Mientras la Justicia de Bolivia y Argentina investigan la complicidad de Mauricio Macri en el golpe de Estado en el país hermano, Alfredo Cornejo guarda silencio acerca de los posibles delitos de lesa humanidad cometidos por el gobierno de Cambiemos. Desde el fallecimiento de Sebastián Moro, ocurrido en los primeros días del golpe, el presidente de la UCR jamás reclamó públicamente que se investigue la muerte del periodista mendocino que, en noviembre de 2019, anticipó el derrocamiento de Evo Morales.

Por Negro Nasif

Manifestación en Mendoza | 11 de noviembre de 2019 Foto: Coco Yañez

“Un golpe de estado en marcha en Bolivia” es el título que eligió Sebastián Moro para encabezar la crónica que publicó el diario Página 12, el 10 de noviembre de 2019. Lejos de ser un vaticinio apresurado, la última nota escrita por el periodista mendocino denunció, desde el lugar mismo de los hechos, cómo la derecha armada boliviana aceleró la concreción del golpe de Estado que terminó derrocando al presidente constitucional Evo Morales.

Con esas primeras noticias y las cuantiosas imágenes que llegaron a nuestro país, ningún político argentino, más o menos informado, podía negar son sensatez que lo sucedido en Bolivia se trataba de un golpe de Estado. Salvo que ese negacionismo fuese políticamente funcional, o criminalmente cómplice con la ruptura del orden institucional, que no ahorró metodologías heredadas de la larga y lacerante tradición genocida de las derechas latinoamericanas.

Manifestación en Mendoza | 11 de noviembre de 2019 Foto: Cristian Martínez

Desde el primer día, el entonces presidente Mauricio Macri desconoció el golpe ejecutado por sus aliados políticos y, a menos de una semana de dejar su mandato, consideró como “presidenta electa” a la jefa de facto Jeanine Áñez. Alfredo Cornejo, presidente de la Unión Cívica Radical, socia mayoritaria de Cambiemos, adoptó la misma postura de fondo, aunque con algunos matices discursivos.

“Golpe en Bolivia: silencio de Cornejo”, tituló EL OTRO el 11 de noviembre de 2019 en un artículo donde se reseñaron algunos antecedentes antidemocráticos del sancarlino: “Durante su mandato como gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo recibió con honores al golpista brasilero Michel Temer y reconoció como legítimo al ‘presidente’ de facto de Venezuela, Juan Guaidó. Sin embargo, ante el explícito golpe de Estado consumado este domingo en Bolivia, el mandatario mendocino y presidente del radicalismo nacional prefirió callar”.

Foto: Gobierno de Mendoza

 

Arriba: Cornejo recibe al golpista Michel Temer (20/7/2017)
Abajo: Cornejo en Casa de Gobierno agasaja a Elisa Trotta Gamus, representante del golpista Juan Guaidó (29/3/2019)

 

Foto: Gobierno de Mendoza

El silencio del dirigente radical fue roto a presión al día siguiente, en una tensa entrevista radial con Rosario Lufrano y Néstor Espósito. “Da igual si es un golpe de Estado, o no. El punto es que en Bolivia tienen que haber elecciones libres, tiene que existir una sucesión presidencial”, dijo Cornejo y, notoriamente molesto con las repreguntas de los periodistas, osciló entre indicar que la renuncia de Evo Morales fue voluntaria y por lo tanto “no es un golpe de Estado literalmente”, a decir “si no es un golpe de Estado casi lo es”.

Esa misma línea sostuvo en el piso del canal porteño de noticias La Nación+, grupo económico comunicacional clave en la construcción del discurso de los genocidios en la Argentina. “Yo entiendo que no es un golpe de estado típico, en todo caso, que está a mitad de camino”, manifestó el entonces gobernador de Mendoza y ofreció una descripción de esa “atipicidad” que para él nada tendrían que ver con las imágenes de TV de policías y militares en claro delito de sedición.

“En un golpe de Estado de los que vimos en el 70 o en el 80, incluso en algunos otros países, el Ejército o una fuerza policial toma el poder, detiene gente, ejerce el poder. Aquí hubo una anarquía, nadie tomó el gobierno, ¿no?”, reflexionó el licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, utilizando un argumento tan inconsistente que hasta los periodistas oficialista se vieron obligados a recordarle que las Fuerzas Armadas bolivianas le “sugirieron” a punta de pistola a Evo Morales abandonar el gobierno, y que éstas no acataron las órdenes del presidente legítimo.

“No se puede tomar la foto y no ver la película”, continuó Cornejo para intentar justificar a los golpistas, recurriendo al cinismo del golpeador que invierte la carga de responsabilidad contra el presidente elegido democráticamente. “Hay un desprecio institucional muy fuerte de Evo Morales sobre la constitución, ha habido fraude, evidentemente, el informe de la OEA lo detalla”, reforzó para luego concluir con una interpretación complaciente con los violentos: “Si es un golpe de Estado, no es un golpe de Estado típico, entonces esa ambigüedad a mitad de camino importa poco”.

