“No son 30.000 desaparecidos” repitió una y otra vez la diputada provincial del Pro, Hebe Casado, en una entrevista con Radio Nacional Mendoza. Diputados piden que sea apartada del cuerpo legislativo.
Por Redacción EL OTRO / Fotos de archivo: Cristian Martínez
Cayendo en el repertorio de los cínicos lugares comunes, que lo único que buscan es relativizar el genocidio en la Argentina, la legisladora oficialista Hebe Casado insistió en negar la cifra de secuestros, asesinatos y desapariciones causadas por el plan sistemático de exterminio de la última dictadura cívico militar, y solo reconoció como cierto el conteo parcial realizado por la Conadep hace casi 40 años.
“Yo soy una persona que viene de la ciencia y para mí los números tienen que ser exactos, no son más o menos. Cuando doy la dosis de un medicamento doy la dosis exacta, no digo tome más o menos una cucharada y media. No. Tome 5 ml, 7,5”, ejemplificó la médica de San Rafael, en una exhibición de profunda ignorancia respecto a las investigaciones de las Ciencias Jurídicas y Sociales que durante décadas, en todo el mundo, llevaron a concluir la aproximación de 30.000 mil desaparecidos y desaparecidas, una cifra obviamente inexacta y abierta, en razón de las evidentes características de clandestinidad en que se desarrolló el terrorismo de Estado. Tarea intelectual infinitamente más compleja que medir un jarabe en un recipiente graduado.
Haciendo alarde impune de un desconocimiento avergonzante acerca de principios básicos de Formación Ética y Ciudadana de la escolaridad media, la funcionaria de la Cámara de Diputados de Mendoza se obstinó en igualar los crímenes de lesa humanidad con las consecuencias fatales de la pandemia de coronavirus actual. Una mezcla de peras con manzanas que representa un agravio a la inteligencia, y una afrenta a la dignidad de las víctimas, las y los nietos que todavía no recuperan la identidad y familiares que desde hace 40 años se encuentran privados de esas certezas que dice tener la representante del pueblo.
Para la diputada Hebe Casado, el terrorismo de Estado en los años más oscuros del último siglo “es lo mismo” que las desapariciones forzadas en la democracia actual, “razonamiento” que contradice a toda la comunidad científica internacional en la materia. No obstante, con la típica postura obtusa y fanática de toda negacionista, la militante macrista intentó imponer su ilógico relato al periodista de Radio Nacional Mendoza, Rodrigo Sepúlveda, comunicador social de dilatada trayectoria, docente universitario y destacado investigador del genocidio en nuestra provincia, además de coautor de los documentales “D2” y “7746 Legajo Conadep” que han sido pruebas inestimables para la condena de criminales de lesa humanidad.
Tal como informamos en EL OTRO, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos exigió la destitución de Casado, “por inhabilidad moral para integrar la Legislatura de Mendoza”. A lo que la dirigente del Pro contestó con patética inconsistencia: “Que renuncien también los que han generado los 30.000 muertos por esta pandemia mal administrada”, incriminando así a dirigentes de su propio espacio político, como el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y el propio gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez, quienes -en el delirio de Casado- serían una suerte de partícipes necesarios de este “terrorismo de Estado democrático”.
Durante el fin de semana, el bloque de diputados del Frente de Todos, no solo manifestó su repudio a los dichos de Casado sino que se expresó exigiendo que se aparte a la diputada del cuerpo legislativo. “El oficialismo y todo el arco político de Mendoza debe hacer una defensa enérgica de los valores democráticos y pronunciarse en contra de las expresiones formuladas por la diputada Casado. La construcción de nuestra Democracia demanda un fuerte repudio a tan lamentables declaraciones”, comunicó el bloque en una serie de tuits.
El pésimo ejemplo cívico para la sociedad, los agravios explícitos y la flagrante ignorancia republicana de Casado se dan en un contexto creciente de discurso de odio en Mendoza, que tiene como principal agitador al exgobernador Alfredo Cornejo, quien califica de “parásitos” a sus adversarios políticos reproduciendo la retórica de la propaganda antisemita que encuentra eco en militantes del radicalismo, como Rodolfo Nuñez, el secretario del bloque de concejales de la UCR de Guaymallén quien será apartado de sus funciones por reivindicar, el pasado domingo, al dictador Augusto Pinochet.
Está claro que, más allá de una simulación de disculpas que la legisladora publicó en forma de carta en sus redes sociales, Hebe Casado es una activa y peligrosa militante del negacionismo, postura completamente incompatible con la convivencia democrática y las instituciones de la República. Por lo que resulta intolerable que permanezca un minuto más en una banca de la democracia después de aquel oprobio que la dirigenta de la alianza Pro-UCR se obstina en minimizar.
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