Ante la falta de respuesta del Gobierno de Mendoza, trabajadores de la salud realizarán esta tarde una colecta de alimentos con el fin de cubrir las necesidades de sus familias. “Con $23.000 por mes, quienes estamos al frente de la pandemia no podemos vivir, pagar alquiler, ni garantizar el alimento de nuestras familias”, describen con crudeza. El llamado a la solidaridad como esperanza en tiempos de pandemia y desafíos inalcanzables para dirigentes especuladores.

Por Redacción EL OTRO.

Foto de archivo: Cristian Martínez

Trabajadoras y trabajadores del Hospital Central mantienen suspendidas sus tareas como medida de fuerza en contra de la precarización. El paro, que se extenderá por 96 horas, está encabezado por agentes con contratos basura y salarios que no alcanzan para cubrir la mitad del valor de la canasta básica. Y, como si no fuese suficiente el destrato, a muchos de ellos se les adeudan hasta nueve meses de haberes.

En el sistema de salud provincial se cuentan alrededor de 3000 contratados, en diferentes categorías de la informalidad laboral. Solo en el Central, el efector cabecera de Mendoza,  trabajan 400 profesionales en esas condiciones, principalmente licenciadas en Enfermería.

Foto de archivo: Coco Yañez

La mayoría de estas profesionales perciben $23.000 mensuales que, con los pagos de impuestos por trabajar y obra social, terminan rondando los $20.000. Sus realidades, al igual que las de cualquier trabajador, no fueron tenidas en cuenta en la última negociación paritaria, como ya es costumbre en la gestión Suarez.

El acuerdo 2021 para los estatales de planta permanente se cerró con un aumento del 20%, más un adicional de $54.000 dividido en cuotas que se pagarán durante el año. Pero en el caso de las y los contratados, el gobierno decretó una suba de apenas el 10%. Frente a la inflación acumulada, la derrota es por goleada: en 2019 los precarizados de salud recibieron como recomposición salarial 3 cuotas de $1.500, y en 2020 –año del inicio de la pandemia- no se les aumentó ni un peso. En tanto, se estima que la canasta de alimentos en Mendoza, a diciembre de 2021, registrará un aumento acumulado en los últimos tres años de 140%.

Foto de archivo: UNCuyo

El 20% conseguido por el personal mendocino de la Salud difiere bastante de los incrementos que recibieron sus pares de San Luis (40%), San Juan (50%), Santa Fe (35%) o Buenos Aires (35%). Ese modesto horizonte local resulta lejano para los miles de contratados, que al igual que todo el personal sanitario, se mantiene desde hace más de un año en la primera línea de fuego frente a la pandemia de coronavirus.

Comer es salud

Foto de archivo: Télam

La principal necesidad para estos trabajadores es poder parar la olla. Es por eso que durante el paro, que comenzó el martes 16, se realizará una colecta solidaria de alimentos no perecederos que serán distribuidos entre las y los perjudicados por las condiciones de precarización. “Con $23.000 por mes, quienes estamos al frente de la pandemia no podemos vivir, pagar alquiler, ni garantizar el alimento de nuestras familias”, reclaman desde la Asamblea de Trabajadores de la Salud Autoconvocados.

La medida de fuerza, denominada “La Salud se inmuniza frente al ajuste y la precarización”, es la tercera en lo que va del año. “Continuamos exigiendo condiciones dignas para trabajar y pago de los sueldos adeudados. Tenemos compañeros que llevan 7, 8 y 9 meses sin cobrar, exigimos pasajes gratuitos para el personal de la salud, ya que el gobierno suspendió el beneficio hasta nuevo aviso. Reclamamos pase a planta de las y los contratados y la inclusión en el régimen 27 para las licenciadas en Enfermería, a las que se les está exigiendo la renuncia de su título para otorgarles el pase a planta interina”, expresa Uma Flores, profesional de Enfermería, integrante de la Asamblea y delegada del Sindicato de Trabajadores Estatales Autoconvocados (Sitea).

Foto de archivo: Seba Heras

La colecta de alimentos se realizará el jueves 18 en el ingreso al Hospital. “A un año de iniciada nuestra lucha y sin respuestas del gobierno, nos dirigimos a la sociedad, a las organizaciones sociales y a los legisladores y legisladoras para que nos ayuden a juntar alimentos para las y los trabajadores”, agregó Uma.

Es difícil pensar que Rodolfo Suarez desande el camino del ajuste. Sus convicciones de dirigente neoliberal no se movieron ni un centímetro con la pandemia. A pesar de los elogios y los agradecimientos públicos, el gobernador de la alianza UCR-Pro descree y desprecia el sistema estatal de salud, tal como lo explicitó en el balance de su primer año de gestión. “Yo hice una propuesta a los mendocinos con un objetivo final, que era esto: que la gente pudiera tener un buen auto, que los ingresos les permitiera el acceso a la salud y a la educación de calidad”, señaló el mandatario al momento de explicar su frustrado plan minero. El sector privado por sobre las prestaciones del Estado, un modelo que expresa y defiende con palabras y refrenda con acciones.

Foto de archivo: Gobierno de Mendoza

La necesidad de un sistema de salud robusto no está en discusión en ningún lugar del mundo. La capacidad de la ciencia y de los profesionales para hacerle frente a una epidemia de escala, tampoco. Lo que si está en cuestión es la responsabilidad de los representantes para ponerse a la altura, y en Mendoza esa carencia no mengua.

 

Las alarmantes condiciones de los trabajadores de la salud de Mendoza