A través de un proyecto innovador, la escuela Molinero Tejeda logró reconstruir la memoria local. Alumnos y docentes investigaron el pasado reciente de Las Heras, identificaron a las víctimas del terrorismo de Estado y realizaron obras audiovisuales y artísticas para homenajear a los desaparecidos que cursaron en esa secundaria.

Fotos: Coco Yañez

La semana pasada, la Molinero Tejeda abrió sus puertas para mostrar a la comunidad el trabajo de sus alumnos y docentes. EL OTRO visitó esa escuela de Las Heras y pudo conocer de cerca las interesantes propuestas. Kiosko saludable, Proyecto de microemprendimiento, Taller de blog, Jugando aprendo matemáticas y Taller de producción audiovisual, fueron parte de la exposición que se distribuyó en el establecimiento.

Enzo Uño está en el segundo año de Administración pública en el Instituto Superior Técnico de Estudios Económicos de Cuyo. En 2015 egresó de la Molinero Tejeda. “Egresó” es una forma de decir, porque nunca se fue del todo. Hoy volvió, como otras tantas veces, para participar de un homenaje a los desaparecidos de esta secundaria.

En el patio, Enzo lee una compilación de textos originales editados por alumnas y alumnos de la escuela, y preparados especialmente para esta jornada. Muy cerca, la profesora Paula Corazza, directora de la institución, nos advierte que el ávido lector es uno de los iniciadores de Sembrando Memoria, la propuesta escolar de rescate de la historia reciente del departamento. Lo interrumpimos y allí mismo nos cuenta: “Yo iba a cuarto año cuando empezamos con el proyecto de investigación sobre las personas desaparecidas. No tenía mucha información sobre eso y la verdad que es algo muy importante para nuestro país”.

Rodeados por el volumen de la música, decidimos entrar a un aula para poder conversar más tranquilos. Enzo resalta cuánto incidió su paso por la Molinero y su participación en el proyecto: “Me invitaron a venir y vine, y si no me hubieran invitado igual vendría, porque la escuela fue muy importante para mí. Mi vida cambió con Sembrado Memoria. Desde ese entonces me empezó a interesar la política. No levanto ninguna bandera, pero más que nada tengo la idea de ayudar a las personas, por eso estudio Administración pública. Una vez que investigamos sobre los desaparecidos yo me abrí más, no me quedé solo en eso, empecé a leer la historia argentina”.

El exalumno nos relata que fueron los profesores de Historia Rita Caride, de Economía, Facundo Vargas, y de Química, Gerardo Molina, quienes les propusieron comenzar a trabajar sobre la reconstrucción de los 60 y 70. “Conocimos a personas que vivieron esos momentos e hijos de desaparecidos, como Mariano Espeche, que nos contaron la historia”, recuerda el joven. “Hicimos entrevistas, fuimos a lugares históricos e hicimos un video”, agrega.

La investigación, en el contexto del último genocidio, se focalizó en la realidad local y desembocó en la identificación, casi fortuita, de dos desaparecidos que cursaron en esa escuela.

“Un día llegué a hablar con mi abuelo, me contaba sobre las personas que les ponían cemento en los pies y eran tirados al mar, muchos cuerpos que nunca se llegaron a encontrar. Me chocó mucho eso porque yo soy argentino y es un tema que no podemos dejar pasar. Desaparecieron muchas personas, hubo falta de libertad, en ese entonces no nos dejaban pensar”, reflexiona Enzo mientras nos avisan que “el video está por empezar”.

En otra aula, un grupo de alumnos, profesores, personal de la escuela e invitados comparten una filmación estrenada hace unos días. Se trata de un audiovisual realizado por la Universidad Nacional de Cuyo. El video, a través de testimonios de docentes, alumnos y la directora de la Molinero, explica los alcances del proyecto.

En uno de los fragmentos del audiovisual, la profesora Corazza recuerda a aquella docente de cuarto año que fue “inquietada” cuando un alumno le dijo que “en la época de los milicos estábamos mejor”. “Ese es el germen del proyecto”, rememora la docente de Geografía, “a partir de ahí empezamos a trabajar actividades específicas sobre historia argentina y derechos humanos en general”, aclara.

