Los Corazoncitos del Bosque es un proyecto sociocultural de protagonismo infantil y valoración de la escuela que acompaña a niñas y niños del distrito de La Primavera, Departamento de Guaymallén. Desde el año 2019 es coordinado por profesionales de la Dirección de Orientación y Apoyo a las Trayectorias Escolares (DOAITE) y colaboradoras estudiantes de Trabajo Social. Basadas en esos ejes, las especialistas y voluntarias brindan talleres de alfabetización los días miércoles, y de protagonismo infantil y Educación Sexual Integral (ESI) los días sábados, ambos en horario de mañana. Este equipo de trabajo junto a la comunidad, tienen como objetivo la construcción de un salón comunitario destinado a inaugurar un merendero, una ludoteca y una biblioteca. Recientemente EL OTRO visitó la comunidad de “El Bosque”, donde pudo dialogar con los y las protagonistas de esta maravillosa experiencia que no sólo se basa en el aprendizaje, sino también en el respeto y el afecto, para así construir un espacio de diálogo y reflexión que promueva el trabajo colectivo, el sentido de pertenencia, la importancia de la escuela, la libertad de expresión, la comunicación asertiva, la igualdad de género y la identificación de derechos.

Por Milagritos Contreras | Fotos: Seba Heras

La comunidad denominada El Bosque, está ubicada en el distrito La Primavera, de Guaymallén. El lugar consta de arbolado, cañaverales y tierra barrosa. Las viviendas son de caña y barro. Allí viven alrededor de diez familias numerosas, con muchos niños y niñas a cargo que asisten a las escuelas Margarita Ulloa, Félix Bogado y Teniente Coronel Aguirre.

Aunque el proyecto comenzó a concretarse en agosto de 2019, es recién durante este año -tras las limitaciones a las que condujo la pandemia- que pudieron arrancar de lleno con los objetivos propuestos. Además plantean que “las familias deben recorrer largas distancias para llegar a las escuelas, teniendo en cuenta que a veces no poseen dinero para los colectivos”.

“Nos gusta mucho jugar, compartir”

Hace unos días, EL OTRO participó de uno de estos cálidos encuentros con Los Corazoncitos del Bosque, en el que entrevistó inicialmente a les niñes que integran el proyecto. En medio de lo que denominan como “la ronda de la palabra”, jugamos con sobres que contenían imágenes de actividades que habían realizado desde que empezó este trabajo social, por lo cual debían recordar y mencionar a qué actividad correspondía cada una de ellas. Festejo del Día de las Infancias, armado de baldosas con tapitas (para el salón comunitario), la tan mencionada “chanchita rosa”, donde reúnen dinero cada semana para construir el salón; el armado del calendario donde registran los cumpleaños mes a mes, fechas especiales y el cual sortean para llevarlo semanalmente cada niñe a su casa; el taller de alfabetización los días miércoles, en el que también comparten un rico desayuno; los arbolitos de cobre y tapitas, la realización de una rifa donde sortearon un huevo de pascua con el fin de reunir plata para la compra de cemento; el collage que hoy identifica al grupo mediante redes sociales y como símbolo del trabajo colectivo que llevan a cabo, son gran parte de las actividades que semanalmente vivencian estos peques.

Vale destacar la emoción que se reflejaba en sus ojos cuando EL OTRO llegó a dialogar con elles, indagándonos sobre nuestro rol social, pero también entusiasmadas y entusiasmados por contarnos cada momento que atesoran consigo mismos en este espacio. “Al principio nos peleábamos y al otro día nos volvíamos a hablar”, mencionan, entre risas, les infantes.

¿Qué es lo que más les gusta cuando se reúnen?, les consulta este medio, a lo que responden: “Que jugamos todos, podemos compartir y no peleamos”, y a lo que otro niño agrega que “cuando nos enseñan a leer y a escribir, o cuando jugamos al ludo”.

