante, “la música es mi Cristo”. La conexión que tengo con la música solo me da paz y amor, como me pasa con mis hijos.
Este disco fue producido por vos.
Mis discos los he producido yo, pero después llegan a manos del Pablo (Quiroga) y el Víctor (Silione), pero por sobre todo al Pablo, que sabe que tiene la puerta totalmente abierta para hacer. Hace, me dice, y hacemos.
Son esos momentos en los que sigue doliendo la partida del Fana. No había solo amistad allí sino otro tipo de conexión muy difícil de explicar, donde nos unimos musicalmente. Él se fue desde ese lugar y lo hizo más doloroso aún.
¿Viene dosificado este EP?
Sale este tema ahora, luego dos más y finalmente los dos que quedan. Esto por varias razones: primero porque veo que todo el mundo lo está haciendo así, se disfruta más y le sacás más el jugo, pero también por la guita que necesitás.
Lo quiero hacer bien, haciendo lo grueso acá y trabajando lo fino en estudio. Nadie me apura y quiero que lo disfruten.
¿Esperás que arranque la cosa antes de fin de año?
Eso espero, porque voy a armar una banda. Lo hice con Jose y el monstruo y salí a tocar con Maguu también. Me cansé. Tenía los pibes chicos, me estaba separando y me cansé.
Ahora es otro tema. La energía que te carga tocar con la banda es muy particular. La gente también la siente.
¿Cómo ves la situación de las políticas culturales?
Creo que es culpa mía no estar más en contacto con lo que se está haciendo. Me parece que hay mucha gente trabajando. De hecho el Inamu (Instituto Nacional de la Música) me ha ayudado en este tiempo.
Es necesario hacer comunidades culturales y que existan más medios piolas como el de ustedes que las difundan. Porque la gente está y hay un suburbano gigante que no se ve mucho pero es grandísimo.
Hay que hacer y no quedarse quietos. Cada vez somos más.
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