En los últimos meses, el Ministerio de Salud de la Nación informó que ya circulan en nuestro país cepas del nuevo coronavirus provenientes del Reino Unido, Río de Janeiro, Manaos, California, La India, Sudáfrica y Los Andes. Ante el aumento alarmante de nuevos casos y fallecimientos a raíz de CoVid-19, el Gobierno Nacional dispuso el cumplimiento de un nuevo aislamiento por nueve días para reducir la propagación del virus. En diálogo con EL OTRO, Laura Delgui, investigadora del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCuyo, brindó detalles sobre los riesgos que se producen a raíz de la circulación del virus, la aparición de nuevas cepas y el peligro al que se expone el organismo. Además advirtió que, de no frenar a tiempo esta potencialidad del virus, estaremos ante el inicio de una nueva pandemia a la que se podría denominar como SARS-CoV-3.

Por Milagritos Contreras

Laura Delgui Foto: Gentileza

El mundo se paralizó y quedamos pedaleando en el aire. El año pasado, el brote del SARs–CoV-2 comenzaba a expandirse por gran parte del planeta y nuestro país no fue la excepción. El 20 de marzo de 2020, Argentina empezaba a vivir un capítulo inimaginable en su historia, iniciaba su proceso de cuarentena tras detectar, según datos oficiales, 97 casos hasta el día 18 de marzo de ese año.

Si bien el gobierno nacional no escatimó esfuerzos para recuperar el sistema de salud que la gestión de Mauricio Macri había devastado, la batalla contra el CoVid-19 aún resulta insuficiente. Parte de irresponsabilidad social, oportunismo político que alentó romper con el aislamiento, y la jugada medios de comunicación hegemónicos para hacer el caldo de cultivo perfecto y criminalizar la llegada de las vacunas, fueron algunos de los puntos que, posiblemente, estén vinculados a cifras altísimas en cuanto a detección de nuevos casos.

Foto: Coco Yañez

Aún no hay certezas de cuando termine esta pandemia, pero lo que sí le aclara a EL OTRO, Laura Delgui, investigadora del CONICET y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCuyo, es que mientras mayor sea la exposición al contagio, más grandes serán las oportunidades de que el nuevo coronavirus se multiplique, sufra mutaciones que se desarrollen con mucha más agresividad, e incluso logre desatar una nueva pandemia: “Realmente mi objetivo es que la gente comprenda cómo es que el virus va cambiando, va mutando, y cómo es que esos cambios o mutaciones pueden tener impacto en la eficacia de las vacunas. Hasta que no se comprende la biología del virus, no se puede entender lo que implica bajar su circulación. Porque no solamente la circulación es la que está produciendo la muerte, sino que es el caldo de cultivo para la aparición de nuevas cepas”.

“La aparición de las cepas nuevas -sigue Delgui-, es decir las que se conocen y están rotuladas, como la británica, la de Manaos, la Andina o la de Sudáfrica, lejos de ser algo que les pasó a otros, demuestra que estos eventos se generaron a partir de la multiplicación del virus. Y en Argentina no tenemos nuestra cepa CABA, porque no tenemos un programa de secuenciación masiva. Con el test de PCR no se identifican cepas. Es como si dijéramos, por ejemplo, ‘todos mis vecinos son altos, morochos, de ojos marrones’. Pero luego para ponerle nombre y apellido a cada uno de tus vecinos habría que mirarles más características, es decir cómo son los dedos de sus pies, sus rodillas, si tiene algún defecto o enfermedad, claramente darle una mirada mucho más profunda. Aquí es lo mismo, con la PCR que hacemos de diagnóstico, lo que se puede determinar es presencia de virus o ausencia del mismo, pero no llegamos a determinar la secuencia del virus. Si aplicáramos esta secuenciación, como aquellos países que lo hacen de forma masiva, posiblemente también tengamos una cepa CABA, que es donde más circula el CoVid-19, y que sea parecida a la del Reino Unido o a la que surgió en Manaos”.

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Al principio de la pandemia hubo jóvenes que, en su mayoría, ni siquiera se daban cuenta que se habían contagiado y, aunque lo ignoraran, contribuyeron a un proceso de multiplicación, explica la especialista. “Esto también tiene una lectura profunda en contra de algunas interpretaciones xenofóbicas respecto de las cepas, ya sea porque provienen de Brasil o de Perú. No es algo que les pasó a otros porque manejaron mal la pandemia, porque hicieron cual o tal cosa. Una vez que hay virus circulando aumentan las posibilidades, y la aparición de cepas es algo que va a ocurrir, porque forma parte de la evolución normal de este virus. Ese es el verdadero motivo por el cual todos decimos hay que frenar su circulación y tomar medidas para evitarla. No solamente para frenar la trasmisión, frenar los contagios y las muertes, sino también para disminuir las oportunidades de que aparezcan cepas nuevas que sean más agresivas o que se termine desatando una nueva pandemia que se llame Covid 3. Porque puede llegar a un punto en que deje de ser reconocido por los candidatos vacunales”, advirtió Laura.

