La nueva banda de Lu Libertina, Marco Meloni, Manuel Mouján, Raúl Sotelo y Fernando Pinto debutan esta noche en Guaymallén a las 22 hs. Con la metáfora encima del niño rubio y rico reventado en la resaca pos 90, el quinteto de rock, con reminiscencias noise y punk, se planta en una escena donde decir es imprescindible.

Fotos: Cristian Martínez

Lu Libertina, Sotelo, Meloni y Mouján.

Partamos desde una primera línea divisoria. ¿Esta noche el público podrá cantar MMLPQP?

Lu Libertina: No queremos politizar el evento. O sea, no queremos pisar a nadie, no queremos bardear a nadie…

Marco Meloni: Creemos que hay que cuidar la investidura del presidente, de la presidenta, de quien esté. No es amor hacia Macri, queremos cuidar su investidura y respetar el Código Contravencional.

Entonces, ¿quiénes no tienen que ir al recital de Macoli Colkin?

Lu Libertina: Que vaya quien quiera pero que después que se haga cargo, que se atenga a las consecuencias…

Manuel Mouján: No queremos que vaya gente violenta, homofóbica…

Lu Libertina: Como decía Kurt Cobain, los homofóbicos, los fascistas no escuchen nuestros discos, no vayan a nuestros recitales.

Es complejo tirar un mensaje y que lo tome alguien que quizá está en las antípodas y lo hace propio, lo tararea con su auricular puesto…

Meloni: Yo creo que el músico ni se entera, por ahí puede interesarle solo cobrar las regalías, o en todo caso es un problema del otro, no de él que no puede estar controlando quién escucha su música. Pasan cosas muy curiosas, por ahí hay gente muy fascista que le gusta mucho la misma banda que a vos también te gusta mucho. Que no se sabe si entendieron el mensaje o lo entendieron como ellos querían. ¿Hay un mensaje único? Ese es otro tema.

Está aquella cuestión según la cual la obra una vez que uno la deja volar ya no pertenece al artista sino que es de quien la toma…

Lu Libertina: Eso es verdad y después te terminan manoseando. Pero también está esa cuestión de decir “yo digo esto que pienso para la gente que piensa como yo” y todos quedamos encerrados en una burbuja donde pensamos igual, todos nos queremos entre nosotros. Está bien, es necesario, pero también el mensaje que uno da debiera llegar a gente que no comparte ciertas ideas, y no se trata de querer convencer.

Mouján: Es como un ideal decir algo y pensar que la otra persona se replantee lo que opina. Ojalá sea así, pero no pasa…

Meloni: En general la gente escucha lo que quiere escuchar o lo que está esperando que le digan.

Lu Libertina: Es como una paja mental esto de que yo sé que vos pensás como yo y estamos repitiendo lo que los dos pensamos. Que el círculo se cierre ahí es medio absurdo porque uno tiene posibilidad de dar un mensaje que tal vez da placer en la gente más cercana, pero ojalá hayan ciertas cosas que le lleguen a otra gente, acercar esa posibilidad de que existe otra realidad.

¿Se imaginan destinatarios cuando uno vive esta experiencia de una nueva banda o simplemente tocan, y si a ustedes les gusta es posible que les guste al resto?

Mouján: No se ha alcanzado a madurar esa idea porque llevamos poco tiempo. Lu, Raúl Sotelo y Fernando Pinto ya tenían canciones de su trío acústico, a mí me gustaban y uno se suma a esas bases.

Lu Libertina: Las canciones que estamos tocando fueron todas escritas por mí. Yo no sé si pienso quién va escuchar las canciones sino en armar cierto manifiesto de lo que uno piensa, cómo plantarse en la situación en la que uno está y ser claro en lo que uno piensa. Tal vez generar cierta inquietud, pero no pienso en el público porque eso siempre te limita.

Meloni: Siempre existe un momento donde uno hace arte quizás tratando de agradar a cierto espacio, cierto mundillo, hasta que llega un momento en que decís “en principio me tiene que gustar a mí”. Eso es fundamental para empezar a hacer algo más real, más genuino, sino sentís que te estás traicionando.