“Venimos con mi hermanita porque –prosigue otra pequeña- nos gusta mucho jugar, compartir. Y porque también queremos mucho a la Mariposa”.

“El amor es fundamental”

La impulsora principal de este proyecto es nuestra compañera Mariposa Posa, que dicho sea de paso se destaca, entre otros trabajos, por sus populares historietas con perspectiva de género que semanalmente se viralizan en las redes sociales. Mariposa es también Licenciada en Trabajo Social e integrante de DOAITE. En diálogo con EL OTRO, reflexiona acerca de esta experiencia tan cercana a las infancias: “Cuando empezamos a trabajar aquí, a ellos les costaba mucho abrir su corazón, no hablaban. Cuando les hacíamos la ronda de la palabra se plasmaba un gran silencio, cuando les decíamos que contaran algo bonito de sí mismos, no sabían qué decir, entonces veíamos muchas necesidades en todos los aspectos y había que trabajar muchas situaciones con ellos y ellas”.

“Al identificar –agrega Mariposa- estos problemas de alfabetización, estos malos tratos entre ellos y ellas, entonces empezamos a venir y a encariñarnos de una forma respetuosa y afectiva, este vínculo posibilitó la confianza y el querernos. El amor es una pieza importante en este proceso de acompañar el aprendizaje en muchas instancias, no sólo en la lectoescritura sino también en todo, el amor es fundamental”.

Cuando le consultamos a la trabajadora social acerca de si han notado resultados tras aplicarse una herramienta tan importante como lo es la ESI, argumentó: “Empezamos a notar desigualdades en cuanto al tema de género, algunas inquietudes, comentarios o chistes en relación a la sexualidad, y fue ahí cuando decidimos empezar a aplicar de forma transversal la Educación Sexual Integral  y algunos talleres específicos donde hablamos sobre la misma. La respuesta tiene que ver con lo que han mencionado ellos y es el compartir, porque pusimos mucho énfasis en el respeto y en los buenos tratos. Cuando empezamos a hablar de sexualidad y diferenciábamos sobre géneros y sexo, algunos se iban y luego cuando llegaba el momento del juego volvían. Pero nosotros respetamos todas las decisiones, y algunos muy curiosos que se habían quedado seguían preguntando”.

En este sentido, la historietista relata una anécdota que la sensibilizó profundamente y por la cual sostiene lo crucial de aplicar la ESI en este proyecto: “Al principio me emocionaba mucho el hecho de que las niñas me preguntaran: ‘¿yo también puedo pintar?’. Y eso lo interpreté como que ellas no sentían que tenían derecho a participar, y es por eso que trabajamos mucho la igualdad de género en todos los talleres. Vamos a continuar brindando talleres específicos, y seguiremos con la ESI aplicándola de forma transversal. Le damos mucho protagonismo a las niñas, quienes son minoría dentro del grupo y también para que los varones no invadan los espacios”.

“Este caminito va dando sus frutos”

Las responsables de que esta propuesta se haya materializado son, por un lado,  profesionales que corresponden a la sección 45 de DOAITE, entre las que se encuentran: Mariposa, Alejandra Lauría, Elsa Rodríguez, Silvana López y Eliana Gómez, a lo que se suman como voluntarias: la psicopedagoga María Laura Videla, correspondiente a la sección 10 Este de Godoy Cruz, de DOAITE, y las estudiantes de esta especialidad como Maribel Alcoba, Rocío Crifo y Daniela Cutipa. Las facilitadoras concurren los días miércoles, de 10 a 12 hs, a los talleres de alfabetización, y los días sábados, de 10.30 a 13 hs, a los talleres de protagonismo infantil y ESI, respectivamente.

