Se hizo resonante a nivel provincial el caso de la docente de Junín que utiliza lenguaje inclusivo a la hora de hablar con les estudiantes. EL OTRO dio a conocer que padres y madres de la escuela Blanco Encalada se mostraban disconformes ante el accionar de Carolina Gutiérrez, la docente que eligió usar lenguaje no sexista en su horario de trabajo. Pero ahora es la Dirección General de Escuelas quien intima a la educadora a dejar de utilizar pedagogía inclusiva.

Foto: El Regional Este

Perseguida, amenazada, cansada. Así se encuentra hoy Carolina Gutiérrez, la docente juninense que soñó con hacer de su escuela un pedacito del mundo mejor para las nuevas infancias. “Estoy rara, no sé cómo seguir… pero ya tengo asesoramiento legal que creo que en este momento es lo más importante”, dice la docente tras haber recibido amenazas anónimas, maltratos en medios masivos de la provincia y hasta un proceso administrativo iniciado por la DGE para investigarla.

“Me preocupa que tanto ruido quede en la nada” se lamenta Carolina, quien había explicado, antes de que se desatara toda esta violencia contra ella, los motivos por los que utiliza este tipo de lenguaje: “Lo uso para que estas personas, que no tienen una aceptación de la niñez trans de parte de su familia, en un ratito de su día, en un pequeñísimo lugar de sus vidas, alguien les salude y se sientan reconocides en algún momento, esa es la intención”.

Carolina Gutiérrez, docente Imagen cedida por la docente

Elizabeth Auster, madre de Matías, joven trans de 22 años y activista por los derechos de las nuevas infancias, apoya a la docente y se horroriza ante las situaciones que le tocan vivir por empezar a visibilizar a personas que existen y que la pasan muy mal. “La niñez de mi hijo fue difícil y su adolescencia fue aún peor. Uno de los factores que le hicieron pasarla tan mal fue el hecho de no tener palabras para nombrar lo que le pasaba. Una actitud diferente en la escuela hubiera sido muy importante. Acciones como el saludo inclusivo al comienzo de la jornada escolar, que para alguna gente no tiene importancia y para otra es una forma de atentado moral, no dañan a nadie y permiten que las personas trans y no binarias sepan que son reconocidas y aceptadas. Negar ese ejercicio nos vuelve desiguales, cuando justamente el deber de la escuela es incluir la diversidad desde una base de igualdad”.

Eli y su hijo. Imagen cedida por Elizabeth Auster

Dice la maestra Gutiérrez que “a la DGE le molesta la diversidad” y que esta situación suceda con “una militante de la oposición. Pero hay gran parte de supervisores que si apoyan lo que estoy haciendo”. También el colectivo feminista Ni Una Menos y las Comunicadoras por el aborto legal, seguro y gratuito acompañan a la docente en su lucha y ya se está trabajando para llevar a cabo acciones concretas de respaldo y protección hacia ella.

Ser humanes

Foto de archivo: Coco Yañez

Verónica Alaria, docente neuquina que además es parte de una organización civil que acompaña los procesos de las nuevas infancias, cuenta que su hija Serena es una niña transgénero, y que “durante mucho tiempo confundimos identidad de género con orientación sexual hasta que empezamos a escucharla realmente, a entender sus necesidades. Nos parece muy importante que la escuela reconozca estas nuevas infancias y las permita ser. El lenguaje inclusivo tiene que ser una postura ética, moral y política. Creemos que es un trabajo de construcción colectiva y que la visibilización y la utilización son necesarias”.

No solo se trata de un asunto lingüístico, ni mucho menos un conflicto pedagógico que deba ser dirimido por las reglas de la Real Academia Española, como plantearon quienes efectuaron el reclamo contra Gutiérrez y las autoridades gubernamentales que lo avalaron. La Ley Nacional de Educación Sexual 26.150 del año 2006, la Ley de Identidad de Género 26.743 sancionada en el 2012, y los lineamientos curriculares para la ESI aprobados en 2018, deberían ser suficientes pruebas para que madres, padres y DGE comprendan que lo que hace esta docente está regulado por ley y es un avance en materia de educación, en materia de humanidad.

“No es una palabrita, es un derecho”

Video de archivo: durante el año pasado se hizo viral en las redes sociales la explicación de una niña sobre el uso del lenguaje no sexista en su escuela.

En declaraciones a Canal 9 (ver video aquí) la directora de Planificación y Calidad Educativa de la DGE, María Julia Amadeo, manifestó que no hay ninguna normativa que promueva ni prohíba el uso del lenguaje inclusivo, aunque justificó su oposición a la utilización del lenguaje no sexista en la educación primaria, con argumentos “gramaticales” que consagrarían la identidad binaria: “No sería del todo adecuado utilizarlo con los niños más pequeños, de primer grado o segundo grado, porque todavía ellos están empezando a conceptualizar nociones como femenino/masculino como categorías gramaticales, y es difícil introducirles una nueva categoría”.

La postura de la funcionaria del gobierno escolar estaría en contraposición con las políticas del mismo Ejecutivo. En mayo de 2018, el gobernador Alfredo Cornejo, junto a la vicegobernadora Laura Montero y la ministra de Salud, Desarrollo Social y Deportes, Elisabeth Crescitelli, y el juez de la Corte, José Valerio, encabezaron un acto en la explanada de Casa de Gobierno con motivo del Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Destacó entonces Crescitelli: “Hoy podemos decir, con acciones concretas, que para nuestro gobierno la diversidad sexual es una política pública de Estado. Quiero poner en valor que hay 11 municipios en nuestra provincia que tienen áreas institucionales sobre diversidad preparadas para contener las diferentes problemáticas en cuanto a vulneración de derechos”.

Foto de archivo: Prensa Gob. de Mza.

En el municipio de Junín, que conduce Mario Abed, todavía no existe un área de gobierno que en su nombre soporte las palabras género y diversidad.

 

 

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