Biblioteca Pública Gral. San Martín, una de las instituciones en las que la Ley de Concursos pasa de largo (foto: Sec. Cultura Mendoza)

Sigue el análisis del pasado de la gestión cultural; así entendemos, admirados, el presente y proyectamos, desorientados, el futuro.

Por los relatos de Roberto Payró en su divertido “Pago Chico y nuevos cuentos de Pago Chico”, supimos desde el segundo año de la secundaria, que cuando subía un gobierno, ponía a su gente de empleados, y echaba a la calle a los puestos por el gobierno anterior. Una forma muy conocida de pagar favores, darle una mano a los amigos o parientes y otras motivaciones loables.

Y, si bien es cierto que hecha la ley hecha la trampa, también lo es que hubo y hay políticos que trabajan para perfeccionar la democracia. Es así que por la década del 1950, entre otros derechos que fueron conquistando los trabajadores, se legisló  la estabilidad del empleo público. Esto se decidió en el Congreso Nacional, para que los laburantes del Estado no fueran pasto fácil para los negocios de los ganadores. El cargo lo ocupará el que mejor esté preparado y no se lo puede sacar de ahí, mientras dure su buena conducta. Más o menos así.

Pero todos los gobiernos – o casi todos – se las rebuscaron para burlar, aunque sea en parte, esa ley de estabilidad. Y, con la excusa de trabajos que se harían en un tiempito no más, empezaron a meter contratados a rolete en las funciones permanentes del Estado. A veces para no ser acusados de favorecer a partidarios, y otras para tener agarrados de allí a los que trabajan por sueldos menores que los aceptables.

Siguiendo con el estudio de lo sucedido en el que fue Ministerio de Cultura, observar qué pasaba con ciertos puestos de carrera ocupados por militantes políticos, puede resultar interesante.

En Mendoza, la Asociación Trabajadores del Estado, se decidió a elaborar una Ley de Concursos para ingresar al Estado. Después de un largo y democrático proceso de casi un año, en el que participaron y fueron consultados los delegados  y hasta las asambleas de los sectores involucrados, se aprobó en Paritarias – y luego convertido en ley por la Legislatura – la 7970 del año 2007, el Régimen de Concursos para ingresar a trabajar al Estado Mendocino.

Hace ya nueve años… Y nunca vimos que se llamara a concurso para cubrir ninguna vacante, ni siquiera para los importantes cargos de Director/a Administrativo de Teatro, Museos, Biblioteca, Espacios de Arte, Orquesta, etc.

… parece que algún arreglo hubo entre los sucesivos gobiernos  – desde Cobos a Cornejo, pasando por Jaque y Pérez – y la A.T.E., porque nada o casi nada se ha escuchado acerca del incumplimiento de esa obligación de llamar a concurso para completar las vacantes de la planta del Estado mendocino.

¿Por qué será que tanto los gobiernos como los sindicatos están tan poco interesados en que al Estado sólo se pueda ingresar por concurso?