El vigésimo aniversario de 34 Puñaladas va culminando con la vuelta del conjunto a nuestra provincia. Luego de la reciente gira por México y Colombia, los ganadores del Premio Gardel 2018 al mejor álbum de orquesta de tango e instrumental, se presentarán este fin de semana en el ciclo Tango por los Caminos del Vino, en Willys Bar y en la Feria de la Música. El grupo repasó con EL OTRO parte de su historia, identidad y vigencia de “las puñaladas” dentro de uno de los géneros más populares de la Argentina.

Fotos de archivo: Coco Yañez

González, Cortez, Guyot, Ferrara y Lorenzo.

Hace muy poco ofrecieron conciertos en dos festivales muy prestigiosos de México y Colombia: el Cervantino de Guanajuato y Puerto Peñazco y el Mercado Circulart de Medellín, donde abrieron nuevas perspectivas internacionales para esta formación de guitarreros y cantor que cumple sus primeros 20 años.

“Muy felices venimos de la gira. Al regreso, ya para ir cerrando el año de nuestro vigésimo aniversario, volvemos a nuestros dos bastiones de Argentina, los dos lugares que más hemos visitado, Rosario, donde estuvimos hace algunos días, y Mendoza que es un lugar entrañable que visitamos desde el 2003 y donde nos encontramos con grandes amigos”, se entusiasma Edgardo González, en diálogo con EL OTRO.

González, Alejandro Guyot, Maximiliano Cortez, Juan Lorenzo y Lucas Ferrara integran 34 Puñaladas, una de las referencias ineludibles del tango contemporáneo y, al mismo tiempo, un puente del género entre la tradición de la década dorada del siglo pasado y la nueva generación del XXI, parida en los neoliberales 90.

Alejandro Guyot.

Desde los comienzos ustedes recuperaron lenguajes marginales, carcelarios, de los orígenes del género. ¿Hay una metáfora orillera en esa génesis?

Alejandro Guyot: Nuestra formación de guitarras recupera el “prototango”, en un punto. El grupo se constituye identitariamente con la sonoridad de los tangos lunfardos pero también en una escena casi inexistente para el género. Cuando empezamos a tocar recorrimos escenarios alternativos, como la fábrica recuperada IMPA, donde hicimos ciclos en una sala de laminados, durante un crudo invierno donde ya se perfilaba la crisis del 2001, en el estado más desgarrador del neoliberalismo.

Edgardo González: En plena crisis, diez días después del 19 y 20 de diciembre, tocamos todos los sábados en Gandhi, un lugar que ya no está y que fue también muy importante para la vida del tango contemporáneo. Allí tocaron el dúo Salgán – De Lío, el Sexteto Mayor, Julio Pane, el Tata Cedrón… Nosotros hicimos ahí un ciclo todos los sábados en enero, febrero y marzo de 2002 con la sala llenísima. La gente no tenía un mango para pagar una entrada de $40 pero igual iba. Había una efervescencia…

La crisis tuvo un correlato con lo cultural y en ese contexto nosotros tomamos algunos elementos de los tangos orilleros de la década del 20 pero sin repetir la historia.

Edgardo González.

¿Hubo una expulsión a los márgenes o una decisión de ustedes de ponerse allí?

Guyot: Había un circuito off de teatro, de fábricas recuperadas, y medio que nosotros nos metimos de prepo en el circuito “oficial”, por el costado, con la sonoridad puñalera para decirlo de algún modo. Porque tocamos en Gandhi con monstruos como Leopoldo Federico pero siempre con nuestra impronta y eso fue profundizando, por un lado, la identidad sonora del grupo, esa estética que después seguimos despuntando en los discos con composiciones nuestras.

González: Fue un recorte estético y además una necesidad de no hacer solo algo evocativo. Todos nosotros tenemos distintas procedencias pero encontramos en el género algo que tenía que ver con una identidad propia, aunque también con la posibilidad de intervenirlo. Por eso han pasado 20 años y todavía estamos en construcción a partir de aquello.

