El 18 de mayo es el día internacional de los Museos y, aunque en Mendoza tenemos pocos ejemplares que se denominan como tales, no fuimos menos que en “otros lugares del mundo”. Ese día estas instituciones cobran otro protagonismo y sacan a relucir sus agendas y proyectos, a partir de alguna actividad diseñada para fortalecer la apertura del museo a la comunidad en general. En nuestra provincia, a propósito, se vivió un espectáculo digno de la tierra del #Mendoexit.

OPINIÓN | Por Patricia Benito, INCIHUSA-CONICET

Foto: Cristian Martínez

Al grito de: “El Museo no sos vos, Horacio Chiavazza”, integrantes de la Asamblea de Artistas y Trabajadores Visuales de Mendoza (AATVM) le reclamaron al director provincial de Patrimonio y Museos por la entrega a un grupo de empresarios de un espacio recientemente recuperado para la cultura. Es que, en el día de los museos, el Ministerio de Turismo y Cultura, junto con la Dirección de Patrimonio, celebraron la inauguración de un café privado en el Museo Carlos Alonso. Así, acorde al festejo internacional, la gestión política local expuso su concepción en torno al Estado, a las instituciones públicas, al lugar que ocupan los funcionarios, al rol de los museos, a les artistas y a la comunidad que quieren dentro de estos espacios, dejando muy en claro quiénes quedan afuera, de todo.

Laura Tinte y Horacio Chiavazza en el acto de entrega. Foto: Cristian Martínez

De esta manera, el pasado 18 de mayo, sobre las mesas de falso mármol de carrara, el grupo Broda recibió a la élite de la cultura neoliberal, que feliz anunciaba los ecos actuales de una campaña del desierto en pleno siglo XXI. Para sus integrantes, no hay pandemia ni restricciones económicas, ni éticas ni políticas. Pueden todo. Son dueños. Vienen por lo que consideran que el Estado les sacó. Y así estamos desde la gestión provincial anterior, entregando bienes comunes que, en algunos casos, podemos disputar y, en otros, la coyuntura nos deja fuera de juego. Esta situación, para las instituciones públicas dedicadas a las artes visuales, no es nueva. A partir de procesos licitatorios, con delimitaciones poco claras sobre la tutela del Estado, se escribe la historia de la entrega reciente. Sirve de muestra lo que sucedió en el incendio de la cúpula del Espacio Contemporáneo de Arte (ECA) en el 2017. A partir de una licitación llena de irregularidades, se habilitó la pérdida de un bien patrimonial de escala incalculable. Repito esto no es nuevo. Es parte de un proyecto que se hace visible, nuevamente, ahora a través de la concesión de varios espacios patrimoniales y culturales que pasan a co-gestionarse con el sector privado (el Museo Carlos Alonso, el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú – Casa de Fader y el ECA). De esta manera se terceriza tanto su cuidado como su preservación. Total, si se pierden-queman-destruyen en sus manos, ellos tienen margen para seguir ganando.

Juri junto a María Teresa Barbera y la exfuncionaria y empresaria Beatriz Barbera. Foto de archivo: Ministerio de Cultura

Aunque la ministra, Mariana Juri, plantee estas propuestas de concesión como una estrategia para reactivar la cultura (en el medio de la crisis sanitaria, social y económica que nos atraviesa desde el año 2020), se olvidó de pensar de qué modo el Estado ofrecerá ayuda a les trabajadores del arte. En el apuro por entregar los espacios, los pliegos quedaron flojos de especificaciones y el devenir en inmobiliaria tampoco fue estratégico, ya que el Estado no decidió el monto de alquiler estipulado, así como tampoco las limitaciones en el uso y abuso del bien inmueble y su “agregado” simbólico, histórico, social, educativo, etc. Pero estos descuidos no son casuales: desde el arte se opera sobre la sensibilidad de una sociedad. Las instituciones públicas, que tienen la función de habilitar estos encuentros, son responsables de garantizar la democratización de estas experiencias. Hoy, en cambio, si pasan por la puerta del Museo Carlos Alonso, lo primero que van a encontrar es la bandera del espacio conquistado. “Broda” resalta en la placa de bronce que señala la apropiación, junto al nombre del museo en chiquito, lo que deja perpetuado otro acto de entrega reciente. Al grito de “retiren la placa”, les artistas exigieron su restitución, durante la crónica de una muerte anunciada.

 


 


Chau Broda

En un encuentro por Zoom, la Asamblea de Trabajadores de las Artes Visuales de Mendoza exigió al Ministerio de Cultura que, como primer gesto de diálogo con el sector, retire inmediatamente del Museo Carlos Alonso la placa de la empresa gastronómica Broda, concesionaria privada incluida recientemente en ese espacio cultural.

La ministra Mariana Juri, quien dijo desconocer la existencia de la nueva denominación incorporada al museo, se comprometió a revisar la imposición del símbolo de bronce del café de la familia Barbera. “Por supuesto que lo vamos a sacar”, sostuvo ante más de 50 artistas.
Tras escuchar los reclamos de la Asamblea, el Gobierno provincial dio su acuerdo para la conformación de un Consejo Consultivo de Cultura que comenzará a reunirse en el corto plazo.

28 de mayo de 2021

Edición EL OTRO | Fuente: Zoom Cultura Mendoza

 

 

La cultura del curro