El pasado 15 de junio falleció el exmagistrado Guillermo Petra, quien se encontraba condenado a prisión perpetua por la comisión de gravísimos crímenes, cometidos en el contexto del delito internacional de genocido. El exjuez Otilio Romano, también sentenciado por delitos de lesa humanidad, reivindicó al peligroso criminal, destacándolo como “su gran amigo y excelente magistrado”. Ambos exfuncionarios judiciales, junto a Francisco Miret y Rolando Carrizo, fueron condenados en 2017 por un tribunal de la democracia, en un juicio histórico que no registra antecedentes similares a nivel mundial.
Por Redacción EL OTRO | Fotos: Coco Yañez
Los restos mortales del criminal Guillermo Max Petra Recabarren fueron cremados durante la última semana.
El delincuente, fallecido el 15 de junio, cumplía prisión perpetua desde hace 5 años, tras recibir una condena de un tribunal integrado por los jueces federales Alejandro Waldo Piña, Raúl Alberto Fourcade y Juan Antonio Gonzalez Macías.
“Los hechos objeto de este proceso resultan constitutivos de crímenes de lesa humanidad, y consecuentemente imprescriptibles, y así deben ser calificados…”, establecieron los magistrado en julio de 2017, en la histórica Megacusa en la cual fueron juzgados y condenados 25 imputados, quienes cumplieron funciones, durante la última dictadura, en la Policía de Mendoza, Servicio Penitenciario Provincial, Ejército Argentino, Fuerza Aérea y Justicia Federal.
El fallo, sin antecedentes en el país, y con escasos registros en el mundo, dispuso la prisión perpetua de cuatro civiles que ocuparon la magistratura judicial federal en tiempos de genocidio e, incluso, durante décadas posteriores a 1983. Además de Petra, recibieron perpetuas los exfuncionarios judiciales Francisco Miret, Rolando Carrizo y Otilio Romano.
Precisamente Romano reivindicó al genocida muerto, mediante un aviso fúnebre publicado en el diario Los Andes. “Otilio Romano y familia participan con profundo dolor del fallecimiento de su gran amigo y excelente magistrado”, lo homenajeó el exjuez federal condenado a prisión perpetua, por haber sido partícipe primario, en decenas de casos, de los delitos de privación abusiva de la libertad agravada por mediar violencia y amenazas, de imposición de tormentos agravada por la condición de perseguido político de la víctima, homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas, de allanamiento ilegal de morada, y autor de incumplimiento del deber de persecución y represión de delincuentes.
Petra, muy lejos de haber sido un “excelente magistrado” como lo ponderó Romano, purgaba una condena a perpetua por ser responsable de repugnantes delitos, entre ellos privación de la libertad, con violencia y amenazas, durante más de un mes (4 hechos). Además de ser partícipe primario en 17 asesinatos, con alevosía, premeditación y la participación de dos o más personas.
Murió Petra. Fue Justicia.