Evo Morales en Mendoza | Marzo de 2020. Foto: Coco Yañez

Hoy, a más de dos años y medio del golpe de Estado, el relato de Cambiemos no resiste ningún archivo. La falsa anarquía no fue más –ni menos- que un alzamiento cívico, empresarial, religioso, policial y militar que no sugirió la renuncia de Evo, por el contrario, colocó violentamente al presidente bajo la extorsión de dejar el gobierno o afrontar un baño de sangre sobre su vida y la de su pueblo. La derecha racista y criminal derrocó al primer presidente indígena y entronizó a la opositora Jeanine Áñez, rodeada de uniformes de guerra, con la sagrada Whipala ardiendo en las calles, la Biblia en una mano y la espada en la otra, entrando a la fuerza al Palacio Quemado, en un deja vu dictatorial típico del siglo que pasó.

Hoy, con la foto y la película completa delante nuestro, con Áñez presa y acusada de terrorismo, sedición y conspiración, ya no hay lugar para culpar a las víctimas de haber sufrido persecuciones, asesinatos, privaciones ilegítimas de la libertad y torturas, intentando reeditar el algo habrán hecho. Tampoco son válidas teorías de dos demonios o guerras que se les parezcan. No hay razonable duda sobre quiénes fueron los que despreciaron a las instituciones y violaron derechos y garantías esenciales consagrados por la Constitución del Estado Plurinacional.

Manifestación en Mendoza | 11/11/2019 Foto: Seba Heras

Hoy, develada la farsa del informe de la Organización de Estados Americanos, que plantó la coartada de la supuesta manipulación de los resultados en las elecciones presidenciales, y confirmados los inapelables escrutinios de 2020, que ratificaron el liderazgo de Evo Morales y la recuperación del gobierno en manos del Movimiento al Socialismo, el fraude como fundamento del golpe solo reviste la categoría de verso, a la medida del gobierno de los Estados Unidos y de sus satélites sudamericanos.

Hoy sabemos, además, que el 13 de noviembre de 2019, en medio de la sangrienta represión contra la resistencia popular en las calles, los golpistas recibieron un cargamento de material bélico despachado por el gobierno de Mauricio Macri. Lo denunció el viernes pasado el canciller del Estado Plurinacional de Bolivia, Rogelio Mayta, aportando pruebas que podrían demostrar la complicidad de la gestión Cambiemos en la matanza de nuestras hermanas y hermanos bolivianos. Una especie de siniestra reedición del Plan Cóndor de los 70, abonada por las sospechas de similar colaboracionismo por parte del gobierno ecuatoriano de Lenin Moreno.

Sebastián Moro Foto: Cristian Martínez

 

24 de marzo de 2021. Foto: Coco Yañez

Hoy, toda esta información es conocida por Alfredo Cornejo. Sin embargo, el presidente del partido político con mayor autobombo discursivo sobre su tradición democrática, no ha ratificado un solo punto de su diatriba de noviembre de 2019 e, incluso, redobló su postura al haber exigido en enero de 2020 que el gobierno de Alberto Fernández le quitara a Evo Morales el estatus humanitario de refugiado político.

No da lo mismo, fue golpe de Estado, ya está claro. Y con el correr del tiempo y de las noticias se ahondan las peores y dolorosas sospechas sobre la muerte del comunicador mendocino que, a escasas horas de denunciarlo con absoluto compromiso y rigor periodístico, fue encontrado inconsciente y moribundo en su departamento de la capital boliviana.

Fue el golpe, aunque en el país del no me acuerdo, el negacionista radical y principal aliado político de Macri todavía no pronuncie el nombre de Sebastián Moro para reclamar públicamente Memoria, Verdad y Justicia.

 


 

Escuchá aquí la entrevista del Jorge Rial con Penélope Moro, periodista y hermana de Sebastián Moro, a propósito de la denuncia que realizó Bolivia contra Mauricio Macri.

Radio 10 | Buenos Aires, 9 de julio de 2021

 


 

Fue golpe

Documental sobre el Golpe de Estado en Bolivia

Fue Golpe es un documental que describe las causas y consecuencias del golpe de Estado perpetrado en Bolivia en 2019 en contra del ex presidente Evo Morales. A través de testimonios documentados tanto en Bolivia como en México y Estados Unidos se pone en perspectiva los acontecimientos que marcaron la ruptura democrática del llamado “proceso de cambio”, así como el rol fundamental de la diplomacia mexicana bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

 

 


 

 

Contra el golpe: no da igual

Golpe en Bolivia: silencio de Cornejo