Foto: Coco Yañez

Delgui, además hace una analogía del CoVid 19 con otros virus, y agrega la posibilidad de que se establezcan a futuro refuerzos de vacunas para las personas de riesgo: “Normalmente en la infección viral hay evolución tanto del virus como del hospedador. Entonces el hospedador va evolucionando, tratar de contener y lidiar con la infección, y el virus va evolucionando de forma tal que siempre es un patógeno que consigue su reproducción. Un ejemplo muy claro de esto, que además conocemos mucho, es el caso del HIV. El Virus de Inmunodeficiencia Humana se detectó en el año 1980, entre los años 80’s y 90’s las personas que resultaban infectadas se morían en el término de los seis meses. Pero desde hace veinte años, las personas que contraen el virus, teniendo una vida ordenada con una terapia antiviral cuidada, viven por años. Y tal vez se muere de un infarto o de un juanete, por ponerte un ejemplo. Aquí vemos un ejemplo de co–evolución, es decir, el hospedador que se ha ido adaptando para contener esa infección. Pero para ese proceso de co–evolución hace falta mucho tiempo, por lo tanto es difícil aplicarlo a esto que recién lleva un año. Pero sí tenemos vacunas que están funcionando y que tienen niveles de eficacia alto. Lo que sucede es que si damos chance a que el virus consiga acumular cuatro, cinco, diez cambios, y ahora sea el disfraz tan grande, esos anticuerpos ya lo dejan de reconocer, y esos serían los albores de lo que llamo CoV–3”.

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“Visualizando el escenario en que podamos salir del contexto pandémico, una posibilidad es que lleguemos a contar con vacunas como en el caso de la gripe, donde los grupos de mayor riesgo sean inmunizados todos los años. Porque sobre la misma plataforma tecnológica se van ajustando los candidatos vacunales para que protejan frente a la cepa estacional. En el virus de la gripe ya hubo este proceso de co– evolución, entonces la gente muy rara vez se muere de gripe, excepto que haya una condición añadida. Pero el virus de la influenza es un virus con genoma RNA que también cambia y por eso tenemos vacunas todos los años. O sea que ese es un escenario con el coronavirus. Porque también hay que decir que está la plataforma tecnológica de producción de la vacuna, luego habrá que hacerle pequeños ajustes, pero ese sería un escenario posible. Todavía no llevamos ni seis meses de vacunación. Entonces es de prever que haya vacunas de refuerzo”, aseguró la investigadora.

No estamos lejos de un choque, y podemos llegar a vivir cosas tremendas, enfatiza la científica: “Sería una pena muy grande que no tomemos conciencia sobre lo que está pasando. Porque en mi opinión, la gestión que ha llevado el Gobierno Nacional, sobre todo el año pasado, con la gran campaña de intensificación de centros de salud, hospitales que se han construido, hospitales modulares, camas que se han ampliado, personal, se ha hecho un esfuerzo muy grande que le ha costado mucho a nuestro país, porque no es un país solvente, y menos después de Macri”.

Foto: Coco Yañez

Las y los profesionales de la salud han sido los más golpeados. No sólo se sienten desbordados, sino también muchos de ellos han perdido la vida tras luchar en primera línea contra el covid. “Me parece que no nos podemos conformar con una meseta de 20 mil casos por día, porque es realmente altísima. Mi deseo sería que profundicemos en las medidas hasta conseguir no menos de 5 mil casos por día, y poder así brindarle un aire al sistema de salud, mientras avanza la vacunación. Simplemente con que bajemos los números de infectados diariamente, para el sistema de salud ya será un respiro. Ni hablar de que merecen incrementos en sus salarios, un año de vacaciones, medidas que aplaudiría si se establecen. Y no que los y las profesionales de la salud tengan que llegar al punto de decidir entre a quién atender y a quién no. Pero para eso tenemos que contribuir como sociedad, es una construcción colectiva. Si todos los actores sociales no colaboramos con un pequeño granito de arena, no vamos a conseguir ese efecto que necesitamos. Porque no es algo que se va a producir mágicamente. Hagamos un esfuerzo más por dejar de exponernos al contagio, reduzcamos la circulación, y valoremos más a nuestro sistema de salud”, expresó la docente de la UNCuyo.

El confinamiento durará hasta el día 31 de mayo, permitiendo solo la circulación de trabajadores esenciales. Para Laura Delgui, aunque la medida del Gobierno Nacional llega tarde, es necesaria porque, si se cumplen con los protocolos y se reduce la circulación, posiblemente se vea una disminución en los contagios. “Me hubiera gustado que el confinamiento fuera por quince días. Pienso que tal vez sea una estrategia del gobierno decir: ‘vamos a nueve días’, y por ahí es para atender la cuestión psicológica de la sociedad. Porque hemos vivido situaciones muy difíciles, hay personas que tuvieron que atravesar momentos de dolor, contextos muy complicados, y probablemente esté vinculado a no generar malestar o angustia en la gente. Sabemos que estamos hace más de un año viviendo un contexto muy estresante y cuidar este aspecto me parece muy importante”, valoró la investigadora del Conicet.

 

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