Roberto Salvarezza, investigador y diputado nacional de Unidad Ciudadana, participó junto a la comunidad científica de Mendoza de un debate sobre la crisis actual de la ciencia y la educación superior. En diálogo con EL OTRO, el expresidente del CONICET cuestionó el plan de ajuste de Cambiemos: “Estamos yendo hacia atrás en el sistema de ciencia y tecnología”.

Fotos: Cristian Martínez

¿Cuál es su diagnóstico sobre la ciencia en la Argentina?

Yo diría que hoy en día estamos desandando un camino. Caminábamos hacia un horizonte donde la ciencia y la tecnología comenzaban a unirse y se podía llegar a la innovación. Se había logrado hacer crecer el sistema científico a través de inversión del Estado y ese sistema, que en el año 2003 estaba destruido, fue recuperándose lentamente, a punto de estar en condiciones de empezar a tener logros de impacto tecnológico muy importante.

La Argentina hizo avances significativos: construimos satélites, reactores nucleares, se hicieron cirugías con tecnología digital. Los científicos argentinos están entre el puñado de científicos del mundo capaces de hacer esas cosas. Todas esas capacidades iban a avanzar, o a empezar a tener impacto económico, si se continuaba con el camino que habíamos iniciado, pero evidentemente este gobierno tiene otra perspectiva de lo que es la ciencia, la tecnología y la innovación. Lo que han hecho es desandar el camino, han congelado el crecimiento de los recursos humanos y, en algunos casos, los han disminuido.

El CONICET ha reducido el crecimiento de los investigadores, hay quienes se quedan afuera hoy en día porque han restringido la carrera. En el caso del INTI ha sido más grave porque han tirado a 258 trabajadores por la ventana. En SENASA otros 100. Los presupuestos en la CONEAU, en el INTA y en el propio CONICET son asfixiantes, no tienen plata para investigar.

Mientras dicen una cosa, estamos yendo hacia atrás en el sistema de ciencia y tecnología. Algo que ya vivimos en la década del 90. Para el gobierno, la industria y la tecnología no son centrales. Los sectores dinámicos del modelo de país que plantea Cambiemos son el agro, la minería y las finanzas.

Desde algunos sectores se plantea: “para qué vamos a producir ciencia y tecnología si la podemos comprar”. ¿Cuáles son las consecuencias de esa concepción? ¿Qué países han avanzado siguiendo ese camino?

No hay ningún país que logre hoy un desarrollo importante sin poder dominar las tecnologías. El gobierno percibe esto y por eso declama que su modelo es Israel, un país que con alta inflación inició un proceso de inversión en ciencia, tecnología e innovación, y que se ha convertido en un boom en este sentido. Pero Israel invierte de su PBI, en ciencia y tecnología, casi el cuádruple de lo que invierte Argentina y, aparte, nos cuadriplica en el número de investigadores por habitante: nosotros tenemos tres investigadores por cada mil habitantes de la población económicamente activa, mientras que Israel tiene catorce. Los países que apuestan a la tecnología y la innovación, y que al parecer serían modelo de nuestro gobierno, tienen una capacidad de decisión política que Cambiemos no tiene. Como recién decía, acá están desandando el camino.

Nadie niega la importancia de la producción primaria en los países centrales, pero no basta con la producción de materias primas. Nadie va a decir en la Argentina “vamos a tirar el campo por la ventana y nos vamos a poner a hacer industria nada más”. Necesitamos complementar porque sabemos los altibajos que hay en los ciclos mundiales con las commodities que hoy están arriba y mañana están abajo.

Los productos tecnológicos siempre tienen un valor en el mercado y es mucho más alto que las commodities. El reactor nuclear que se le vende ahora a Holanda, y que Cambiemos se lo hace como suyo cuando fue desarrollado desde 2007, sale 300 millones de dólares. ¿Cuánta soja tenés que vender para tener ese dinero? El dominio del conocimiento es clave. Europa pregona desde el 2000 el cambio de la economía del capital a la economía del conocimiento. Son otros paradigmas. No solo hay que mirarlo desde el punto de vista económico sino además desde el impacto que tiene para la sociedad.

Usted viene denunciando el plan de ajuste sobre la ciencia y la tecnología. En estos días el foco se encuentra en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). ¿Cuál es la gravedad del recorte en ese organismo?

El proceso del INTI es emblemático. Primero, porque se muestra en este organismo cómo ve el gobierno a la industria. El INTI es el soporte de las pymes, de la industria nacional y, con esta decisión de que la industria no sea la llave de la economía, pierde esa condición de impulsor. Al gobierno no le interesa mucho este sector y lo que hace es reducirlo y privatizar aquello que sí es negocio. Por ejemplo, el INTI controla todos los volúmenes que despachan los surtidores de las estaciones de servicios y el gobierno avanzó en la privatización de este control.

Por otro lado, el INTI tiene toda una tradición histórica de lucha, ha sido siempre un lugar donde los trabajadores se han parado muy fuerte contra los ajustes. Lograr el achicamiento, domesticarlo, disciplinarlo, significa poder entrar en todos los organismos de ciencia y técnica con el mismo plan. Es el primer banco de pruebas para el proyecto de privatización de ciencia y técnica, como también tienen pensado la privatización de la educación y el sistema de salud.

Yo presenté en el Congreso un proyecto de ley para que se retrotraiga la situación laboral de los trabajadores del INTI al 1 de enero. Es decir que, de aprobarse esta propuesta, todos los despedidos deberán ser reincorporados a sus puestos de trabajo.

 


 

Debate en el CONICET

Durante el mediodía del viernes pasado, Roberto Salvarezza participó en “Ciencia y Educación Superior en riesgo, un debate sobre la crisis actual”. El encuentro, que se llevó a cabo en la Sala Latinoamericana del CCT CONICET Mendoza, contó con la presencia de representantes de ese organismo, INTI, INTA, sindicatos de docentes e investigadores de la UNCuyo, Institutos de Educación Superior, Becarios, Red de afectados, Asamblea por la Ciencia y Universidad de San Juan.

Fotos: Coco Yañez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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