El actor y malabarista Kevin Viñals se cruzó con EL OTRO en un semáforo de Godoy Cruz y habló de su propia realidad como artista callejero en medio de la pandemia y de la situación que atraviesan les protagonistas de la cultura local.

Fotos y entrevista: Luciano Viard

Kevin Viñals es un joven actor, músico y malabarista que actualmente desarrolla su talento en las calles del Gran Mendoza. EL OTRO se detuvo a charlar con el artista en medio de una jornada de trabajo, en el semáforo de calles Beltrán y Paraná, para conocer su realidad laboral en el difícil contexto de la pandemia por Covid19.

Esto que hacés en el semáforo es arte y es tu trabajo, ¿Cómo se vincula lo artístico con la rutina, el laburo, una disciplina?

Hay que saber entrelazar el entrenar con ensayar, conjugar todas las disciplinas. Hago de todo: malabares, monociclo, toco el trombón y se trata de salir y la rutina es siempre la misma en cuanto al malabar. Lo único que cambia es la onda con la gente, cambiás también vos. cómo entrás…si lo hacés metiéndole un poco de picardía y humor la gente se entretiene más.

Por la pandemia y la cuarentena he notado que hay como una necesidad de ver a otras personas en la gente que no sean con las que han estado en cuarentena, encerradas. Y eso genera que haya una onda distinta de la gente. En las funciones que hago en parques y plazas se re nota, apenas entrás ya hay una complicidad con el público y tenés el permiso para hacer de todo.

¿Cómo cuidas las formas en tiempos de distanciamiento social?

Trabajo al aire libre, en plazas, parques, y salgo con un cartel que dice “por favor mantenga la distancia”. Lo participativo ya no es igual, ya no se puede agarrar a alguien y subírtelo a los hombros, por ejemplo, todo cambió.

¿Cómo sobrellevás la frustración de cuando no te tratan bien?

Hay gente que te tira el auto arriba en los semáforos pero eso se trabaja con empatía. Yo sigo mi vida y me cago de la risa, disfruto lo que hago, me gusta y, por ahí,  la gente quizás tiene un mal día y se desquitan con uno.

El tránsito es dificil, en las mañanas de cinco autos tres vienen chinchudos. Y también hay gente que te agradece, capaz que se te cayó algo y la gente igual agradece. Tenés que saber lidiar. Desde mi libertad de payaso voy arreglando la frustración, a mí me sirve estar frustrado porque lo uso para el juego. El fracaso es bueno para mí.

¿Cuál es tu lugar habitual de trabajo en la calle?

Ahora estoy en Godoy Cruz y estoy viniendo prácticamente todos los días dos o tres horas, para seguir haciendo cosas y no quedarme aburrido y triste en mi casa. En paralelo he estado haciendo proyectos, doy un taller “de caidas y cachetadas”, muchas de las cosas que hago las pienso para calle.

Trabajo mucho también en San Martín, en la zona del Museo Las Bóvedas.

¿Han tenido contacto les artistas locales con el Gobierno de Mendoza o el nacional?

No, para nada, no ha habido contacto con el Gobierno. Falta una decisión política fuerte en cuanto a Cultura porque están cerrando salas, teatros. Los grupos se cansan porque no pueden ensayar, faltan espacios. Es urgente generar espacios para la cultura.

Muchos compañeres han estado saliendo a la calle para poder trabajar, hay grupos en los que nos escribimos para cuidarnos e informarnos.

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