Matones del resto bar Praga de la Ciudad de Mendoza agredieron brutalmente a un joven de 19 años hasta dejarlo tirado en la vereda, inconsciente y sin asistencia médica. “Cuando su amigo levantó a mi hijo, los patovicas empezaron a echar agua para limpiar la vereda y sacar la sangre, y ahí lo dejaron abandonado hasta que llegó mi esposo y lo llevó al hospital”, contó Marina Lucero, madre de Valentín Suárez, en diálogo con EL OTRO. Testimonios recibidos por este diario denuncian que hechos similares de violencia son habituales en este local y que, no obstante las denuncias ya presentadas, ni la Justicia ni el Gobierno han tomado medidas para prevenirlos. En una historia publicada en redes sociales, Praga repudió “toda situación de violencia” y anunció el despido de los agresores con un frívolo mensaje: “nuevos profesionales se harán cargo de la seguridad del bar para que todos y todas pasemos la mejor de las noches”. ¿Quiénes controlan a los que deben cuidar a les pibes?
Por Negro Nasif
El video circuló rápidamente en las redes sociales. En las imágenes se ve a un joven desmayado en el piso, boca abajo, inconsciente, mientras unos agresivos empleados de seguridad del boliche intentan que su amigo deje de filmar la dramática escena. “Tomátelas de acá le dice” una mujer, mientras otro matón lo increpa.
“Esto pasó con mi hijo el lunes en la madrugada en el boliche Praga, en Mitre y Godoy Cruz de Ciudad”, denunció la madre de Valentín Suárez en una publicación de Instagram. “Los que se hacen llamar ‘seguridad’ lo golpearon y lo dejaron tirado en la puerta del local sin asistirlo”, completó Mariana Lucero en un posteo del pasado 11 de octubre acompañado por la filmación y fotografías de su hijo con hematomas en todo el rostro.
EL OTRO entrevistó a Marina, quien dio mayores precisiones de la brutal golpiza: “Valentín y su amigo Franco compraron unas entradas para ir a ver un recital a este lugar por primera vez, después de dos años sin salir. Compraron unas entradas VIP justamente para estar tranquilos, pero ocurrió todo lo contrario. En ese lugar empieza a haber un intercambio de palabras con unos chicos que los estaban molestando, los empujaban y les decían cosas. Chicos que son conocidos del dueño del boliche y que pidieron a la seguridad que los sacaran”.
De acuerdo con el relato de la madre, “los agarraron del cuello, los bajaron por las escaleras, golpeándoles los brazos. Él estaba intentando dar explicaciones, para que lo escucharan sobre lo que había pasado, pero no le hacen caso, le siguen pegando hasta que lo llevan a la parte de abajo del boliche, lo golpean entre cuatro o cinco patovicas, lo sacan a la calle y ahí cae inconsciente al piso durante varios minutos”.
Según pudo reconstruir este diario a partir de las imágenes y testimonios de jóvenes que estuvieron en el lugar, cerca de las tres de la madrugada del lunes, Valentín yacía sobre la vereda del resto bar Praga, inmóvil. Los patovicas del bar caminaban a su alrededor pero no le prestaban asistencia, ni llamaban a una ambulancia para que lo auxiliara, mucho menos a la Policía para que concurriera al lugar, buscando así encubrir sus conductas violentas.
A punto tal fue el intento de modificar la escena de los hechos, que el personal de seguridad privada del boliche borraron las manchas de sangre en la vereda, dejaron al joven y su amigo solos afuera del local y cerraron las puertas clausurando los ingresos y egresos.
“Ellos increpan a Franco que estaba filmando –sigue Marina-, le quisieron quitar el celular, se ponen bastante molestos, no lo ayudan, no lo asisten, no llaman ni a la ambulancia ni a la policía. Le dicen que se lave la cara y se levante, una mujer le grita de manera muy violenta: ‘¡levantate, levantate, lavate la cara, levantate!’. Cuando su amigo lo alza, los patovicas empiezan a echar agua para limpiar la vereda. Todos ellos entran al boliche, cierran todo y no dejan entrar ni salir a nadie más. Está el testimonio de un compañero de colegio de Valentín que, enterado de lo que le había pasado, intenta salir pero no lo dejan”.
Abandonado a su suerte, Franco se ocupó de hacer lo que los propietarios y el personal de Praga debieron realizar. Llamó a sus familiares, a los 20 minutos el padre del joven lesionado concurrió al lugar y lo llevó al Hospital Lagomaggiore donde recibió atención médica y se descartó, mediante una tomografía, que tuviese lesiones que pudieran comprometer seriamente su salud debido a la conmoción padecida.
“Hasta ahora, más allá de los golpes en todo el cuerpo, los ojos y la boca lastimados, no tuvo mayores consecuencias. Está en control médico y veremos qué pueda aparecer. Ojalá que nada se complique. No se justifica bajo ningún aspecto esta violencia de gente adulta que supuestamente está capacitada, contra un chico de 19 años y su amigo que fueron a pasarla bien. Esperamos que la Justicia se haga cargo y sancione a quienes corresponda”, concluyó Marina Lucero.
No es un caso aislado
Durante la madrugada del lunes el padre de Valentín fue a la Comisaría Tercera para hacer la denuncia por las lesiones y el abandono sufrido por su hijo. De allí lo derivaron a la Comisaría Cuarta donde le informaron que no podían tomarle la denuncia “porque no había fiscal”. Finalmente, el martes la Fiscalía N° 13 se hizo cargo de las actuaciones y actualmente avanza con la causa.
No sería la primera vez que hechos de esta gravedad ocurren en el resto bar Praga de Capital. De acuerdo con testimonios recabados por EL OTRO “es totalmente habitual, pasa todo el tiempo”. “Las denuncias han sido presentadas pero la Justicia no ha avanzado”, señaló una de las fuentes consultadas, quien además señaló “la falta de responsabilidad del Ministerio de Seguridad de la Provincia y de los organismos de fiscalización de la Municipalidad de la Capital que habilitan y no controlan estos lugares”.
En ese marco de impunidad, Praga publicó este miércoles una historia en sus redes sociales, fingiendo “normalidad”. El propietario del boliche repudió “toda situación de violencia”, como si no fuese responsable de lo ocurrido, y anunció el despido de los agresores con un frívolo mensaje: “nuevos profesionales se harán cargo de la seguridad del bar para que todos y todas pasemos la mejor de las noches”.
La noche del lunes era la primera que Valentín Suárez pensaba disfrutar, luego de dos años sin poder hacerlo. Los patovicas de Praga le hicieron pasar una noche de terror.