En el video, la alumna Abril Ruiz explica que con el proyecto aprendió “que en la dictadura secuestraban y maltrataban personas por pensar diferente, y que la identidad es un derecho muy importante”. “Aprendí que muchos desaparecidos fueron enterrados en el Cementerio de la Capital en el Cuadro 33”, destaca Miqueas Hidalgo, otro de los adolescentes que integran Sembrando Memoria. También, las alumnas Milagros Pereyra y Rocío Galante cuentan acerca de sus investigaciones sobre los desaparecidos de Las Heras y sus aprendizajes de las pruebas de ADN, clave para determinar la identidad de los hijos de los desaparecidos.

“Lo más fuerte que nos ha pasado es que Claudia Domínguez, la nieta 117, fue preceptora de la escuela el año anterior a la recuperación de su identidad”, cuenta la directora en el audiovisual. Ese es uno de los hechos que demuestran como “los desaparecidos nos llaman todo el tiempo”, señala la profesora Corazza, minutos después de la finalización de la proyección y poco antes de invitarnos para que vayamos a descubrir el friso de homenaje a los desaparecidos, que será una “permanente interpelación para quienes caminen por el patio de esta escuela”.

Los rostros de Carlos Gregori y Aníbal Benítez son redescubiertos por los alumnos de la Molinero. Ambas fotos en blanco y negro están rodeadas por pedacitos de cerámicos de distintos tonos que forman un bellísimo mosaico. La obra fue realizada por los alumnos de la escuela y coordinada por la profesora de Prácticas artísticas Natalia Rosales.

Pero este no será el único homenaje. En una de los cursos del primer piso, “las chicas nos esperan para mostrarnos un mural”. Cada año el proyecto Sembrado Memoria tuvo su concreción final: durante el primero fue un video, luego un mural, el tercer año otro audiovisual y en este 2017, además del friso del patio, los alumnos de cuarto año hicieron una pintada en la que plasmaron los nombres de los desaparecidos del departamento. El mural surgió por iniciativa de los adolescentes, se basó en la investigación escolar y fue posible gracias a la persistencia de los alumnos que vinieron los sábados a trabajar en la escuela.

La emoción pobló el aula con la explicación de las alumnas y se multiplicó cuando una mujer, con su bebé en brazos y la foto de un hombre en la mano, tomó la palabra. Viviana Lourdes Zoppis, recordó a Francisco Escamez, su tío lasherino desaparecido el 27 de octubre de 1976. “Hoy cuando estaba por salir para acá, mi hijo me preguntó: ‘¿Mamá, qué le pasó al tío Nenucho?’. Con cinco años, es la primera vez que me pregunta. Entonces yo traté de explicarle, para que él entendiera: ‘Vos sabés, papá, que al tío Nenucho le gustaba pelear por las cosas justas, y él no quería que la gente pasara hambre, entonces unos hombres malos, que no querían eso, se lo llevaron’. ‘¿Y qué le hicieron?’, me preguntó. ‘Lo mataron’, le dije. ‘¿Cómo a Santiago Maldonado, mamá?’ (Se le quiebra la voz). ‘Sí, hijo, como a Santiago Maldonado’”.

“Yo a esto lo hago para que mi trabajo llegue a tres alumnos, y que esos tres alumnos lleguen a tres más”, dijo alguna vez la profesora Caride para explicar el porqué de este proyecto de Memoria, Verdad y Justicia. Evidentemente, la siembra ha dado sus frutos.

 


 

Proyecto Sembrando Memoria, Verdad, y Justicia

Audiovisual elaborado por el equipo de Educación a Distancia e Innovación Educativa – Secretaría Académica de la UNCuyo para el Ingreso 2018 a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en el marco del Proyecto “La Universidad en la recuperación, formación y difusión de los procesos de identidad y memoria colectiva”.