Cuando hicimos nuestro primer disco de composiciones propias ya llevábamos 11 años de carrera. La etapa de tangos carcelarios y orilleros en paralelo nos permitió hacer un aporte al género con una impronta que fue consolidando un lenguaje que después nos ayudó a componer genuinamente. Yo creo que si nos proponíamos componer antes no teníamos la sustancia construida, ni el lenguaje, ni la identidad de grupo para llegar a hacerlo. Cuando llegamos estuvo buenísimo.

Juan Lorenzo.

En cuanto a las definiciones identitarias, tal vez la decisión de ustedes por las guitarras los acercó más a un tango del interior, más próximo al folclore…

Juan Lorenzo: Hacer tango sin bandoneón ya es una toma de posición. Nosotros intentamos desde el comienzo no caer en esa formación. Si poníamos una pareja de baile y bandoneonista, probablemente el tango se nos iba para otro lado.

Cuando viajamos a Europa nos preguntan: “¿y el bandoneón?, ¿y la pareja de baile?”. Les suena raro nuestra formación, pero no lo es, es más antigua, tiene sus raíces en los dúos de guitarras, los tríos, que se fueron profundizando hasta llegar al conjunto de guitarras. Toda una identidad del cantor con guitarras que nunca se dejó de usar.

La guitarra sigue dándole un color distinto al género, casi como si fuese un subgénero. Que tiene que ver con esto de lo marginal, con eso de tocar parado, con lo suburbano de la música de la Provincia de Buenos Aires, con lo campero, lo criollo… El guitarrón es influencia de los conjuntos cuyanos, las cuecas y las tonadas también se meten en el tango. En Cuyo no es nada raro el tango con guitarras.

González: Cuándo alguien en el exterior se asombra por las guitarras en el tango, por suerte podemos decirle: “acá está Gardel, escuchalo”.

En definitiva el tango es música popular que abarca desde cruces con el folclore hasta influencias más cercanas del rock nacional, como por ejemplo en Altertango.

Recorriendo la música de 34 Puñaladas están claros esos diálogos históricos…

Guyot: Ese ha sido uno de los grandes desafíos en nuestras composiciones. Somos un conjunto tradicional de guitarras con sonoridades del siglo XXI. Yo creo que ya en los primeros discos se escondía esa intención: cómo abordar tangos de Discépolo, e incluso versiones instrumentales de grandes orquestas, con el formato tradicional, pero imprimiéndole la contemporaneidad.

Lorenzo: Si escuchás nuestras composiciones escuchás un conjunto tradicional pero no una parodia. Si no, no estaríamos acá.

¿Tienen consciencia que ya ocupan una porción importante de la historia del tango? ¿20 años no es nada?

González: Sí, es bastante, pero yo por lo menos no lo siento como un peso a sostener. La pasamos bien, estamos de acuerdo en algunas cuestiones estéticas, instrumentales, pero cada uno tiene una mirada distinta que es lo que enriquece al grupo.

Muchas veces el devenir te va reformulando el proyecto, muchas cosas se atrasan otras se adelantan, pero más allá de eso, fuimos transcurriendo y sentimos que no tenemos una deuda. Lo que se construyó como identidad del grupo nos marca qué vamos a tocar. ¿Hasta cuándo? No sé, pero no hay un agotamiento estético, nunca hemos sentido que estamos en una crisis creativa.

Maximiliano Cortez: Nosotros no nos ponemos el tango al hombro para hacer usufructo de la historia, ni para responderle. Todo el tiempo estamos interpelándonos para producir más en esta historia viva del género, en un arreglo, en un disco, en un video o en un concierto.

 

Agenda:

Sábado 24 de noviembre

20.30 hs.
Tango por los Caminos del Vino
Bodega Pasionate Wines
Av. Correa 1221, Tupungato.

23.00 hs.
Willys Bar
Mitre 1371, Chacras de Coria, Luján de Cuyo.

Domingo 25 de noviembre

Feria de la Música
18.30: Concierto
19.15: Charla con Dany Jiménez
Nave Cultural
Las Cubas 201, Ciudad de Mendoza

 

Más info aquí

 

 

Sumate a la Comunidad