Cuatro artistas se encontraron para hacer un aporte político a través de contenidos estéticos con pretensiones de alta calidad. Casciani, Quevedo, Whopper y Piazza dialogaron con EL OTRO.

FOTOS: Seba Heras

La política y el arte suelen plantearse como compartimientos separados, esferas del accionar humano que no debieran tocarse para preservar su razón de ser. Obviamente, hay personas que se han encargado de pensar sin ignorar la historia y las experiencias sociales que la humanidad construye día a día.

Cuatro jóvenes movilizados y prolíficos se encuentran en el segundo grupo de personas que no evitan la realidad a la hora de reflexionar y, luego, hacer. Por orden de aparición en la vida son: Eddy Whopper, Andrés Casciani, Richard Quevedo y Alber Piazza. Miembros del colectivo “El Resplandor”

Cada uno hace lo suyo y lo de los demás, y viceversa. Todos corrigen y aportan a sus trabajos de edición colectiva.

Andrés Casciani

¿Cómo empezaron?

Andrés Casciani: Después de las elecciones de 2015 sentí que se generó una polarización en la sociedad y, en ese momento, lo escuché hablar a Dolina –que sabe mucho de peronismo- y cuando hablaba de las medidas del kirchnerismo señalaba que se había entrado en el nivel de lo privado. Hablaba de la Asignación Universal por Hijo, el matrimonio igualitario, que eran cosas que te movían mucho en lo personal, y a mí me pasó que empecé a ver una transformación en las personas que me rodeaban y en algunos contextos sentí que las cuestiones ideológicas empezaron a pesar.

Comencé a conocer a otro tipo de gente a partir de lo artístico y de lo ideológico y empezamos a pensar que había que armar algo para formar una especie de resistencia. Me sentí compelido a militar. En política, yo soy un cero a la izquierda porque nunca tuve una militancia barrial, pero sí creo que desde lo artístico se pueden plantear ideas. Allí conocí a Alber Piazza que es un fotografazo, el Richard Quevedo que también es un multimedia y al Eddy que es el más nuevo del grupo…

Eddy Whopper: El más nuevo y el más viejo…

Andrés Casciani: Del Eddy nos volaron la peluca sus textos. Y entonces empezamos a plantearnos tomar las decisiones en grupo. Creamos algo así como un “aparato de batalla cultural”, sin tenerle miedo al arte panfletario. Yo tomé esa decisión cuando comencé a dibujar en los juicios por delitos de lesa humanidad.

Como hablamos en otra entrevista, también discutimos con esa idea, demasiado cómoda para mí, de que el arte no debe rebajarse al nivel de la política. Yo entiendo que eso no es cierto y que el arte puede ser político y tiene que serlo con nivel.

Alber Piazza

Alber Piazza: De cierta manera ese compromiso social, esa mirada crítica, puede hacerse desde el arte, no quedándose en la política sino parándose en el arte. Mucha gente de derecha no entiende ciertas ironías como por ejemplo las de Capusotto, porque no comprenden el sentido irónico del humor y un poco va por ahí. También reunimos lo que hace cada uno. Y después se sumó el “quinto beatle”… (risas).

Eddy Whopper: Se sumó el quinto, ¡claro! (risas)

Richard Quevedo: Se sumó y lo sumamos, buscando un acercamiento hacia un aspecto profundo de la política porque el comprometerse hace que otros se reflejen en ese compromiso. Eddy se levanta todos los días a las 4 de la mañana para armar un informe y mandar los datos más importantes del Boletín Oficial de la Nación que actualmente es muy importante para saber qué pasa con el Estado.

Respecto a la creación del colectivo y mi visión particular de venir de un costado muy popular del arte, con talleres literarios desde muy chico en las barriadas, hoy trabajo por ahí en espacios más formales en el Barrio Pablo VI de Godoy Cruz, pero también anduve en La Favorita y otros barrios populares como el San Martín, suscribo lo que dicen los chicos porque el arte es transformador como un idioma que llega a todos lados, que no juzga, y me parece que es un campo de la militancia que hay que jugarlo a full porque aún no llega a todos los lugares que podría.

Creo que hoy estamos en esa lucha para que también las personas de clases populares accedan a un dibujo, a una poesía o una canción, y que ellos también puedan ser protagonistas y creadores.

Richard Quevedo

Eddy Whopper: El arte como catarsis y como generador de contenidos… Los chicos ya habían formado el colectivo “El Resplandor” y conectaron con mis posteos en Facebook como Eddy Whopper, un seudónimo que tuve que adoptar para prevenir represalias contra mis ex compañeros. Yo trabajaba en Buenos Aires como asesor legal en una repartición nacional y, luego de renunciar, tomé ese nombre para evitar que los persiguieran a ellos. En ese momento, cualquiera que publicara en sus redes algo con lo que su jefe macrista no estuviera de acuerdo podía ser el próximo despedido o el próximo que sufriera mobbing o acoso laboral.

En un momento comenzaron a difundirse algunos posteos míos que llegaron a varios lugares, un amigo nos sugirió y ahí conocí a Andrés. Yo sabía de su obra y él sintió cierta cercanía con esa prosa más o menos lírica o subjetiva en torno a lo que estábamos viviendo luego del cambio de gobierno. Y en cuestión de días, Andrés me presentó a Richard y a Alber y se resolvió bastante rápido el ingreso del “quinto beattle” al colectivo cultural. Ya estamos produciendo cosas.

Richard Quevedo: En torno al nombre del colectivo, “El Resplandor” surgió con la idea de mostrar lo que está invisibilizado, lo que por distintos motivos no se ve. Queremos echar luz sobre lo oscuro.

Eddy Whopper

¿Han cruzado un límite?

Andrés Casciani: A mí me parece interesante que se ha generado un “borroneo” entre la militancia política y la actividad creativa/intelectual. Estas épocas generan eso.

En los últimos dos años del kirchnerismo se empezó a borrar el límite entre la actividad intelectual artística que pertenece habitualmente a una élite, o a una “élite nerd” de última, con lo que es la postura política.

Las fotos del Alber, por ejemplo, son más que la mera documentación de los momentos porque tienen un vuelo estético impresionante que las diferencia y las pone en un lugar innegable.

A mí me pasó ver a algunos funcionarios PRO que compartían laburos míos de Galeano, o replicaban cosas de Gandhi o los Beattles. Ahí creo que pude ver que cuando un hecho artístico está bien hecho no se puede negar.

La charla continúa. Continuará por varios minutos más. Son generosos los entrevistados y, por momentos, parecen disfrutar la conversación.

Ha quedado claro que el esfuerzo autogestivo proviene de la coherencia ideológica de los cuatro, quienes suelen compartir ese mismo disfrute para encontrarse a trabajar los domingos, o algún día de semana muy tarde, y avanzar, por ejemplo, en un documental sobre Gastón Alfaro, que rescatará digitalmente las búsquedas de este referente de la plástica en Mendoza, o en un trabajo en torno a la vida y la obra del músico local Jorge “Comanche” Garrido.

Seguirán construyendo contradiscurso mientras sostienen la orgánica de poner por delante “lo humano”, ese sentido que en este tiempo los torna necesarios.

 


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