Raúl Sotelo: El whatsapp suena muy tarde en la noche y suena muy temprano en la mañana y eso está lindo, eso le da un color… (se ríen todos)

El nombre de la banda remite inevitablemente a la película Mi probre angelito, también a Mi primer beso, películas en las que el actor Macaulay Carson Culkin se identificaba con un niño prodigio que, después, nos enteramos que terminó reventado…

Meloni: Tenemos ganas de hacer una remake mendocina de Mi pobre angelito, con él, los ladrones, el árbol de Navidad…

Lu Libertina: Macoli Colkin son los 90, las películas que vimos cuando éramos chicas…

Mouján: Es la resaca de los 90, ese chabón rubio lindo ingenuo que esperaba su regalo de Navidad de una familia acomodada, del primer mundo, que después descubrimos que estaba hecho bosta por las drogas, por la explotación, como nos pasó a nosotros. Es un símbolo, si querés, como tantos otros como el chaboncito de Terminator.

Buscamos un nombre simpático, ingenuo pero que escondía detrás una realidad muy heavy.

Lu Libertina: Es el contraste, porque se te viene en la cabeza la imagen de Mi probre angelito e inmediatamente la del chabón destrozado. El pagó con su cuerpo y su mente la explotación que sufrió el niño famoso. Pero queremos que esté bien…

También es hacerse cargo de que lo hicimos mierda…

Lu Libertina: Sí, ¡cómo lo descuidamos!.

Es como Juanse cuando aparece en Almorzando con Mirtha Legrand, con una cruz inmensa, muy religioso, con mensajes provida. ¿En qué momento pasó de “yo quiero mi pedazo” a ese triste papel? ¿Qué responsabilidad nos toca con el ídolo en decadencia?

Lu Libertina: Es re importante terminar con los ídolos, es sano para todos, a cuántos hemos seguido como una religión y hoy nos enteramos que eran “violines”, violentos. Hay que terminar con la movida machista del rock.

Meloni: En los primeros ensayos salieron esas dudas, como: “¿Vieron que Pappo era un violín?”. Es re heavy, en esa época estaba un poco auspiciado de alguna manera, pero las cosas han cambiado.

El rock debe abandonar a los ídolos, el espíritu de transgresión ¿Qué es ser rockero/a hoy? ¿La bandas indies son transgresoras?

Sotelo: Las indies sí son transgresoras, porque hablan de otras cosas y no esperás cómo está tocado ni cómo está dicho.

Lu Libertina: La transgresión es también dejar de lado una vida segura. Dedicarte al rock es una transgresión. Yo lo tengo asumido así, ya no tengo quince años ni me junto con unos amigos para ver si hacemos algo de música. Yo me estoy jugando la vida en las cosas que hago y para mí también eso es una forma de transgresión.

Meloni: Para mí la cuestión transgresora se fue diluyendo mucho en el rock y hoy pasa por cambiar un poco los mensajes. Hoy los roqueros son los modelos de las marcas de ropas más importantes, muchos de ellos parecen esponsoreados por Adidas.

Mouján: el mercado es algo con lo que tenés que lidiar constantemente y el mercado somos todos.

Cuando ganó Macri, con el revival de los 90 algunos pensaron que el correlato serían buenas bandas contestatarias. Pero ese lugar hoy está medio vacío. ¿Ya no se busca en el rock esa responsabilidad de cuestionar, de rebelar?

Mouján: El sistema absorbe todo lo que tiene en contra y lo usa a su favor. El Che Guevara es una remera que se vende en todos lados, lo contestario ha sabido incorporado.

Lu Libertina: El rock sigue teniendo una responsabilidad de decir algo. Yo no creo tanto en la música hecha de forma contestataria, literal, planfletaria, pero sí hay que plantarse en un lugar, absolutamente, y si tenés un micrófono en las manos tenés una responsabilidad.

Meloni: Voy a citar el chiste de Miss polainas! donde está la clásica de muchos roqueros que dicen que todos los políticos son una mierda. Es un mensaje terrible, terminan siendo funcionales a la derecha, al neoliberalismo, a la antipolítica. El micrófono es para decir algo, para tomar postura.

Lu libertina: No vamos a dar un mensaje partidario pero si sabemos quién es nuestro enemigo. Dar mensajes confusos es como el fin del rock, es una mierda.

Volvamos a la primera pregunta que irrita a los fanáticos de La Beriso, ¿se va a poder corear la puteada a Macri?

Sí, lleven sus canciones y vamos a acompañarlas desde el escenario.

 

 

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