Este miércoles, integrantes de ferias populares de Guaymallén se manifestaron contra el proyecto de ordenanza, presentado por Cambia Mendoza, que busca prohibir el trabajo de estas organizaciones en espacios públicos. La Red de Feriantes del departamento realizó una concentración en Plaza del Encuentro, para luego movilizarse hacia el Concejo Deliberante, donde exigieron ser escuchadas/os. Luego de la protesta, concejales de la alianza gobernante se comprometieron a recibirlos el lunes que viene, en tanto que la Dirección de Desarrollo Económico los convocó a una reunión que se llevará a cabo en los próximos días. EL OTRO dialogó con Stella Fernández, integrante de la Feria Popular de Guaymallén, y con Eliana Ortubia de la Feria Jesús Nazareno, quienes calificaron al proyecto del oficialismo como privatizador, violatorio de los derechos de los sectores más vulnerados, y contrario a la historia e identidad de estos encuentros donde, mujeres en su mayoría, luchan contra la pobreza y la exclusión con las herramientas de la economía social.

Por Milagritos Contreras

Concejales: Jonathan Mazuela (UCR), Fernanda Orellano (Libres del Sur) e Ignacio Conte (UCR). Foto: Concejo Deliberante de Guaymallén.

El proyecto fue presentado por concejales del bloque Cambia Mendoza, entre los que se encuentran: Evelin Giselle Pérez, Martín Ignacio Conte, Soledad Castellanos, María Fernanda Contreras, Adriana Gallo, Matías Fernández, Fernanda Orellano y Lisi Rodríguez. El mismo busca prohibir el funcionamiento de las ferias populares en espacios públicos, para así “regular”, es decir privatizar el trabajo de los y las feriantes llevándolos de esta manera a una total exclusión.

A la manifestación asistieron la Feria de Jesús Nazareno, la Feria Popular de Guaymallén, Creciendo Juntos de Buena Nueva, y también la Feria del Barrio Lihué, acompañando en este reclamo de diversas organizaciones sociales y políticas.

 “Este proyecto es una contradicción total”

Foto de archivo: Coco Yañez

La Feria Popular de Guaymallén tiene historia. En la actualidad aproximadamente el 80 por ciento de sus feriantes son mujeres, y son quienes mayormente han sabido mantener estos espacios de encuentro, intercambio comercial de bienes y servicios, pero también de identidad cultural, organización y construcción colectiva.

En diálogo con EL OTRO, Stella Fernández, integrante de dicha feria, cuestionó duramente el proyecto de ordenanza presentado en el Concejo Deliberante de Guaymallén, que pone en peligro la continuidad de estar organizaciones: “Cerrar las ferias populares en el espacio público es decirle a la gente más precarizada, a las personas más vulneradas, que son los jubilados y jubiladas, trabajadores y trabajadoras que no pueden conseguir trabajo en blanco y que muchas veces son sostén de familia, que no van a trabajar más, que si tienen un mínimo ingreso miserable, no van a poder adquirir nada más para sus hogares”.

Foto de archivo: Cristian Martínez

De aprobarse este proyecto, se atacaría totalmente al valor simbólico y cultural de estos lugares que aportan constantemente a la economía social y popular. “Decir que las ferias tienen que estar exclusivamente en lugares privados es su privatización, y es una contradicción total con lo que es una feria popular; con su génesis, con su identidad, cómo nacen las ferias, dónde nacen y porqué nacen. Las ferias populares nacen en los barrios a través de la organización de los vecinos a partir de sus necesidades, y llegan a las mismas con lo poco que tienen para resolver el problema cotidiano. No es que resolvés toda una semana con lo que podés conseguir ahí, pero solucionás el problema puntual del día. Entonces, si la intención de ‘regular’ las ferias es ‘darle mejor calidad a los feriantes’, eso puede ser para una feria privada, pero no para una feria popular. Si se aprobara esa ordenanza la única posibilidad de feriar será ir a un lugar privado y, lógicamente, nos van a poner el precio que los privados quieran en sus puestos”, afirmó indignada Stella.

Desde el oficialismo hay una clara intención en el atropello a los derechos de los sectores más empobrecidos, ya que no es casual que en la misma línea cierren jardines maternales (SEOS) de la mano de la Dirección General de Escuelas, conducida por José Thomas, se apruebe una ordenanza que prohíba el trabajo de las y los artistas callejeros y comerciantes de la economía popular en el departamento de Godoy Cruz, y hoy en Guaymallén estén por tratar una ordenanza totalmente antidemocrática y contraria al verdadero valor simbólico que tienen las ferias.

El intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, en la apertura del año legislativo. Foto: Coco Yañez

“Nosotros –agrega Fernández- hoy en la feria popular de Guaymallén nos encontramos en un espacio privado, porque en su momento tuvimos una represión donde se nos imputó, y porque cada vez que salimos a la calle a feriar se nos labra un acta, nos persiguen con policías. Durante todos estos años nos hemos ajustado a que lo que conseguimos, para pagar el puesto, el alquiler y algunas tareas que realizan compañeros, como encargarse del sonido, armar y desarmar gazebos. Pero sabemos que un privado no lo va a manejar de esa manera”.

“No se han tomado ningún trabajo en conocer quiénes somos”

Foto de archivo: Cristian Martínez

Como menciona Stella, así como la propia feria cuenta con su historia, a la vez, cada feriante trae consigo también su propio relato. Hay quienes empezaron hace más de 35 años en esta feria cuando aún no era oficializada como tal, así como hay quienes se fueron sumando en los últimos años. “Yo trabajaba en la chacra, pero me pagaban muy poco”; “yo trabajaba de changarín en el Mercado Cooperativo de Guaymallén y no me alcanzaba para nada, me tenían en negro y era súper explotado”; “yo trabajaba en el servicio doméstico, era muy explotada y no tenía con quien dejar a mis hijos”; “un día no tuve qué comer, así que agarré mi bicicleta, me fui a la esquina y la vendí”. Son varios de los testimonios que han brindado muchas de las personas que hoy conforman este espacio de laburantes que luchan por llevar el pan a su mesa día a día. Funciona los sábados, de 9 a 14 hs y los domingos, de 8 a 15 hs en calle Capilla de Nieve y Allayme.

“Hay puntos –prosigue la feriante- que son etapas fundamentales en el desarrollo y crecimiento de las ferias, marcadas por situaciones de híper inflación, la súper desocupación que hubo con la dictadura militar, el gobierno de Menem, estos períodos que van del 2008 al 2001 y donde la feria empieza a crecer. Entonces se llega al 2014 con una feria de 500 personas, que no solamente estaban en el predio sino también en los alrededores. Ahí se produce el desalojo, nosotros nos conformamos como organización, empezamos a luchar hasta que conseguimos estar todos en el Le Parc. Y a partir del 2016 conseguimos una ordenanza que regulaba las ferias populares en el espacio público, que es la que hoy toman de base los concejales de Cambia Mendoza, cortan y pegan, y al final le ponen el sello: ‘Prohibido en el espacio público’”.

La Feria cuando se encontraba en el predio del Le Parc | 2016 Foto de archivo: Cristian Martínez

El proyecto de Cambia Mendoza exige no sólo pertenecer a espacios privados, sino también contar con personería jurídica, lo cual es realmente costoso y burocrático para estos trabajadores y trabajadoras, y además contar con un listado donde se encuentren todos sus integrantes, entre otros puntos: “No se han tomado ningún trabajo de estudiar, consultar, en conocer quiénes somos, cómo vivimos y qué necesitamos, sino que precisaban poner una ordenanza y lavarse la cara, y decir ‘vamos a ordenar y estamos ordenando el departamento’.

“Estamos en el barrio”

Foto de archivo: Coco Yañez

Como aduce Fernández, el encuentro en las ferias populares va más allá del factor económico, porque se trata de un intercambio cultural y social: “Nuestra feria es multicultural, nosotros tenemos compañeros y compañeras de todos los países, y por ende la feria nos ha enseñado que en este espacio no existen los nacionalismos, nosotros somos distintos y, a la vez, uno solo y una sola. Vamos aprendiendo a respetarnos, por ejemplo, cuando ocurre un acto de discriminación buscamos la forma de que también el compañero o compañera que discriminó entienda por qué no debe existir eso entre nosotros. También el hecho de organizarnos y sentir que cada uno es tan importante como cualquiera de los demás dentro de la organización. Como trabajadores y trabajadoras logramos constituirnos en esta feria durante años y, a pesar de los avatares, nos hemos mantenido unidos y unidas”.

“Cuando nos dicen –sigue Stella- que nos van a venir a ‘organizar’, nosotros podemos contar mucho sobre quiénes somos. Podemos hablar de cómo durante la época de cuarentena, cuando nos cerraron las ferias, nos reconvertimos y medianamente pudimos sostenernos muy solidariamente entre nosotros. Estas situaciones que no puede ver el Estado municipal a través de Desarrollo Social, nosotros las vimos, porque estamos en el barrio”.

Foto de archivo: Coco Yañez

Para completar, la feriante de Guaymallén solicitó a los concejales y a las autoridades del Municipio una reunión para discutir sobre este proyecto que intenta ser aprobado sin incluirlos en el debate: “Queremos sentarnos a dialogar, que nos escuchen, nos están excluyendo cuando seremos nosotros los afectados, de resolverse a favor del oficialismo este proyecto. Recientemente enviamos una nota al intendente Marcelino Iglesias pero no ha habido respuesta alguna, también hemos querido dialogar con los concejales pero tampoco nos han llamado”.

