La Facultad de Ciencias Médicas entregó legajos reparados a familiares de once víctimas de la última dictadura cívico-militar, quienes formaron parte de la comunidad educativa de esa casa de estudios. Además se descubrió una placa que recordará sus nombres.

Crónica fotográfica de Coco Yañez

 

Este jueves, en el Aula Bicentenario de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo, se comenzó a subsanar una deuda histórica con once personas que formaron parte de esta importante institución educativa, cuyas vidas fueron truncadas por el terrorismo de Estado.

La FCM reparó los legajos de las y los siguientes docentes, estudiantes, personal de apoyo y egresados/as: María Silvia Campos Catania, Antonia Adriana Campos Catania de Alcaraz, María Cristina D’amico Fornés, María Elena Farrando Jofré, Carlos Rafael Espeche Díaz, Mercedes Salvadora Eva Vega Faliti de Espeche, María Cristina Lillo Montenegro, Luis Rodolfo Moriña Yung, Gladys Beatriz Sabatino, María Inés Correa Llano y Olga Inés Roncelli de Saieg.

 

 

 

 

 

 

En los registros oficiales se incorporaron los motivos, omitidos hasta ahora, por los que se interrumpieron las trayectorias laborales o académicas de las víctimas de esta facultad, añadiendo en ellos la inscripción “detenido/a-desaparecido/a durante el terrorismo de Estado” o “asesinado/a durante el terrorismo de Estado”.

A partir de esta semana estos legajos reparados originales, cuyas copias fueron entregadas a las y los familiares de las víctimas, serán exhibidos de modo permanente en la Biblioteca de Medicina. Asimismo, en los jardines de la institución, se descubrió una placa “en homenaje a docentes, estudiantes y graduado/as de nuestra Facultad”.

 

 

 

 

 

El acto de reparación estuvo encabezado por el vicerrector de la Universidad, Gabriel Fidel, y el decano de Medicina, Roberto Miatello, y contó además con la presentación artística del Coro de la FCM, en un ensamble con el Grupo Coral Viento Sur, integrado en gran parte por sobrevivientes de centros clandestinos de detención.

A los discursos de Miatello y Fidel, se sumaron los testimonios de Ernesto Espeche, hijo del docente Carlos Espeche y de la egresada Mercedes Vega,  y de familiares de la estudiante María Cristina D’amico.

 

 

 

 

 

 

 

“La Reparación de Legajos institucionales no ha sido solo un acto administrativo. Se aspira a contribuir a sanar la historia familiar de las víctimas y educar en el irrenunciable derecho a la justicia y en el valor de la libertad. La FCM inaugura un camino de reparación y defensa de derechos humanos que no debe detenerse, si queremos comunicar a las nuevas generaciones lo que tanto dolor nos llevó aprender”, manifestaron las autoridades de la facultad pública que dio un paso muy importante en el contexto del histórico proceso de Memoria, Verdad y Justicia.