Familiares de Geraldine Alexandra Oro denuncian que la joven sufrió una mala praxis que terminó con su vida. Yera, como la llaman los más cercanos, tuvo un bebé por cesárea en el Hospital Paroissien. Luego de progresivas complicaciones fue derivada de urgencia al Lagomaggiore, donde la operaron tres veces pero no pudieron evitar que una infección grave y generalizada causara la muerte de esta joven madre de dos niños. Vecinas y vecinos de Geraldine se manifestaron frente al hospital y la Municipalidad de Maipú para exigir justicia y el fin de la violencia obstétrica.
Por Redacción EL OTRO | Fotos: Gentileza
El pasado 28 de octubre, en el Hospital Diego Paroissien de Maipú, nació el segundo hijo de Geraldine Alexandra Oro. “No era un día más, nacía Álvaro, hijo, nieto, hermano y sobrino esperado con muchas ansias, a quien no pudimos darle la bienvenida debido al Covid”, cuenta Fernanda Oro, hermana de Yera, tal como la llamaban sus más cercanos.
Geraldine fue sometida a una cesárea programada que contempló, además, una ligadura tubárica, ya que la joven había decidido no tener más hijos. De acuerdo con el relato de Fernanda, quien denunció maltratos por parte del personal de salud, a las 8:40 le practicaron la cirugía a su hermana, horas más tarde notaron que sangraba la sutura en su abdomen, por lo que advirtieron de esta situación a los enfermeros del hospital, quienes desinfectaron la herida quirúrgica y señalaron que el sangrado sería “un punto sin suturar” que al día siguiente examinarían los médicos.
El 29 de octubre, siempre siguiendo el relato de los familiares de Yera, los profesionales del servicio donde se encontraba internada descartaron cualquier complicación posquirúrgica que obligara a su reingreso al quirófano. “Luego no la controlan más, mi hermana comienza a sentir dolores más fuertes, y lo mandan a su marido a comprar unas gotas para que calmar ese dolor”, recuerda Fernanda y narra los pormenores previos al desenlace fatal: “A pesar del dolor, ellos la fajaron el día jueves dos veces, y la hacen caminar para que se deshinche. El día 30 le dieron el alta diciendo que el bebé y la mamá estaban bien. El mismo día, por la tarde, su marido la lleva nuevamente al Hospital Paroissien, ya que los dolores no paraban, pero solo le sacaron sangre, la dejaron en una camilla tirada, y le dijeron que todo estaba bien”.
Sin embargo, el cuadro continuó empeorándose. El 31, tras padecer vómitos y dolores intensos, ingresó otra vez al nosocomio regional ubicado en Maipú donde se resolvió su derivación de urgencia al Hospital Lagomaggiore. “Cuando llega entra directamente al quirófano y nos comunican el parte: a Geraldine Alexandra Oro le habían perforado el intestino provocándole una peritonitis, que derivó en una septicemia. El cirujano nos dice que le han hecho una mala praxis”, explica su hermana.
El 4 de noviembre, luego de tres cirugías, en una de las cuales le extrajeron el útero, Yera falleció debido a la infección grave y generalizada que padecía y que le provocó un paro cadiorespiratorio.
“Por la mala praxis, dejaron a un bebé recién nacido sin mamá, prohibiendo la lactancia y crianza de sus hijos. Nos dejaron sin esposa, hermana, hija y mamá por parte de unos ineptos. Vamos a buscar a todos los culpables, para que no vuelva a ocurrir con otras familias. Justicia por Geraldine Alexandra Oro”, expresaron con indignación sus familiares mediante un comunicado difundido el jueves pasado.
“No se murió, a Yera la mataron”, manifestaron este viernes frente al Hospital Paroissien y la Municipalidad de Maipú. Pero los gritos exigiendo justicia y el fin de la violencia obstétrica no fueron respondidos por las autoridades.
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