Falleció este martes el exjuez federal Otilio Ireneo Roque Romano, quien fuera condenado a prisión perpetua en 2017 y luego en 2020, por la comisión de gravísimos crímenes, “cometidos en el contexto del delito internacional de genocido”.

Por Redacción EL OTRO | Fotos: Coco Yañez

A los 79 años, en la Clínica Santa Clara de Godoy Cruz, murió Otilio Romano, protagonista fundamental de la pata civil del terrorismo de Estado en Mendoza. Sus restos fueron cremados en el Cementario Parque de Descanso de Guaymallén.

Romano fue fiscal federal entre 1975 y 1983, fecha en que fue designado juez de la Cámara de Apelaciones de nuestra provincia. Acuciado por graves denuncias por crímenes de lesa humanidad, se fugó en agosto de 2011 a Chile, gracias a la ayuda del entonces juez federal Luis Leiva. Allí pidió asilo político por considerarse “perseguido” y, luego de la negativa del gobierno trasandino, fue extraditado a Argentina y, finalmente, destituido de su cargo por el Consejo de la Magistratura.

En 2017, mientras Romano cumplía prisión preventiva domiciliaria, un tribunal de la democracia determinó que el genocida fue partícipe primario, en decenas de casos, de los delitos de privación abusiva de la libertad agravada por mediar violencia y amenazas, de imposición de tormentos agravada por la condición de perseguido político de la víctima, homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas, de allanamiento ilegal de morada, y autor de incumplimiento del deber de persecución y represión de delincuentes.

En 2020, el exmagistrado recibió la misma condena perpetua por aberrantes crímenes cometidos desde su rol en la Justicia Federal.

 

Criminales de saco y corbata