El 18 de julio Rodolfo Suarez propuso el “aislamiento voluntario” como principal acción para evitar la propagación del coronavirus. Desde entonces la cantidad de contagios confirmados en Mendoza aumentó casi 900% y el número de fallecidos por Covid-19 se multiplicó por seis, marcando un crecimiento muy por encima de la evolución nacional. Pese al fracaso de la apelación a la voluntad individual, el gobernador de Mendoza facilitó una concentración política contra el gobierno de Alberto Fernández y sigue cediendo a las presiones empresariales que favorecen la circulación comunitaria del virus.
Por Negro Nasif
“Hablemos claro. Es un momento crucial. El virus está entre nosotros y el distanciamiento físico es clave para cortar las cadenas de contagio. No hay tiempo que perder. Seamos solidarias, seamos solidarios, optemos los próximos 15 días por el #AislamientoVoluntario”, tuiteó Rodolfo Suárez el pasado 18 de julio, trazando uno de los ejes centrales de su nueva estrategia para combatir el virus SARS-CoV-2 que ocasiona la enfermedad, Mendoza tenía 490 casos positivos confirmados y lamentaba la muerte de 16 comprovincianos/as.
Un mes después, cuando la circulación comunitaria ya se mostraba como una realidad innegable, el gobierno provincial facilitó la reunión colectiva de 1500 manifestantes (según estimaciones de medios hegemónicos de comunicación) quienes voluntariamente rompieron el imprescindible aislamiento para protestar contra el gobierno del presidente Alberto Fernández.
Ese mismo lunes 17 de agosto, cuando todavía sonaban los bocinazos y se agitaban las banderas celestes y blancas en pleno centro de Capital, el Ministerio de Salud de Mendoza informó que la provincia contaba con 3.686 casos positivos confirmados y 73 fallecimientos por Covid-19. Cuatro días más tarde se llegó al lamentable récord de 7 muertes en un solo día.
Números rojos
Las estadísticas epidemiológicas brindadas por el propio gobierno demuestran en forma descarnada el drástico aumento de los indicadores que reflejan la evolución del coronavirus en toda la extensión de Mendoza, evidenciando el fracaso de la estrategia que pretende unir al “aislamiento voluntario” con la apertura de rubros económicos que facilitan la circulación comunitaria del virus. Salvo que en lugar de un desatino este sea un inconfesable éxito oficial de una fase de inmunidad de rebaño, estrategia de inmunización social para favorecer contagios masivos, cuya eficiencia ha sido cuestionada por la comunidad científica nacional e internacional.
Basta con contrastar algunos datos para dimensionar la gravedad progresiva de la situación. Desde el 18 de julio, cuando Suarez convocó al “aislamiento voluntario”, hasta el último sábado, la cantidad de contagios confirmados en Mendoza aumentó 877% (de 490 a 4.789 casos positivos) y el número de fallecidos se multiplicó 5,75 veces (de 16 a 92 muertes por Covid-19).
¿Sálvese quien pueda?
A fines de julio Alberto Fernández puso el foco en nuestra provincia. Durante el anuncio de la extensión de las medidas de confinamiento, el presidente tomó el caso de Mendoza, junto con los de Santa Fe y Córdoba, como ejemplos de la expansión del Covid-19 a partir del reemplazo en esas jurisdicciones del “distanciamiento” en lugar del “aislamiento”.
Este domingo, en una entrevista con Radio 10 de Buenos Aires, el mandatario volvió a puntualizar que “estamos atentos a lo que pasa en Mendoza”, aunque destacó que “tiene condiciones sanitarias como para poder atender a la gente con las camas suficientes”.
En el mismo reportaje Alberto reveló cuál fue la propuesta que le hizo el expresidente Mauricio Macri cuando la pandemia comenzó a diseminarse en nuestro país: “Dejemos a toda la gente en la calle, que se mueran los que tengan que morirse”.
Según el testimonio brindado por un funcionario nacional al diario Página/12, “Macri lo llamó y le recomendó que terminara con la cuarentena, que inexorablemente el contagio iba extenderse y que admitiera que murieran los que tenían que morir, pero que no frenara la economía porque la economía era lo más importante”.
Más allá de la insuficiente apelación al individuo, esperemos que los planes de Macri, quien celebró desde Europa la marcha del contagio del 17 de agosto, no sean los mismos de sus aliados en el gobierno mendocino, y que todavía haya margen para adoptar medidas políticas y económicas que permitan frenar el sufrimiento y la muerte de personas vulnerables de carne y hueso, más allá de las estadísticas.
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