¿Qué tendrá el “fito” que hasta el día de hoy despierta suspiros? El 15, 16 y 17 de noviembre Mendoza fue sede del Cuarto Encuentro de Fanáticos del Fiat 600. Setenta y dos autos provenientes de distintos lugares del país y de Chile participaron de la actividad que culminó con una exhibición de los modelos en el Parque General San Martín. EL OTRO entrevistó a quienes ocupan gran parte de su vida en mantener vivo el símbolo de belleza y simpleza que se traduce en este auto.

Por Jo Thomatis / Fotos: Seba Heras

“Mi primer auto fue un fitito” es la más repetida de las explicaciones para sostener el fanatismo por este vehículo redondito que ya se denomina “auto antiguo” más allá de que a muchos todavía los lleva a sus destinos cotidianos y sigue siendo una herramienta del día a día. El Fiat 600 representa una parte de la historia de los autos en Argentina, es símbolo de una época en la que apareció como el auto familiar por excelencia, el “primer autito” de muchos jóvenes que hoy ya están entrados en años y que trasladan su pasión a las siguientes generaciones.

 

“La locura por el 600 nace de la familia, siempre hubo uno, fue el primer auto de muchos, marcó una historia en Argentina. Con poco poder adquisitivo uno podía adquirirlo, y más que nada por la forma que tiene todo el mundo lo adora, lo ven lindo por la forma redondita, por eso le dicen la bolita” explicó Alejandro López, uno de los organizadores del encuentro.

 

“Tatamos de reunir a toda la gente fanática sin importar que tengan o no el vehículo, que vengan a compartir. Queremos que el auto sea la excusa para reunirse con amigos, familia, hacer encuentros más chicos o más grandes, realizar actividades solidarias. Que la gente vea que la pasión por el 600 sigue viva”, dijo López con entusiasmo a medida que ayudaba a estacionar en una rotonda del Parque San Martín a los 72 vehículos que circularon por el centro de la ciudad durante ese fin de semana.

 

Lo cierto es que el público también los añora, familias enteras pararon a saludar con una sonrisa a los fititos de distintas formas y tamaños que decoraron las calles mendocinas. Los anteriores encuentros se realizaron en San Luis, La Rioja, La Plata y este año en Mendoza, pero los fanáticos del Fiat 600 han recorrido el país entero.

Son incontables las historias que existen relacionadas a los fititos, pero una de las más interesantes de este último encuentro en Mendoza es la de Roberto Barragán, de La Plata, que recorre todo el país a sus 88 años con un auto del año 1950 construido con restos de aviones de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un auto poco más grande que una moto. Lo tiene hace 30 años, “lo conseguí porque tenía un amigo que viajaba seguido a Alemania y lo trajo. Es muy peligroso para la ruta porque es muy chiquito pero alcanza los 80 km/hora”, comentó orgulloso su dueño, que es miembro del Club de Cómplices del 600 de La Plata.

 

Fabián Álvarez, de 46 años, también es de  Buenos Aires y del Club de los Cómplices. Fanático del personaje Mate de la saga de la película Cars, se le ocurrió convertir su fitito en una grúa que se asemeja al personaje. “Engancho autos y los levanto en exhibiciones. Mi primer auto fue un 600”.

 

“Siempre lo tomé como un hobbie” relató un conductor que llegó desde Chile junto a su hijo para participar del encuentro. “Compré este auto pensando en mi hijo, estaba botado en una casa, lo compré para restaurarlo. A sus 18 años lo que le regalé fue un Fiat 600 y me siento orgulloso de haber venido dos veces a Argentina con un fitito. Lo que yo quiero es que si algún día no estoy él siga con este legado”.

 

Si bien la pasión por los fititos hoy por hoy es difícil de sostener, sus fanáticos en la provincia trabajan mucho por mantener en condiciones a estos vehículos que estéticamente atraen a multitudes. “Cada vez se nos complica más con los repuestos, traen menos cosas las casas de repuestos para autos antiguos. Ahora lo que ayuda son las redes sociales, como Facebook, donde encontrás gente que vende justo lo que vos necesitás y viceversa”, explicó uno de los organizadores.

Pasó por Mendoza un gran contingente de Fiat 600 de todos los colores, pertenecientes a todo tipo de familias, provenientes de distintas realidades y geografías, para demostrar que en una era de veneración por lo intangible y la rapidez sigue existiendo un recoveco para valorar la belleza de una herramienta de otra época que hasta el día de hoy enamora a quien lo ve pasar.

 

 

 

 

“Este viaje es una constatación del amor de la gente de Latinoamérica”