Alejandra Lauría, Licenciada en Trabajo Social, dialogó con este diario, y relató cómo la impronta de romper con el adultocentrismo, la educación tradicional y/o verticalista, lleva a que les niñes puedan integrarse rápidamente al plano sociocultural, enfatizando también en la educación y en el respeto por les otres: “Estamos con Mariposa trabajando desde el 2019, la primera actividad que realizamos fue ir a una granja, a ‘Mi Gran Jardín’, fue realmente hermosa esa experiencia, los chicos lo vivieron de la misma manera al igual que sus familias, desde ahí empezamos a trabajar en más profundidad. En un principio nos pidieron trabajar con esta comunidad porque los peques faltaban muchísimo a la escuela y tenían poco vínculo con la misma, por lo que pensamos que realizando este trabajo comunitario podríamos lograr esta revinculación con la escuela”.

 

 

Comúnmente asisten alrededor de 15 niños y niñas a los talleres donde se pone foco en su participación activa y más protagónica: “El grupo es muy heterogéneo en cuanto a edades, cursos e incluso de cómo es su aprendizaje, por ende nos hemos dividido en grupos. Por ahí a los que tienen mejor rendimiento escolar les damos otros refuerzos, a otros les estamos enseñando un método específico de lectura y, por otro lado, están las más peques, a las que les damos actividades de nivel inicial, actividades de estimulación”.

Lauría también nos comenta acerca de los resultados que ha ido dando esta experiencia: “Nosotras hemos tenido entrevistas con las docentes, ellas saben que estamos trabajando acá. Incluso les hemos preguntado cómo están los chicos ahora y se ven sorprendidas porque ven que han mejorado su asistencia, suelen ir más frecuentemente, con más entusiasmo, más motivación, los ven más participativos. Les cuentan a ellas lo que están haciendo acá, y la verdad es que para nosotras es también una satisfacción, porque lo que vamos viendo es que este caminito que empezamos en el 2019 va dando sus frutos”.

“También – continúa Alejandra – agradecemos mucho a la comunidad, porque no es fácil que nos reciban y nos permitan estar acá. Ellos no han tenido desde las otras instituciones tanta repuesta, siempre ha costado encontrar eso”.

“Es una forma de romper con el individualismo”

“Pensar en infancias es dar lugar a la complejidad, a la diversidad, al respeto por las diferencias; es pensar en un recorrido singular que deja huella, momento de creación y constitución subjetiva; sosteniendo la posibilidad de ser niño, niña, en cada momento, para cada quien y según sus circunstancias”, remarcan las facilitadoras.

María Laura Videla es Psicopedagoga, trabaja en DOAITE, sección 10 Este de Godoy Cruz, no hace mucho que se integró a este proyecto, pero según nos relata, en este poco tiempo ha compartido actividades muy gratas con las y los infantes: “Hace varios años conozco a Mariposa, justamente en DOAITE. Sabía que ella estaba impulsando este proyecto, pero hace poco más de un mes que le dije que quería colaborar como voluntaria. Vengo una vez al mes, es la tercera vez que asisto. La verdad es que soy una privilegiada, porque vine cuando hicieron el calendario, donde la Mary imprime fotos a color y ellos lo van armando, y a su vez comparten para armar el collage. Después justo coincidí cuando hicieron el logo, donde los chicos armaron con papelitos de colores y los fueron pegando”.

“Los chicos poco a poco van internalizado que está bueno ir a la escuela, aprender”, aduce la especialista, y agrega que “se valora mucho el trabajo en colectivo, es una forma de romper también con el individualismo. El trabajar en equipo, compartir, convivir. Desde la Psicopedagogía, es que como salir un poco del consultorio y entrar en su vida cotidiana”.

Colaboraciones

Aunque en este trabajo colectivo se organizan cotidianamente para seguir desarrollando el proyecto y las metas que se han propuesto, es necesario un compromiso real por parte de la sociedad para promover y apoyar a que, lejos de ser excluidas y estigmatizadas como comúnmente ocurre, nuestras infancias sigan desarrollándose social y culturalmente. Es por ello que desde Los Corazoncitos del Bosque han difundido una campaña para recolectar dinero y materializar sus objetivos:

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«Nadie lo conoce todo ni nadie lo desconoce todo; nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se educan entre sí mediados por el mundo»
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