“Hay una clara intención de corrernos de los espacios públicos”

Foto de archivo: Cristian Martínez

La Feria de Jesús Nazareno funciona hace cinco años en la conocida, por sus habitantes, “placita de la virgen” (calles Ascasubi y Río Salado). Allí participan cada sábado por la tarde alrededor de veinte mujeres. Comúnmente es acompañada por una radio abierta y por promotoras de derechos sexuales y reproductivos que integran la organización Soy Nosotras.

En entrevista con EL OTRO, Eliana Ortubia, integrante de Jesús Nazareno, denunció a las y los concejales que han presentado este proyecto de atentar contra el trabajo que lograron construir muchas mujeres, luego de años de organización: “Esta ordenanza ha sido presentada sin convocarnos, sin que podamos discutir sobre la realidad que vivimos y nos imposibilita seguir trabajando en espacios públicos, que es donde venimos desarrollando nuestra actividad desde hace tiempo. Nos hemos organizado con otras ferias de Guaymallén para que el Municipio nos escuche, le habíamos pedido una audiencia al intendente pero no hemos tenido respuesta”.

Foto de archivo: Cristian Martínez

“Ellos plantean –continúa Eliana- que las actividades de las ferias se realicen en espacios privados, tener una personería jurídica y un listado de cada uno de los feriantes que pasarían a formar parte de los espacios. Las dos cosas tienen esta complejidad, por un lado ir a un lugar privado significaría pagar alquilar, que cada una de las personas que feriamos realice un aporte, lo que no podríamos sostener. Y, en el caso de la personería jurídica, no lo vemos viable por los costos que implica”.

Según argumenta Ortubia, hay una clara intención de “limpiarlas” de los espacios públicos: “Quieren sacarnos, pero esto significaría acrecentar el empobrecimiento que se está viviendo y, por otro lado, es romper con el lazo social que están sosteniendo estos espacios. Hay una clara intención de corrernos y también de desarticular lo que hemos ido construyendo, donde claramente ellos no están presentes”.

“Siempre se nos ha negado el acceso al espacio público”

Foto de archivo: Coco Yañez

Las mujeres somos uno de los sectores más vulnerados, y en Mendoza ni siquiera contamos con un presupuesto razonable que nos incluya y genere políticas públicas que promuevan el acceso a nuestros derechos. Cuando la ausencia o, mejor dicho, la presencia del Estado para sectores privilegiados es tal, la única forma de organización entre nosotras de manera efectiva es colectiva. “Realmente estamos angustiadas y con mucha bronca. Además de que la plaza donde estamos es un lugar que tiene muy poco mantenimiento por parte del Municipio, ese espacio una vez a la semana se llena de música, de color, es habitado y valorado de otra forma, y sentimos que esto no está siendo reconocido. Además de todo el trabajo que venimos construyendo durante estos cinco años, para que la feria continúe realizando un aporte a las economías de nuestros hogares”, expresó la feriante de Jesús Nazareno.

Eliana concluyó recordando cómo históricamente las mujeres hemos sido ninguneadas, desvalorizadas, y continuamos siendo precarizadas por este sistema capitalista y patriarcal: “También nos indigna que estos suceda porque el acceso al espacio público es algo que a las mujeres siempre se nos ha negado, porque vivimos en una sociedad patriarcal, donde estar solas o expuestas a realizar actividades en distintos espacios es un riesgo, y justamente la feria lo que hace es recuperar eso, desde otro lugar, y poder decir: ‘Aquí estamos todas juntas cuidándonos’. Poder habitar los espacios también es un derecho que tenemos”.

Concentración y movilización

Foto: Gentileza

Finalmente, este miércoles las y los feriantes se concentraron a las 9 hs en Plaza del Encuentro, ubicada en calle España y Libertad de Villa Nueva, para luego movilizarse hacia el Concejo Deliberante y exigir un diálogo que las incluya en la confección de esta ordenanza, que pretende expulsarlas de su derecho a trabajar en el espacio público. Gracias a la organización colectiva y a la lucha popular, el lunes serán recibidos/as por los y las concejales, y también se reunirán en los próximos días con la Dirección de Desarrollo Económico del departamento.

La antidemocrática ordenanza que pretende aprobarse por parte del Municipio no sólo excluirá a los sectores más empobrecidos, llevándolos aún más a la marginalidad, sino que dentro de estas ferias el 80 por ciento que la integran son mujeres, muchas de ellas con hijos e hijas por quienes luchan diariamente y de forma sostenida, para llevarles el pan a la mesa.

Vergonzosamente, se trata de políticas de ajuste que profundizan la desigualdad social, la inequidad y la feminización de la pobreza, empujando así a las mujeres organizadas a ser víctimas, aún más, de este sistema de neoliberal y machista, que intenta anularlas continuamente.

 

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